La secularización y la disminución del clero en Francia han llevado al cierre y venta de numerosas iglesias en todo el país. Estos edificios, algunos de gran valor histórico y arquitectónico, han generado debates entre aquellos que buscan preservarlos y aquellos que desean darles un uso más práctico y rentable.
Un caso que ha llamado la atención recientemente es el de Julien Cohen, un empresario y presentador de la televisión France 2, que mostró interés en comprar la iglesia de la Madeleine en 2022 y transformarla en una tienda de antiguedades y objetos de segunda mano como ya ha hecho en oglesias de otros municipios cercanos de entre 15.000 y 25.000 habitantes. Problema: si el Ayuntamiento es propietario del lugar, éste es utilizado por la Iglesia para el culto y no tiene intención de separarse de él. Encontró así la oposición de los vecinos y del Obispado y el proyecto se trasladó a otro lugar un año después.
Por parte del Ayuntamiento, Fabien Verdier que participó el año pasado en un hermanamiento con Marchena con viaje de los ediles marcheneros a Francia, “ agradece calurosamente a Julien Cohen por haber querido invertir en Châteaudun. Ve un lugar sólido para una casa de vendedores de segunda mano. Después de un debate, debemos intercambiar pacíficamente y serenamente«. Esas fueron sus declaraciones iniciales.
El empresario afirmaba que la iglesia de la Magdalena sólo se utilizaría cinco veces al año como mercado y que su intención es «impulsar la economía del centro de Châteaudun» poniendo como ejemplo el cercano pueblo de Péronne: que «desde su apertura, ha revitalizado considerablemente el centro de la ciudad ”. Además de traer visitantes, asegura que también puede traer nuevos residentes.
Aunque Chateaudun cuenta con cuatro iglesias, solo una es utilizada regularmente para la celebración de cultos importantes como los de Semana Santa o Domingo de Ramos, cuando varias parroquias se congregan en una debido a la escasez de curas. Si bien ha sido sede de diversas exposiciones, la idea de vender una de las iglesias para fines comerciales encontró resistencia por parte de los vecinos.
Finalmente tras oposición de muchos vecinos, y una petición en línea que recogió más de 2.800 firmas, mas el veto de la diócesis de Chartres la instalación inicial en la iglesia de la Madeleine se detuvo en seco.
Al lado de esta iglesia de Chateaudun se encuentra un edificio también propuesto por el Ayuntamiento, del antiguo Hôtel de Dieu, que gustó al comerciante y finalmente el mercado de antiguedades y segunda mano se instaló en él, evitando de esta forma que el proyecto saliese de Châteaudun. Pero el mismo empresario ya tiene, negocios similares en Péronne (Somme), Vézelay (en una iglesia), Avalon o Nevers (en otra iglesia).
Lo que si es cierto es que hoy en este municipio y según explican los propios vecinos se alquilan iglesias en desuso para fiestas y eventos olvidando el hecho de que las iglesias y sus terrenos aledaños fueron en el pasado los únicos cementerios disponibles y legalmente establecidos.
La iglesia de la Magdalena, en Chateaudun se utiliza, desde Pascua de Resurrección hasta el día de Todos los Santos, hay bodas, celebraciones y no hay planes para desmantelar esta iglesia y desconsagrarla según la Diócesis.
Según la diócesis se habían desarrollado conversaciones entre el Ayuntamiento y el empresario sin hablar con el párroco, ni a la comunidad católica.
Si el municipio de Châteaudun es realmente propietario del lugar, la diócesis de Chartres es la usuaria – más precisamente disfruta de una cesión de uso – y se beneficia de un estatuto especial según la ley de 1907 sobre el ejercicio público de la religión : “ el cesionario tiene el uso de la iglesia para la celebración del culto. Cualquier otro uso es ilegal ”. A menos que haya sido desmantelado, es decir, que ya no esté destinado al culto.
«Cuando hay lugares completamente en desuso, es interesante revivirlos ”, reconoce la diócesis de Chartres, que pone el ejemplo de la iglesia de Sainte-Foy en el centro de la ciudad de Chartres, que hoy sirve para subastas.
EL CEIRRE DE IGLESIAS EN LA FRANCIA RURAL
El problema subyacente es la falta de fondos municipales para el mantenimiento de estos edificios. A menudo, las iglesias, que pertenecen a las localidades en Francia, terminan siendo vendidas y transformadas en viviendas, museos o lugares de eventos.
Mientras que en lugares como España, donde la religión y la tradición están profundamente arraigadas en la cultura popular, en Francia ha disminuido con el tiempo, con algunas excepciones en regiones como Bretaña o Córcega. En muchos pueblos franceses, las iglesias permanecen cerradas, y los servicios religiosos, como funerales, son realizados por laicos.
Este fenómeno resalta la tensión entre la preservación del patrimonio y la adaptación a las realidades socioeconómicas y religiosas actuales.
LAS CAUSAS DETRÁS DEL CIERRE DE IGLESIAS
El cierre y la venta de iglesias rurales en Francia ha sido un fenómeno extendido en los últimos años. Hay varias razones detrás de esta situación:
Disminución de la práctica religiosa y de ingresos: La secularización en Francia ha llevado a una disminución en la asistencia regular a la iglesia, lo que resulta en menos iglesias activas, y menos ingresos para la Iglesia especialmente en áreas rurales.
Falta de clero: La disminución en el número de sacerdotes y vocaciones religiosas en Francia ha llevado a que muchas parroquias rurales no tengan un sacerdote residente lo que obliga a un sacerdote a encargarse de muchas iglesias o parroquias hasta que no pueden gesionarlas todas y quedan sin uso.
Costos de mantenimiento: Muchas iglesias en Francia son edificios antiguos que requieren mantenimiento regular. Las comunidades rurales y las autoridades municipales a menudo enfrentan dificultades financieras para mantener estos edificios en buen estado.
Propiedad de las iglesias: Desde la Ley de Separación de las Iglesias y el Estado de 1905, la mayoría de las iglesias construidas antes de esa fecha son propiedad de las municipalidades. Estas autoridades locales son las responsables de su mantenimiento, pero con recursos limitados, algunas han optado por venderlas o reutilizarlas.
Dadas estas circunstancias, muchas iglesias rurales han sido vendidas y transformadas en viviendas, librerías, museos, o incluso lugares para eventos, fiestas, conciertos o negocios. Si bien esto puede parecer chocante para algunos, para otros es una solución pragmática al desafío de mantener estos edificios históricos y que no se caigan por falta de uso.
