Los cantos de siega son composiciones anónimas que surgieron en el contexto de las sociedades rurales, durante las distintas etapas de trabajo agrícola, como la siega, el acarreo, la trilla y la limpieza de los cultivos. Estas canciones reflejan la vida en el campo, las herramientas utilizadas y las mañas de los segadores. Al escucharlos, podemos adentrarnos en el escenario de las faenas agrícolas, donde las hoces, guadañas y trillos eran protagonistas.
Los cantos de siega describen la cuadrilla de segadores, con su orden jerárquico liderado por el mayoral, o manijero y seguido por los medieros, el rabero y el atador, encargado de formar las gavillas. Estas melodías capturan la esencia de la vida campesina y las largas jornadas de trabajo bajo el sol ardiente de Andalucía.
Difusión de los Cantos de Siega y de Trilla
Los cantos de siega y de trilla han trascendido las faenas agrícolas y se han plasmado en diversas manifestaciones artísticas. Además de formar parte de canciones populares en todo el mundo, podemos encontrarlos en obras musicales como la zarzuela y la opereta. Incluso, algunas composiciones emblemáticas de la música catalana, como «Els Segadors», y el Himno de Andalucía, compuesto por Blas Infante, se inspiraron en la esencia de los cantos de siega.
Destacados escritores, como Federico García Lorca y Lope de Vega, también han dejado su huella en la literatura española al incluir estos cantos en sus obras. García Lorca recogió valiosas composiciones de siega, como «Axa, Fátima y Marién» del siglo XV, mientras que Lope de Vega creó un canto alegórico del paso del tiempo en forma de poesía.
Cantos de Trilla: El Ritmo de la Faena Rural
Los cantos de trilla, también conocidos como trilleras, son un palo flamenco de origen folclórico. Estas canciones tienen sus raíces en las labores rurales y están asociadas al trabajo de trillar los cereales.
El cantaor paternero José Manuel Mariscal «El Seguirilla» nos lo describe de la siguiente manera: «Antes se trillaba en la era. Entonces ponían un trillo y se montaba un hombre e iba cantando para que las bestias fueran hermanás, que no extrañaran ná. Iba cantando los cantes estos de trilla».
Se interpreta sin acompañamiento musical, sólo el monótono sonido del trillo, el retintinear de los cascabeles y campanillas sujetos a las caballerías y los arres de estímulo a las bestias.
A diferencia de los cantos de siega, las trilleras se ejecutan sin acompañamiento de guitarra. En su lugar, se utilizan cascabeles o campanillas para marcar el ritmo básico, evocando el sonido de los animales de tiro durante la trilla en las eras. Los cantaores complementan el cante con voces arrieras, estimulando así el trabajo de las bestias.
Muchos autores, como José Carlos de Luna, y los cantaores que la interpretan, consideran la trillera emparentada con la nana.
Rufino de Paterna afirma que se canta a las bestias para hacer más soportable su trabajo: «Les cantaban los cantes de trilla a los animales, que es parecido a la nana. Igual que a los niños se les canta la nana para dormirlos, y a los animales se les cantaba porque se animaran. Se les cantaba, se distraían los animales. ¡vamos a verle, ay la yegua, ya vamos a terminar! » Se les cantaba a los animales «para no aburrirles, para distraerlos, para animarles, y cogían su compás con el cante».
Los cantes de trilla, como otros cantes camperos, son cada vez más difíciles de escuchar. Son pocas las localidades como Paterna de Rivera donde se pueden encontrar algunos cantaores que todavía los conocen y continúan interpretándolos.
El Legado Cultural de Andalucía
La riqueza cultural de Andalucía se ve reflejada en sus tradiciones y manifestaciones artísticas. Los cantos de siega y de trilla son una muestra de la conexión profunda entre el pueblo andaluz y la tierra que trabajan. Estas canciones transmiten la sabiduría de generaciones pasadas, el esfuerzo de los trabajadores del campo y la pasión por preservar sus raíces.
En la actualidad, es fundamental valorar y preservar este legado cultural. Los cantos de siega y de trilla siguen siendo interpretados y transmitidos en eventos y festivales folclóricos en toda Andalucía, manteniendo viva la memoria de las antiguas faenas agrícolas.
En el corazón de estos cantos se encuentran las historias de los segadores y los trilleros, las herramientas que utilizaron y las melodías que entonaron. Son parte de la identidad de la región y merecen ser celebrados y preservados para las generaciones venideras.