Asenjo pide a los políticos que «antepongan el bien común a sus intereses personales»
José Antonio Suárez López
Juan José Asenjo que está despidiéndose de la Archidiócesis de Sevilla invitó hoy en Marchena, en el Quinario de Jesús Nazareno a rezar cada día por la patria. «Estamos viviendo en España tiempos difíciles donde no se adivina un panorama despejado» y animó a pedir al señor para que nuestros políticos «anteponiendo sus intereses partidistas o sus intereses personales, dialoguen, hablen, consensúen, busquen lo mejor para el bien común de sus conciudadanos. Busquen siempre la justicia, la paz, la libertad y el bien de todos».
El 12 de Junio tomará posesión de su cargo en la catedral de Sevilla el nuevo Arzobispo José Ángel Sáinz Meneses. hasta ahora obispo de Tarrasa mientras que Asenjo será administrador apostólico y se quedará en Sevilla, salvo en verano que vivirá en Sigüenza, su ciudad natal.
En su despedida de Marchena en el día de hoy, Asenjo se ha llevado dulces de Marchena, una foto de Jesús Nazareno que le ha entregado la Hermandad y vino de consagrar.
Por su parte la Hermandad de Jesús Nazareno en nombre de su hermano Mayor Antonio Martín ha dado las gracias por su ministerio pastoral «gozoso y profundo» desde noviembre de 2009 y ha mostrado su cariño, respeto y homenaje a Juan José Asenjo, «que ha dejado huella en nuestra tierra». «Deja usted una iglesia en Sevilla rica en carisma, con un seminario remozado con Facultad de teología propia» entre otros logros como dejar el patrimonio de la Archidiócesis en «perfecto estado» de revista con todas las iglesias abiertas al culto. «Dejando claro que quiere a las hermandades dejando claro que son un dique contra la secularización» expresó Antonio Martín.
Recordó la firma del convenio de la hermandad con el Arzobispado para el Seminario Hispalense, cuando el Arzobispo agradeció a la hermandad su apoyo a este proyecto, «consciente la hermandad de la necesidad de formación de nuevas vocaciones sacerdotales y nos pidió que siguiéramos en esa línea» indicó el Hermano Mayor.
En cuanto a las obras de su episcopado destacó. «Todo ha sido no por mis méritos, que son muy pocos, sino con la ayuda de Dios». y a partir de ahora «me tienen ustedes a su disposición en el barrio de San Lorenzo, pegado a la casa sacerdotal, a finales de la semana próxima me iré allí a vivir» en una casa de retiro. «Allí estaré, dijo, rezando por los sevillanos, que es la forma más eminente de servir a la diócesis. El obispo Emérito no es un inútil, dijo, y se dedica fundamentalmente a orar levantando las manos por su pueblo» expresó Asenjo.
«No os olvidéis de los pobres» pidió Juan José Asenjo a las Hermandades de Marchena, el Consejo de Hermandades» y todos los asistentes. «Hay cofrades que nunca han tenido un encuentro personal con el señor. Y os pido a vosotros y al resto de miembros de hermandades de Marchena que os encontréis con el Señor. Que aumente vuestra a mistad e intimidad con el señor».
«Un cofrade cabal es aquel que ha tenido una experiencia religiosa honda. Que es amigo íntimo de Jesús, que reza cada día, es una persona de fé, que comulga y confiesa con frecuencia, que oye misa los domingos» y que luego lo lleva a su vida diaria, «hace honor a la fé que dice profesar» todo lo demás «la vara, la medalla» es «accidental» expresó. «Lo importante es el enamoramiento, la intimidad con el señor».
Un encuentro con el Señor que nos ha de llevar, dijo «a los hermanos». Ese amor, dijo, «debe ser universal, que no admite exclusiones, debemos amar a todos, incluso a los enemigos, especialmente a los enfermos, a los empobrecidos por la crisis» y que «el que no ama a su hermano es un homicida, porque no podemos decir que no amamos a Dios si no amamos al prójimo».
«En esta coyuntura tan difícil y dolorosa debemos hacer un esfuerzo gigante por estar cerca de los pobres y de los empobrecidos por la crisis».
En una lápida sepulcral del siglo V de Asia Menor, se describe a Jesús como «el hombre de los ojos grandes» lo que nos describe a «Jesús viendo, percatándose de los dolores y de los padecimientos de los demás. Y así debemos ser los cristianos, no podemos pasar de largo ante la persona que sufre, ante la persona excluída, descartada».