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Acupamar pregunta al Ayuntamientos sobre posibles restos históricos aparecidos en la obra de Rojas Marcos

Acupamar, Asociación en defensa del Patrimonio Histórico ha entregado hoy un escrito al Ayuntamiento preguntando por la naturaleza y características de los restos históricos subterráneos que afloraron ayer en la calle Rojas Marcos durante las obras iniciadas el pasado lunes en dicha calle ante la falta de información municipal al respecto.

Tras contactar con los responsables de Patrimonio del Ayuntamiento de Marchena, se le pide a la Asociación que presente un escrito al Ayuntamiento preguntando por dichos restos y hoy la Asociación ha presentado un escrito interesándose por dichos restos sin que hasta el momento hayan tenido respuesta. Tampoco se ha informado sobre si la obra está sujeta a algún tipo de control arqueológico por parte de algún profesional.

Puede ser una imagen de al aire libre

Los restos incluyen una fábrica de ladrillo con forma de bóveda que siguen la dirección de la calle y han sido hallados a la altura del bar La Cueva, que está integrado en la muralla. Toda la zona es bastante relevante históricamente con la muralla a pocos metros.

La bibliografía histórica nos dice que por ese lugar bajan dos arroyos hacia el Arco de la Rosa, uno desde el Ayuntamiento hacia abajo y otro desde Antonia Díaz y además las primeras canalizaciones de agua y de alcantarillado de 1929 y anteriores pasan también por allí.

Diversas fuentes históricas informan de la existencia de antiguas canalizaciones de agua subterráneas en la zona entre Antonia Díaz y el Arco de la Rosa. Igualmente los vecinos de la zona conocen la existencia de un manantial que aún hoy discurre por la acera del Arco de la Rosa.

Obras entre la calle Antonia Diaz y Arco de la Rosa. 

Al mismo tiempo diversos expertos y grupos políticos han defendido la necesidad de un arqueólogo municipal en Marchena, único de los cuatro grandes pueblos monumentales sevillanos -Osuna, Carmona, Marchena y Ecija- que no cuenta con un arqueólogo municipal para el control de sus obras públicas de forma que las intervenciones arqueológicas dependan de criterios técnicos y no de criterios políticos.  Hasta ahora Marchena viene siguiendo la ley no escrita de todo resto histórico que aparece en una obra con la consiguiente pérdida de información histórica que se produce y que redunda negativamente en los campos histórico y turístico.

Según Jacobo Vázquez Paz  responsable del equipo de arqueólogos que excavó en El Lavadero «En Marchena debería haber un Arqueólogo municipal no solo para el pueblo, sino para su término municipal que es uno de los más grandes de Andalucía, en donde hay doscientos yacimientos, y así se controlaría el territorio, las zanjas que se vayan a hacer para canalizaciones. De esta forma el Ayuntamiento controlaría que las obras que se vayan haciendo lleven su impacto arqueológico si es necesario».

UN MANANTIAL QUE ALIMENTABA LA CASA DE BAÑOS

La Hermandad de Animas de San Juan pidió al Ayuntamiento, el 25 de octubre de 1792 unas casilla situadas en la Plaza de Abajo para la construcción de unos baños, según documento del Archivo de Protocolos Notariales de Marchena legajo 359.

Diego Rivera mayordomo de la Hermandad de Animas de la iglesia de San Juan presenta escrito al Ayuntamiento en agosto de 1792 para que se le concedan las dos casillas del caudal de propios, del Ayuntamiento situado en la Plaza de Abajo «juntamente con el pilar».

Juan Jiménez y Sebastián de Góngora maestro alarife del Concejo las valoran en 2400 reales. La petición fue aceptada, consiguió la licencia y los baños fueron abiertos.

Morales Corrales describe los baños en 1891 y dice que están situados «en el extremo oriental del pueblo junto a la Fuente de San Antonio y arrimadas a la muralla» y que tenían «cuatro piezas, una que servía de depósito de agua, dos de baño, uno público y otro particular y la restante para lavadero. Amenazando el edificio ruina total se mejoró en 1829.