Ya no se debate entre izquierda y derecha, entre campo y ciudad, entre tortilla con cebolla o sin cebolla. No, ahora la gran disyuntiva es: ¿avanzar o saber más?.
Antes, para avanzar había que estudiar, leer, pensar… incluso había quien leía libros (¡locos!). Pero ahora nos dicen que no, que avanzar es otra cosa. Avanzar es «ser modernos», y ser modernos es, al parecer, saber menos, pero más rápido y con más luces de neón.
El Saber (Polvoriento) vs. El Avance (Cool)
Don Erudito el Pesado, espécimen en peligro de extinción es de esos que, cuando le preguntas por una iglesia en Marchena, no solo te dice el nombre, sino que te suelta que «fue levantada en el siglo XV sobre los restos de un templo almohade, y que en su interior se conservan frescos renacentistas de influencia florentina.» ¡Cállate ya, hombre! ¿Para qué queremos saber tanto? ¿Para aburrirnos? ¿Para no poder ver TikToks tranquilos?.
Don Erudito es el tipo de persona que lee contratos antes de firmarlos (¡qué antigüedad!), que duda cuando un político le promete el oro y el moro, y que prefiere profundizar en los temas en vez de quedarse con el último titular incendiario en Twitter.
Total, un pesao.
Don Moderno el Avanzado del pelotazo es el triunfador del siglo XXI. Avanza que da gusto. No mira atrás, no lee, no se informa, no se cuestiona nada de lo que le dicen. Él tiene claro que la historia es una antigualla y que el futuro se construye con frases motivacionales y reels de Instagram.
Si le preguntas por un convento en la Campiña Sevillana, te responde: —¿Eso qué es? ¿Un hotel rural con spa?. Si le hablas de la historia del vino en Marchena, se ríe: —¡Yo solo bebo lo que sale en los anuncios!. Don Moderno está convencido de que «filosofía» es el nombre de un perfume y que estudiar historia es una pérdida de tiempo porque «lo pasado, pasado está».
A Don Moderno le da igual si en Marchena hubo una Guerra del Vino, si los conventos guardan siglos de historia o si el patrimonio es la clave del turismo sostenible. Él solo quiere fotos bonitas y eslóganes cortos, muchos likes, muchos enlaces y un post cada media hora para que no haya tiempo de pensar mucho. Y si pueden incluir un bailecito viral, mejor.
¿A Quién le Interesa que Sepamos Menos?
Ahora bien, ¿quién gana con esto de que avancemos sin saber?. Pues muy fácil: los que mandan, los que venden, los que manipulan.
Porque si la gente deja de leer, de investigar, de conectar puntos entre el pasado y el presente, se convierte en una veleta al viento de lo que más grite en cada momento. Hoy esto es bueno, mañana es malo. Hoy esto es progreso, mañana es retrógrado. Hoy esto es verdad, mañana se cambia porque lo dice el lider.
Y mientras tanto, ¿dónde queda el saber ancestral de nuestros pueblos monumentales?. Los conventos, las murallas, las leyendas, las batallas históricas, el arte religioso y civil… Si nadie lo estudia, si nadie lo cuenta, si nadie lo pone en valor, ¿qué nos queda? Una Campiña Sevillana que pierde su esencia porque nadie se paró a contarla bien.
¿Conclusión? Pregunta en Marchena
Si todavía estás dudando entre avanzar sin saber o saber para avanzar, haz la prueba. Vete a Marchena, a Écija, a Carmona, a Osuna, y pregúntale a cualquiera:
—Señor, ¿se puede avanzar sin saber?
Y verás lo que te responde con su sabiduría de pueblo:
—Mira, niño, el que no sabe de dónde viene, no sabe ni pa’ dónde va.
Así que ya sabes: no dejes que te vendan el avance sin conocimiento, porque eso es como ponerle un motor de Fórmula 1 a un carrito de feria. Mola, sí, pero en la primera curva, te estampas.