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Celebrar año nuevo el 1 de Enero: otra influencia cultural romana

El 1 de enero como el comienzo del año tiene sus raíces en las reformas antiguas del calendario romano, consolidándose con el calendario juliano y manteniéndose en el calendario gregoriano. La evolución del calendario de 10 a 12 meses reflejó un entendimiento en constante mejora de la astronomía y la necesidad de un sistema de tiempo más preciso y práctico.

La celebración del 1 de enero como el inicio del año en el calendario gregoriano tiene una historia que se remonta a la antigua Roma, con varios cambios a lo largo del tiempo. Aquí está cómo se desarrolló:

 El calendario romano original, atribuido a Rómulo, el legendario primer rey de Roma, en el siglo VIII a.C., tenía solo 10 meses, comenzando en marzo y terminando en diciembre. Este calendario cubría solo 304 días, con los días restantes del invierno sin asignar. Los meses de enero y febrero no existían inicialmente.

Reforma de Numa Pompilio: El sucesor de Rómulo, Numa Pompilio, se dice que reformó el calendario alrededor del 713 a.C., añadiendo enero y febrero al final del año, lo que llevó el total a 12 meses y más cerca del ciclo solar.

En el 45 a.C., Julio César introdujo una reforma significativa, creando el calendario juliano. Este calendario era solar, basado en el ciclo del sol en lugar de las fases de la luna, y estableció el 1 de enero como el inicio del año. Esta elección reflejó la importancia de Janus, el dios romano de las puertas y los comienzos, cuyo mes era enero.

ENERO: Januario, el mes del dios Jano

Jano (Janus en latín) es un dios romano único y profundamente simbólico, conocido por tener dos caras, cada una mirando en direcciones opuestas. Esta representación dual tiene varios significados que son fundamentales para comprender su rol en la mitología romana y las prácticas religiosas:

Principios y Finales: Una cara mira hacia el pasado y la otra hacia el futuro. Esto simboliza la naturaleza dual de Jano como dios de los comienzos y los finales. Se le considera el guardián de las puertas y las transiciones, no solo en el sentido físico sino también en el tiempo y los eventos.

Guerra y Paz: Jano también es visto como el dios de la guerra y la paz. En tiempos de guerra, las puertas de su templo en Roma (las puertas de Jano) se abrían, y en tiempos de paz, se cerraban. Sus dos rostros podrían representar la dualidad de estos estados, mirando hacia los tiempos de conflicto y hacia los tiempos de armonía.

Adopción del Calendario Gregoriano:

Reforma Gregoriana: Hacia el siglo XVI, debido a discrepancias entre el año real solar y el calendario juliano, se había acumulado un desfase significativo. Para corregir esto y restaurar la fecha de la Pascua a la temporada que había sido observada en los primeros tiempos del cristianismo, el Papa Gregorio XIII introdujo el calendario gregoriano en 1582.

Este nuevo calendario refinó el sistema de años bisiestos del calendario juliano para mejorar la precisión y mantuvo el 1 de enero como el inicio del año.

Razón para la Diferencia de Meses:
Originalmente, el calendario de 10 meses puede haber sido una forma temprana de medir el tiempo, basada principalmente en las temporadas agrícolas. Los meses de invierno no eran importantes para el ciclo agrícola, por lo que no se contaron inicialmente.

Añadiendo Enero y Febrero: La adición de los meses restantes estaba destinada a alinear mejor el calendario con el año lunar y el ciclo solar, asegurando que las festividades y eventos agrícolas cayeran en las estaciones apropiadas.

OTROS INICIOS DE AÑO DISTINTO AL NUESTRO

varios países y comunidades alrededor del mundo desafían la convención occidental de celebrar el Año Nuevo el 1 de enero. En su lugar, estas culturas siguen calendarios basados en ciclos lunares, solares o combinaciones de ambos, marcando el comienzo de un nuevo año en fechas que varían significativamente a lo largo del año.

China se sumerge en la celebración del Año Nuevo Lunar entre finales de enero y mediados de febrero. Conocido como la Fiesta de la Primavera, este período de 15 días está lleno de festividades que incluyen limpieza del hogar, comidas familiares, fuegos artificiales, y las emblemáticas danzas del dragón y del león. 

En Irán, la llegada del Nowruz cada 20 o 21 de marzo, coincide con el equinoccio de primavera. Este Año Nuevo persa es una celebración de la naturaleza y la vida, marcando el renacimiento y la fertilidad con tradiciones que incluyen la preparación de una mesa ceremonial con siete artículos significativos. Las familias se reúnen para compartir comidas y deseos de prosperidad para el año que comienza.

Mientras tanto, en la India, el Diwali o Año Nuevo Hindú, ilumina el cielo entre octubre y noviembre. Este festival de las luces es una de las celebraciones más importantes del hinduismo, caracterizado por la iluminación de lámparas, fuegos artificiales, y oraciones a Lakshmi, la diosa de la prosperidad. Es un tiempo de renovación espiritual y celebración comunitaria.

Etiopía celebra Enkutatash, su Año Nuevo, el 11 de septiembre (o el 12 en años bisiestos). Esta festividad marca el fin de la temporada de lluvias y es recibida con cantos, bailes y la esperanza de un período próspero por delante. La celebración refleja la rica cultura etíope y su calendario único.

El Rosh Hashaná, el Año Nuevo judío, se celebra en septiembre u octubre. Esta sagrada ocasión es recibida con oraciones, sonidos del shofar y comidas que simbolizan los deseos de dulzura y bendición para el año venidero. Rosh Hashaná inicia un período de reflexión y renovación espiritual dentro de la comunidad judía.

Por último, Tailandia se transforma cada 13-15 de abril durante el Songkran, conocido como el festival del agua. Más que solo una celebración, es un simbolismo de limpieza, renovación y respeto. Las calles se llenan de alegría mientras la gente, joven y vieja, participa en batallas de agua, representando el lavado de la mala suerte y el pecado.