El afamado pintor Antonio López, una eminencia en pintura de paisajes a nivel mundial, ha realizado una visita histórica a Alcalá, sumergiéndose en sus riquezas paisajísticas y en el legado artístico de la ciudad.
Comenzó su recorrido en el parque de Oromana, en particular en la zona del molino del Algarrobo, y más tarde se sumergió en las creaciones de los artistas de la Escuela Paisajística Alcalareña en el Museo de la Ciudad.
Alcalá, denominada como la «Ciudad de los paisajes», ha mantenido una estrecha relación con la pintura paisajística desde finales del siglo XIX, impulsada por la inspiración que el río Guadaíra proporcionó a numerosos artistas. Hoy, la ciudad presume de su Museo, que alberga obras de prestigiosos paisajistas sevillanos que datan desde 1850 hasta 1950.
Alcalá cuenta con los paisajes, con el Museo de la Ciudad, especializado en este género pictórico y desde hace poco con una colección de cuadros fruto de una cesión, que reúne a los mejores paisajistas de la escuela citada y figuras clave de la figuración sevillana del siglo que va desde 1850 a 1950: Sánchez Perrier, José Pinelo, García y Rodríguez, Barrón, Alpériz, Rico Cejudo, Gil Gallango o Arpa, entre otros. Además de una pujante actividad artística centralizada en el Museo, con concursos, visitas guiadas, formación para los niños, conferencias, presentaciones de libros o exposiciones temporales.
Antonio López, habló de pintura, de historia de la pintura y de la emoción de la pintura, echando mano de su enciclopédico conocimiento de la historia del arte y de sus autores. Se refirió a la historia del paisaje como lo entendemos actualmente que sitúa en el autor francés Corot y de su vigencia actual en paisajistas destacados de España y en él mismo, sobre quien dijo que aunque “amo la pintura hecha del natural, pero eso no salva la pintura”.
Y dejó claves que son al mismo tiempo lección de vida y de pintura, “no hay un paisaje más importante que otro, los grandes paisajistas han hecho grandes paisajes allí donde han estado, no hay sitios con más prestigio para pintar, el prestigio lo dan los autores, no los sitios”. A los autores les pidió que “pinten lo que les emociona aunque no tenga ningún prestigio”, porque “el pintor ha estado siempre condicionado por los encargos hasta el impresionismo y ahora podemos permitirnos el lujo de pintar lo que queremos”.
La visita de Antonio López no solo sirvió para reconocer el valor paisajístico de Alcalá sino también para brindar un coloquio enriquecedor, donde compartió su vasto conocimiento sobre la historia del arte y las emociones en la pintura. De hecho, el pintor dejó una potente reflexión al público presente: “Cuando me dicen que un cuadro mío parece una foto, me echo a llorar”, resaltando la emoción y pasión detrás de cada obra.
Su lección final fue una declaración de intenciones clave para entender su obra, “la emoción del pintor tiene que salir a través de la pintura”, por lo en resumen “cuando me dicen que un cuadro mío parece una foto, me echo a llorar”.