La Cabalgata aún no había llegado a San Agustín cuando ya Sevilla y San Pedro estaban atestadas de gente, muchos de fuera de Marchena. Igual sucedió tras el paso por Rojas Marcos y Madre de Dios.
Muchos no recuerdan una cabalgata de Reyes con tanta gente en las calles a lo que ayudó la ausencia de frío en las primeras horas del recorrido. el gran despliegue mediático en torno al evento que contribuye a llevar fuera de nuestras fronteras lo que aquí sucede, y el efecto multiplicador de las redes sociales, así como las cantidades de regalos, peluches, balones y todo tipo de sorpresas que sale de las quince carrozas, abastecidas por el sector público y recrecidas por los propios responsables de las carrozas y empresas privadas.
El día de Reyes los marcheneros disfrutamos de lo lindo, y eso se nota y se contagia rápidamente y aunque la belleza en las carrozas no es más sobresaliente que en otros, lugares, -especialmente las más recientes andan algo desangeladas- el ambiente es único. Los marcheneros lo damos todo por Reyes; cantamos bailamos nos desgañitamos y hasta nos tiramos por los suelos con tal de recoger algo de ilusión.
Baltasar lo dió todo, especialmente en el tramo final, justo en la puerta de su casa cerca da la Peña Bética con un público entregado por centenares, contó chistes, gracias a un micro incorporado a la megofonía de la carroza, a través del cual ella dialogaba con el público, entregó balones y sobre todo fue capaz de congregar a un grupo humano que hasta el último minuto de la Cabalgata estuvo animando, cantando y bailando y que tenían energía para empezar de nuevo otro recorrido.
Tampoco faltaron los fuegos artificiales en calle San Sebastián ni el anunciado punto de entrega de regalos a los alumnos de la escuela de José Antonio Luque que también se entregó en cuerpo y alma. Una cabalgata que solo le falta que vuelvan las bandas del pueblo, y que se puedan compatibilizar con las músicas de animación de otro tipo, que tan buenos momentos están dando a la Cabalgata.