Antonio Manuel Rodríguez Ramos, es autor de «Flamenco: Arqueología de lo Jondo’ publicado por Almuzara libros, que presenta este viernes 16 en el Castillo del Hierro, en Fuentes de Andalucía a las 21:30, pondrá la palabra, José María Cala el cante y Carlos Llave en la guitarra.
Su aportación novedosa es aprender árabe para rescatar el significado de muchos elementos de la cultura flamenca que hasta ahora desconocíamos y acercarla a todos los públicos con un lenguaje emotivo y cercano. «La huella morisca», el Al-Andalus que llevamos dentro, es el libro que lo hizo popular en Andalucía y participó en «Las llaves de la memoria» el documental de Jesús Armesto (Écija, 1978).
Jurista, activista social, escritor, y presidente de la Federación Ateneos de Andalucía, tiene una gran capacidad de comunicar desde la emoción, y despertar la parte dormida de la memoria de los andaluces. Advierte de que la globalización está poniendo en peligro la cultura andaluza. Podremos verle en las jornadas previas a la reunión de cante jondo de La Puebla de Cazalla el jueves 11 de julio a las 20,30 en la Sala Victoria.
¿Por qué hacer un libro en clave poética sobre la memoria de Al Andalus?.
«El libro tenía que tener duende flamenco tanto en la forma como en el fondo. No obedece a los cánones clásicos del academicismo que demasiadas veces no se corresponde con unos aspectos divulgativos. Y demasiadas veces no consigue llegar al público que necesita leerlas. Pensé que la mejor manera de alcanzar al público era usar un lenguaje similar al que habían utilizado el mismo Federico García Lorca uniendo forma y fondo» explica Antonio Manuel.
Sin embargo en el libro hay cantidad de datos apabullantes, lo que ocurre es que en vez de usar una metodología científica está hecho en forma poética en un intento de buscar una voz propia, y reconocible. Yo soy doctor en Derecho y se usar la la formación científica pero entiendo que para el fin que pretendíamos era mejor hacerlo de esta manera. También ha colaborado con grupos musicales como La Banda Morisca que actualmente graba su último disco, con referencias a Fátima de Marchena, Shams Um Al Fuqara maestra de Ibn Arabí.
¿Por qué decidiste hacer un libro como este?.
Hay un vacío enorme en la restauración de la memoria de Andalucía, de una parte de nuestra historia que sin embargo ha conservado su memoria. La grandeza de los débiles y de pueblo andaluz ha sido custodiar todo su pasado en una alacena de los sentidos que es el flamenco, patrimonio intangible. A pesar de que ha sido amputado de la historia, de los estudios clásicos. El que no aparezcan huellas de Al Andalus.
No pueden aparecer porque sería contradictorio. Un pueblo que se refugia, que se oculta, que no quiere desvelar su origen converso. Es normal querer borrar cualquier rastro de su pasado. Los conquistadores también lo hacen de forma que la destrucción de la prueba es descomunal.
Para un pensamiento racionalista y frío y europeo la historia de Andalucía se revela a partir del siglo XIX, y claro eso es realmente inaudito y no admite el juicio más primario.
Encontré la necesidad de este libro a partir de mi anterior libro, la huella morisca. Con la rehabilitación permanente de la Memoria de Andalucía se puede completar el vacío de la historia y se puede construir un relato correcto que corrija el relato extranjerizante del nacional catolicismo español que se funda precisamente en un solar vacío de historia y ocupado permanentemente por extranjeros. Algo insostenible desde el sentido común e impugnado por la generalidad de las universidades del mundo ni admite ninguno de los pensadores importantes.
Este relato novelado de que la historia de España comienza a partir de un determinado momento en que empieza a exterminarse al distinto añadiendo que el distinto no es hispano. Esto no es cierto porque los que se quedaron mantuvieron la memoria y su forma de sentir, cantar, la forma de vestirse. Eso confirman que no se fueron.
Eso no es una anomalía o un paréntesis teórico sino que estamos hablando de los legítimos herederos de la cultura anteriores que son también nuestras cultura hispanogoda la cultura bizantina la cultura hispanorromana y la cultura tartesia estamos hablando de algo tan elemental como que los pueblos que han hecho de la supervivencia y su identidad su saber y su sentir a pesar de que haya pueblo que cuando conquistan intenta que terminar los resistencia que decía Milan Kundera el arma de los débiles frente a los poderosos es una memoria qué es nuestra alma necesidad imperiosa de restituir lo que nos han amputado.
¿Cómo llegan tus mensajes a la gente a la que te diriges en los pueblos de Andalucía?.
-Es una conexión inmediata, es como si hubiera un hilván de plata que nos cosiera los corazones, porque inmediatamente se reconocen huellas de la memoria y empieza a demostrarse que son huellas de resistencia. Empezamos a hacer justamente eso para demostrarnos que no somos judíos ni musulmanes ni moriscos ni marranos.
El objetivo es parecer el más católico del mundo y eso es una huella morisca. Y al mismo tiempo que siguen haciendo lo que siempre hacían, pero olvidan el porqué.
Esto tiene una doble lectura, porque todo esto que se ha mantenido casi intacto durante 500 años, se está perdiendo a una velocidad vertiginosa. La globalización está provocando no solo un ecocidio que pone en peligro nuestra existencia. Está provocando un culturicidio que pone en peligro nuestra memoria y eso es muy peligroso. Porque tan grave es que desaparezca una especie en el planeta como que desaparezca una forma milenaria que decir te quiero.
Exactamente ahora hay mucha gente que reconoce esas huellas de la memoria y llama la atención de que cuando saben el porqué hace lo que hacían las generaciones siguientes ya no lo hacen.
Es el recuerdo lo que nos diferencia del resto de los animales. Para el ser humano olvidar el legado de la memoria es lo que nos vuelve a bestializar. Sí perdemos la memoria probablemente volveremos a cometer los errores que siempre hemos cometido.
El mas alto grados de bestialización puede venir incluso en nombre de la razón. En Alemania mientras escuchaba Wagner se gaseaba a millones de judíos.
El flamenco y la memoria no está hecho solamente de razón sino también de corazón. La reivindicación del sentir y el pensar la hacía hace un siglo Blas Infante y hoy lo recuerdan poetas y escritores como Galiano. Y ahora la moderna neurología lo ha colocado a la vanguardia y empieza a recibir nombre: inteligencia emocional. Algo tan simple como que lo llevamos haciendo toda la vida.
La memoria de los débiles que decía Milán Kundera está en el ADN de Andalucía. La memoria de los débiles está en el flamenco o en la Semana Santa, es la resistencia que está flotando en Andalucía.
Las personas mayores también son libros que se van agotando si nadie los lee. ¿Has recopilado también testimonios orales de los pueblos?.
No he recuperado por escrito la memoria de las personas, pero aprendí a leer esos libros humanos. Me parece una de las metáforas más bonitas que me han hecho. En efecto; los mayores, las piedras y los árboles. Hay una memoria que está en el aire pero que necesita un código fuente para ser interpretada. Nos han extirpado el código fuente. Es como si tuvieras alrededor una red wifi pero no tenemos la clave.
Recordar en latín significa volver a pasar por el corazón. Así empiezo las charlas, recardio. Volver a sentir con el corazón. Lo más interesante es que esto está en todas las tradiciones en Asia en América en África la necesidad de recuerdo. Recordar nos hace humanos.
Pero si a tí te extranjerizan una parte de la historia y te dicen que toda esa parte de Al Andalus ha sido anulada y ocultada y que fue protagonizada por extranjeros y te dicen que no queda nada pese a que tú tienes delante a la mezquita o la Alhambra. A pesar de que tú te estés comiendo una perrunilla con manteca, parecido a la torta de manteca.
Esta tendencia globalizadora está haciendo que todas estas costumbres se vayan perdiendo a una enorme velocidad.
¿Porqué ignoramos lo que nos puede enseñar la cultura de los pueblos andaluces?.
Nos hemos dado la espalda a nosotros mismo. Los mejores expedientes de alumnos de selectividad están protagonizados por chicos de pueblos de Andalucía además en la mayoría de los casos provenientes de institutos públicos. Juan Ramón Jiménez era de Moguer. Federico García Lorca de Fuente Vaqueros, de pueblo. Blas infante de Casares.
Nuestros grandes intelectuales son de pueblo y lo ignoramos porque le estamos dando la espalda a la cultura de los pueblos. El problema es que hoy, se viva en un pueblo o se viva en el centro de una ciudad, todo el mundo ve la misma serie de televisión, consume los mismos productos, visten la misma ropa. Es un fenómeno de destrucción masiva de la cultura. Hay otros elementos que son muy difíciles de destrozar. Nadie va a poder acabar con el flamenco o con la Semana Santa o pero sí se pierden las palabras vinculadas al mundo agrícola.
Cuando descubrí el porqué se lavaban mis abuelos así fue mi primera gran revelación. Observé en Níger cómo se lavaba un niño antes de entrar a una mezquita. Primero los brazos y manos, luego la cara. Comprobé que el niño se lavaba exactamente igual que mi padre o mi abuelo.
Cuando yo le he contado en las charlas la gente inmediatamente se reconoce y me dice se llama agafar. Agafar el lavarse con los brazos la cabeza las manos. Yo les pregunto, porqué se llama Agafar y no lo saben. Es uno de los 99 nombres de Dios en árabe. Significa el perdonador. Lavarse de forma Agafar es pedir perdón.
Es un ejemplo clarísimo de taquilla. La taquilla es la virtud por la cual tú pudieras aparentar lo opuesto sin perder la fe. Tiene que ver con salir del armario porque la taca es el agujero que había en la pared dónde se guardan los secretos. Salir de la taquilla es demostrar quien eres de verdad.