Hasta el 30 de mayo podrá visitarse en San Jerónimo la exposición Resiliencia de fotografías de enfermos de cáncer, obras de Karen Gajate y Patricia Quin, gracias a la Fundación Sandra Ibarra, organización sin ánimo de lucro, con una trayectoria de catorce años trabajando sobre la concienciación para formar e informar a pacientes y supervivientes de cáncer.
Y así a modo de calendario desde Enero a Diciembre se muestran 12 fotografías de otros tantos modelos ocasionales que hablan de enfermedades y de historias de superación. No son modelos profesionales, son historia de carne y hueso, historias escritas en la piel como la de Reyes Ledesma Ponce, Almudena Muñoz Cala y Gonzalo Fuentes Hernández, Fátima Morón Suárez y su perro, Miriam Rodríguez Caro, Eva luz Morilla Prieto una de las primeras niñas supervivientes de cáncer y su hija.
Elizabeth Cañal Pastor, Penélope Doblas Santana, Rosario Márquez Barrera que aparece abrazada a su marido de 85 años Ramón Gil Ramírez, Miguel Pinilla, María, Esperanza Muñoz Salcedo, Marifé Estepa Lobato abrazada a Rosa María Estepa, Angelita Muñoz pavón y Susana Cabello con una historia escrita en su piel en estas imágenes no hace más que intuirse.
En un plano meramente artístico la exposición muestra retratos de personas que han superado el cáncer que muestran desnudas y sin artificios sus cicatrices en la piel, aunque esto no sea lo más importante ni lo que llama más la atención. Las miradas del visitante se van las expresiones de las emociones humanas así podemos entrar en su alma y encontrar gestos de alegría, de ternura, de cariño, de paz, de alegría y de todo aquello que nos hace humanos.
La gran calidad de las fotografías bien merecería la pena muestra independientemente del contenido de la misma y del espacio tan poco adecuado para el disfrute artístico.
Es lo que hace que dicha exposición sea recomendable como un gozo para los sentidos más allá del mensaje de ánimo para los supervivientes y para las personas que deben hacer frente a la enfermedad. Una expresión de belleza para los sentidos, una muestra de cómo transmutar el dolor en belleza qué es una de las expresiones más elevadas del ser humano y del arte.
Si bien la sala exposiciones -por llamarla de alguna manera- de San Jerónimo- no es el lugar más adecuado para una exposición artística, el alto nivel de las fotografías hace que merezca la pena acercarse hasta San Jerónimo el último día en que estarán expuestas estas fotografías que será el próximo Lunes 30 de Mayo.
La Sala ni tiene las dimensiones, ni la iluminación ni las medidas de seguridad suficiente para una exposición, ni esto es una sala de exposiciones: es un pasillo dentro de un edificio municipal pensado para otra finalidad.
Mientras el Ayuntamietno derrocha alegremente en todo tipo de obras inverosímiles que nadie ha pedido, a día de hoy Marchena adolece de la carencia grave de esta y otras necesarias infraestructuras culturales y artísticas.
No tenemos Casa de la Cultura, no tenemos sala de exposiciones, ni siquiera el Ayuntamiento ha tenido la intención en ningún momento de contratar a programadores de actividades culturales que puedan garantizar una amplia programación cultural o turística en cantidad y en calidad. Mientras sigue el dispendio público en obras no suficientemente justificadas ni demandadas por la población, en materia cultural estamos atravesando en Marchena, un desierto cultural que a nadie parece importarle en demasía.
Pese a todo ello personalmente recomendaría encarecidamente la visita a la muestra y detenerse algunos minutos frente al rostro de las dos personas mayores abrazadas y víctimas de la enfermedad que expresan todo su amor, cariño, comprensión, complicidad que se adivina en cada comisura de sus labios, en sus ojos, en cada beso de luz, en este trozo de piel, que se impone a la barbarie del desconsuelo a la herida que sufrimos todos los que sentimos algún amor a la cultura por la actual situación de la gestión cultural y artística de nuestro pueblo.
Y que se solo se salva con esas expresiones humanas convertidas en todo un grito vida de ilusión y de futuro en medio de tanto desprecio a la cultura por la que tantas personas dieron su vida en décadas y siglos pasados en nombre de la libertad.