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Así es la realidad del Covid en una noche de urgencias, según el relato de un enfermero

El estremecedor mensaje de alerta del enfermero de Mairena del Alcor Pedro Madroñal, ha sido compartida 16.000 veces desde que fue publicada en su perfil de Facebook a mediodía de hoy y cuenta lo que  ha visto en una guardia de fin de semana en el quirófano. El afirma que «no es alarmismo, es la cruda realidad» y que publica el mensaje para «concienciar, se puede vivir alegremente extremando los cuidados o se puede vivir al otro lado del espejo».

Su objetivo es «hacer un llamamiento al sentido común, la responsabilidad y la cordura. Trato de pedir ayuda» y hace un llamamiento a olvidar las «hipótesis conspiranoicas, las incredulidades, los derechos a no cumplir las normas, las soluciones mágicas, olvida la incompetencia política, la ausencia de liderazgo, la propaganda, la desorganización, y vamos a cambiar la realidad, sí, vamos a cambiarla».

Pide actuar «como ya muchos lo hacéis, extremando la limpieza, la distancia, la ventilación (importante), cumple con la cuarentena, cuida de los más vulnerables y así, con suerte, no te verás bocabajo ni tú ni los tuyos con un tubo en los pulmones».

«Rocío, paciente Covid de 38 años, rompió a llorar cuando le dijo el médico intensivista que la iba a sedar para intubarla porque con el oxígeno a presión no remontaba.  Cristina, enfermera desplazada, rompió a llorar cuando tenía que cambiar los parámetros de tres respiradores al mismo tiempo porque los tres pacientes desaturaban».

«Carmen, anestesista, rompió a llorar mientras hacía las veces de médico de UCI y le ingresó Antonio, paciente multipatológico descompensado. José Carlos, enfermero con 12 días de experiencia profesional, rompió a llorar cuando llevaba 6 horas vestido como un buzo trabajando en la UCI de pacientes Covid y le mandaron cambiar los parámetros de la jeringa de perfusión de Manuela».

«Miguel, auxiliar de enfermería, rompió a llorar cuando José le rogaba que le pusiera una vídeo llamada con sus hijos para despedirse por si no salía de esta».

«Todos son personas reales y compañeros de carne y hueso con padres, hijos y parejas, todos tristemente agotados, todos con miedo y todos piensan que no tienen la culpa de vivir lo que están viviendo».

«Es posible que en los próximas semanas seamos testigos de una realidad que jamás imaginamos y la única manera de cambiarla es disminuyendo los contactos y hacerlo en cualquier caso en las mejores condiciones aire libre, mascarilla, distancia e higiene» concluye.