Carmen Arcas recibirá mañana el homenaje como saetera del año por la Peña Flamenca dentro de la Exaltación de la saeta. Persona muy implicda en la Parroquia de San Miguel y en la Asociación de la Merced, es además una de las saeteras mas conocidas de Marchena y colabora gratuitamente como profesora en la Escuela de Saetas del Señor de la Humildad, la primera de España.
Junto con Antonio Lebrón, José Manuel Díaz y Conchi Pérez es uno de los cuatro profesores que se hicieron cargo de la Escuela de Saetas de la Hermandad de la Humildad cuando Roberto Narváez anunció su retirada.
«Yo creo qu Roberto Narváez no va a dejarlo del todo aunque él diga que sí, yo creo que no, porque ahí no creo yo porque a él le gusta muchísimo», comenta Carmen.
Sobre cómo va a ser el acto de mañana Carmen Arcas afirma que «la verdad, no tengo ni idea depende si me preguntan algo, pues contestaré. A lo mejor hablan un poco de mi trayectoria como saetera y yo voy hablaré de mi experiencia y después sí encarta pues cantaré una saeta o dos y lo disfrutaré».
Sobre el futuro de los saeteros de Marchena destaca que está garantizada la saeta para varios años. «Actualmente hay un grupo de jóvenes de 18, 20 o 25 años más o menos y son buenísimos, llevan muy poco tiempo y se defienden estupendamente» exspresa Carmen Arcas.
«Yo fui una persona muy torpe para cantar y para aprender la saeta. Yo no fui a la Escuela de Saeta para cantar, no me lo había planteado. Yo fui a la Escuela de Saetas para aprender a escuchar la saeta y a distinguir qué era una saeta por seguidilla de una cuarta. Yo no distinguía ni siquiera una cuarta de una quinta, no sabía si era de Jesús o de la Humildad, porque en mi familia no ha habido una tradición mis padres no son de Marchena y la verdad en mi casa nunca se ha cantado saeta» explica Carmen Arcas.
«Me gustó, perseveré y por circunstancias empecé a cantar en la calle porque mi hijo se metía debajo de la Veracruz y me decía mamá hija, canta algo que está tu hijo debajo. Y por ahí empecé, me quité un poquillo el mied. A lo primero me iba donde había poca gente poca gente y después me fui soltando un poquito y fui cogiendo confianza» explica.
«Todo el mundo no se atreve a cantar en público porque ten en cuenta que cuando se canta en la calle tú tienes que coger el tono y hay ese bullicio, que te mira la gente, a lo mejor sale un poquito un poco subida de tono y ya te entra el miedo si vas a llegar a terminarla, si vas a coger el tono un poquito bajo y te vas axfisiando por abajo. En fin que no es muy fácil».
La primera Escuela de Saetas fue la de Marchena por eso venían alumnos de diversos puntos pero ahora ya hay Escuelas de Saetas en mucos pueblos. Con esta escuela Carmen ha contado en muchos lugares de España.
«Yo siempre he dicho que hay saetas de Peña, de concurso, de iglesias y de imágenes pero antes que nada una saeta es una oración, para mí. Una saeta es una oración, después cada uno tiene su perspectiva y hay iincluso gente que no son creyentes y cantan porque le gusta el estilo incluso van a concursos y son unos buenísimos saeteros. Pero para mí la saeta es una oración. Una oración que sale de dentro».
«La saeta de Marchena es mucho más valorada fuera que dentro de Marchena. Aquí en Marchena todo el mundo quiere la saeta con más gorgoreo, más flamenca, sin embargo nosotros con la Escuela de Saetas hemos estado cantando en Zaragoza, Logroño, y en las tres catedrales de Extremadura y allí nos piden las antiguas. Porque en cualquier sitio se oye uan saeta flamenca pero no una quinta del Cristo sentida, no pregonada. Sentida, sacándotela del corazón» indica Carmen Arcas.
«La saeta carcelera tiene un poquito de flamenco porque la carcelera ya nace en el siglo XIX, ten en cuenta que la saetas de Marchena más antiguas son del siglo XVII y el flamenco no empieza hasta finales del XVIII o principios del XIX. La cuarta del Señor de la Humildad que ya tiene un poquito de quiebro muy poquito es del siglo XVIII y nuestras saetas marcheneras lo tienen todo porque tienen el sentimiento, lo más principal y encima van narrando la Pasión de Cristo» expresa Carmen Arcas.