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Arqueólogos plantean la necesidad de intervenir de urgencia junto al Arco de la Rosa para determinar el grado de afección al BIC

Expertos en arqueología consultados por este medio defienden la necesidad de realizar una intervención arqueológica de urgencia en apoyo a la obra de Rojas Marcos junto al Arco de la Rosa, para datar y documentar las estructuras subterráneas y el grado de afección a la muralla -si lo hubiera- y Arco de la Rosa, Bien de Interés Cultural de las últimas lluvias y desprendimientos en la zona. Además señalan la necesaria intervención de Cultura de la Junta al ser la muralla BIC Bien de Interés Cultural. 

Contrariamente a lo que mantiene el Ayuntamiento, el control de la Delegación de Cultura de la Junta es obligatoria en las obras de Rojas Marcos, por su cercanía a la muralla de Marchena, según expertos y arqueólogos independientes consultados por este medio, por estar ubicada a menos de 50 metros de un BIC, Bien de Interés Cultural, tal y como marca el artículo 50 de la ley de Patrimonio, salvo causa de fuerza mayor. 

«Si a día de hoy hay cierto riesgo a monumentos históricos o arqueológicos o posibilidad de daño patrimonial o han aparecido restos no bien documentados hay que actuar de urgencia desde mi punto de vista si no hay arqueólogo en la obra. Otra posibilidad es la paralización de obra, el análisis del expediente por parte de Cultura y determinar si hacía falta en origen una actividad arqueológica preventiva a la par de la obra, o si es necesario ahora una actividad arqueológica de urgencia en apoyo de la obra y que supervise que en ningún caso se daña al BIC ya que las zapatas (base) de las murallas muchas veces engrosan el muro  bajo suelo y tienen un metro o dos más de anchura» expresan arqueólogos y expertos consultados por este medio que prefieren guardar anonimato.

 

«Desde mi punto de vista tendría que haber habido una actividad arqueológica preventiva asociada a la obra y que como no lo ha habido a día de hoy corresponde una actividad arqueológica de urgencia y que los arqueólogos entren allí el lunes, comunicarlo a la Administración. El Ayuntamiento está obligado por ley si han aparecido restos cuya naturaleza se desconoce según articulo 50 de la Ley de Patrimonio y si hay peligro para patrimonio conocido, está obligado a avisar a la Delegación territorial de Cultura» afirman. «Lo que si está claro es que debería ir alguien de la Junta de Andalucía a verlo». 

Arqueólogos consultados por este medio señala la posibilidad de que la zona de circulación del agua subterránea junto al Arco de la Rosa esté canalizada desde época medieval o romana, y se relacione de algún modo con el complejo amurallado, lo que refuerza la necesidad de la presencia de un arqueólogo en la obra, que el Ayuntamiento entiende que no es necesario.  

Las lluvias han provocado oquedades por dos veces muy cerca del principal monumento de Marchena, como es el Arco de la Rosa antes de Semana Santa, dando lugar a una obra de urgencia y el desvío de las procesiones de Semana Santa y la última esta semana el pasado Martes. 

«Si se está trabajando a día de hoy a un metro de la muralla existiendo problemas como los que estamos viendo, con socavones y conducciones de agua soterradas, y sabiendo que Marchena puede tener restos romanos» se hace más imperante la presencia de un arqueólogo.  

Se trata de un Bien de Interés Cultural, como la muralla y Arco de la Rosa por lo que los expertos entienden que es preceptivo y obligatorio que el proyecto de obra haya pasado por la Comisión Provincial de Patrimonio, «no la local, y debe tener un informe técnico indicando si hace falta o no supervisión arqueológico que es la Junta quien tiene la última palabra» detallan estos expertos que prefieren mantener anonimato.

Un informe emitido por el Ayuntamiento manifestaba el pasado Enero que  como las obras «no afectan a los límites del Plan Especial de Protección del Conjunto Histórico» y desde diciembre de 2010 «se delega en el Ayuntamiento de Marchena la competencia para autorizar obras y actuaciones en el ámbito del Conjunto Histórico» y teniendo en cuenta que el proyecto «recibió dictamen favorable por la Comisión Local del Patrimonio el 18 de marzo de 2021» el Consistorio añade que «no está establecida, por el planeamiento urbanísticos o instrucciones particulares, ninguna medida de protección arqueológica preventiva que deba ser realizada para el área objeto del proyecto». 

El arqueólogo consultado por este medio señala que «se equivoca el Ayuntamiento si no ha pasado por la Comisión Provincial de Patrimonio, porque es un entorno BIC y aunque la obra esté respaldada por la comisión Local de Patrimonio están obligados a informar a la Delegación de Cultura que es quien finalmente decide sobre la obligatoriedad del control arqueológico salvo si alguien ha hecho antes un informe arqueológico y haya liberado la zona».  

Además dicho informe municipal determinaba que según opinión de arquitectos técnicos las conducciones de agua que afloraron en enero eran del XIX, por lo tanto carecían de interés histórico, pero en opinión del arqueólogo consultado por este medio «un arquitecto técnico no es competente para decidir sobre posibles restos arqueológicos, eso lo deciden los arqueólogos. En temas de estructuras subterránea bajo rasante, y más si se refiere o justifica la eliminación de cautelas arqueológicas, el informe de un arquitecto técnico no tiene validez ninguna porque no es competente en materia de arqueología» señalan.

«Un informe sobre interpretación arqueo histórica en ningún caso puede estar firmado por un arquitecto solo por un arqueólogo bien privado o bien de la administración pública y más si no se conocía de su existencia, tiene que ir un arqueólogo y decir de dónde a dónde va y por dónde hay que hacer sondeos para sacar datos cronológicos» expone.   

Las zanjas de la obra avanzan a día de hoy muy cerca de un torreón de la muralla BIC en la zona de La Cueva, a aproximadamente un metro exactamente sin que se tenga constancia de la presencia de un arqueólogo ni catas arqueológicas ni información oficial sobre el grado de afección al monumento de los movimientos de terreno provocados por la lluvia.