El beleño negro hazen enloquecer, y engendrar sueños muy graves, por donde se tiene por peligroso usar dellas. según escribió Dioscorides, en su obra «A cerca de la materia medicinal, y de los venenos mortiferos».
Según algunos autores el beleño fue la especie más popular medicinal y ritualmente en Europa en la antigüedad. Mencionado por los antiguos egipcios en los papiros de Eber (1500 a.C.), así como por por Plinio y Dioscórides, quien lo prescribía como somnífero y analgésico ya en el siglo I.
Conocido como “la hierba de las brujas”, durante la Edad Media el beleño alcanzó una gran relevancia al ser utilizado por magos y curanderos en la preparación de brebajes, filtros amorosos y ungüentos. Suele conseguirse con gran facilidad en tierras baldías, aceras, jardines, campos, entre muchos otros sitios más.
La atropina, uno de los alcaloides es fácilmente absorbido a través de la piel y tiene efectos alucinógenos. La inhalación del humo resultante de quemar sus semillas o la exposición cutánea producían la sensación de volar, siendo posiblemente este el motivo de que se representara a las brujas volando en escobas.
EL USO DEL BELEÑO EN MARCHENA
Para que la Madre Isabel de San José rectora del colegio de niñas huerfanas de Santa isabel perdiera el sentido le echaron en la cabecera de la cama polvo de beleño negro, provocándole delirios epilepsia, insomnio, terrores, bronquitis asma, etc. Dijo Teresa de Santa Rosa, una de las alumnas del colegio en el juicio que se abrió en Febrero de 1706 por intento de asesinato y robo.
Así la Madre Isabel enfermó y llegó a perder el sentido por las raíces de ajonjera y cebolla albarrana que molida en polvo le echaban en los pucheros y en las lentejas y en la bebida, simiente de gusanos de seda.
El conflicto dentro del convento comenzó cuando según testimonio de Teresa de Santa Rosa, dijo haber visto a las cuatro acusadas planear el casamiento de la alumna Isabel de San Pablo con el carpintero José Carmona robando el trigo del pósito de la iglesia y de la Virgen al objeto de pagar dicha boda.
La Madre Isabel, para impedir la boda, y evitar el robo les quitó las llaves de las oficinas del colegio y prohibió que le diesen a José de Carmona ningún tipo de bienes. La cuestión terminó con una querella criminal contra cuatro monjas del convento y colegio entonces ubicado en el edificio de La Milagrosa.