Un grupo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) centra sus esfuerzos en una vacuna para el nuevo coronavirus SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de la COVID-19 generando vectores virales basados en una modificación del virus Vaccinia o virus vacuna, usado en la erradicación de la viruela.
Basándose en la publicación de las primeras secuenciaciones del genoma del virus, a principios de enero de este año, los investigadores han optado por emplear la proteína S (spike), que está en la superficie del virus y le sirve para unirse a la célula del hospedador, además de ser el mayor inductor de anticuerpos protectores.
“Se han aislado múltiples placas de virus hasta conseguir las que contienen el gen de la proteína S. Queda ahora demostrar que esta proteína es estable y que tiene capacidad para inducir la respuesta inmune específica en un modelo animal, incluida la producción de anticuerpos que neutralicen al virus”, explica Esteban.
La aproximación a partir del virus Vaccinia ha conseguido inducir una alta protección con una sola dosis en vacunas desarrolladas por este grupo contra el ébola, el zika y el chikungunya. Y cabe destacar que el vector del virus, que se ha empleado en numerosos ensayos clínicos, ya cuenta con la autorización como vacuna frente a la viruela de las agencias reguladoras U.S. Food and Drug Administration (FDA), de Estados Unidos, y la europea European Medicines Agency (EMA). “Por eso creemos que la vacuna MVA-COVID-19 sería segura y se podría administrar a todo tipo de población en todas las franjas de edad, incluyendo personas con inmunodeficiencias”, concluye el científico.