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Enrique Nuere cuenta en Marchena cómo la construcción del museo de la Alhambra resucitó el legado de Diego López de Arenas

Enrique Nuere nos da una lección sobre como transmitir a las nuevas generaciones los conocimientos del pasado. 

El profesor Enrique Nuere, es uno de los expertos más reconocidos en la arquitectura en madera. Académico de la Academia de Bellas Artes de San Fernando para la Alhambra ha recuperado los artesonados del Museo de Arte Hispanomusulmán y del Oratorio del Partal y es autor de un Plan Director para la Torre de Comares. Dirige la firma Taujel, dedicada a fabricar carpintería, premiada por su innovación tecnológica.

El arquitecto vasco residente en Madrid ha visitado por primera vez Marchena, tierra natal de Diego Lopez de Arenas, enterrado en San Miguel, a quien Nuere considera su maestro en el arte de la carpintería. Nuere participó en las Jornadas de Patrimonio de Acupamar y dió una charla a los alumnos del IES López de Arenas. 

Gracias a la difusión e investigación de Nuere, el legado del marchenero Diego Lopez de Arenas, no caerá en el olvido y los jóvenes como Rafael Pérez Becerra, pueden, gracias a internen y Youtube aprender las técnicas de los maestros antiguos y reproducirlas con relativa facilidad. 

Para interpretar un texto como el de Arenas “lo que tienes que hacer es ponerte a pensar y sacar conclusiones por tu cuenta. Esto a mí me ha costado muchas discusiones con historiadores del arte”. En realidad, explica, “López de Arenas sabía muy poco de carpintería. Al principio para mí era un Dios, pero era una persona que estaba tratando de medrar, como ocurre hoy».

En 1980, por casualidad cayó en sus manos el tratado de La carpintería de lo blanco de Diego López de Arenas, publicado en 1633,  Se lo entrega una hija de Luis Cervera Vera. No sabía entonces que le estaba entregando un tesoro.  

La publicación de Arenas es la única que explica los secretos de la carpintería de lo blanco, una mezcla de tradiciones andalusíes y cristianas que recoge el saber de la carpinttería de su tiempo y que no ha parado de reeditarse. Se reeditó en 1727 con adiciones de Santiago Rodríguez de Villafañe, en 1867 y a inicios del siglo XX. La quinta se debe al arquitecto Luis Cervera Vera, un facsímil de la primera edición.

No fue un simple carpintero. López de Arenas, originario de Marchena, entendía que su labor iba más allá de la madera y los clavos. En Sevilla busca mejores oportunidades y se dedica a la compraventa de terrenos. Su destreza como carpintero, le permitió involucrarse en obras tan destacadas como la sacristía de la iglesia de San Pedro de Sevilla y la armadura del coro del Santo Domingo de Portaceli.

Las ordenanzas de carpinteros, del siglo XV, ordenaron los roles de los carpinteros de lo blanco, indicaban, como en el resto de oficios que no se permitía a los mudéjares y descendientes de judíos trabajar en la carpintería. Los moriscos fueron expulsados de España en 1610, y muchos se quedaron entonces trabajando en Marchena por orden del Duque de Arcos eludiendo así la expulsión.

Arenas aparece retratado en la portada de su libro grabado por Arteaga, con una mano en la espada, y una leyenda que dice, «a la espada y al compás, más y más». Aparece en documentos comprando tierras y edificios y prestando dinero.. Gracias a sus relaciones con la casa Ducal de Arcos, y a sus conocimientos pudo irse a vivir a a Sevilla donde trabajó para la Iglesia y el Ayuntamiento de Sevilla, ocupando el cargo de Maestro Alarife hispalense, profesor y examinador de los aspirantes a entrar en el gremio. 

En el retrato del capitán Bernardo Vargas Machuca, de su «Descripción de las Indias» de 1599 se retrata al personaje con una mano en la espada y la otra con un compás sobre un mapa: «A la espada y al compás, más y más», se refiere a la expansión del imperio español en América. 

El capitán de ingenieros Eduardo Mariategui destacó la importancia de entender este libro en su verdadera esencia de un conocimiento perdido, y unas antiguas técnicas y léxico que Arenas utilizó en su manuscrito, como «alicer» y «almizate», caídos en desuso, lo que dificultaba la comprensión de su obra para las generaciones posteriores.

 Con el tiempo se  perdió el conocimiento relacionado con la carpinteria hispomusulmana y el arte de las armaduras  y ainicios del siglo XX uno de los manuscritos de Arenas aparece siendo usado para envolver embutidos, y es descubierto por Gómez Moreno que lo convierte en objeto de estudio por décadas.  Moreno y Vives, intentan analizar y entender el contenido del manuscrito, aunque no lo congiuen, Vives, muere durante la guerra civil española, y deja la investigación inconclusa.

La hija de Gómez Moreno le entrega el facsimil publicado por su padre a Nuere, que se empieza a interesar en profunidad por el tema cuando los respomsables de Alhambra le encargan un trabajo para el monumento nazarí.

Nuere cuenta que Prieto Moreno, resposable del Museo de la Alhambra pasó por el taller de carpintería casero que tenía en su casa en una visita a su suegro Menéndez Pidal, de la Academia de la Historia. «Se asomó, y dijo ¡tiene más maquinaria que el taller de restauración de la Alhambra!, y pensé, es un experto en arte islámico, ¡qué ocasión para mostrarle el manuscrito! de Lopez de Arenas”.  

Prieto estaba entonces haciendo en Granada el museo Nacional de Arte Hispanomusulmán de la Alhambra con el manuscrito de López de Arenas como referente.  Quería montar un techo de lazo, y me conocía, había trabajado con él haciendo prácticas de estudiante, y me encargó el trabajo».

El encargo llevó a Enrique Nuere a trabajar con las técnicas de los carpinteros de armar antiguos, y la fuente más antigua era Diego López de Arenas. Tras décadas de estudio gracias a los dibujos, de Arenas pudo interpretar el legado del marchenero para gavricar armaduras

¿Es esto una tradición islámica, crfistiana o una mezcla de ambas?. El léxico que se usa sigue siendo árabe, pero como sabemos existe una gran variabilidad en cada región.

Nuere cree que la carpintería de lazo, viene de Turquía, donde ya se manejaban esos diseños pero,  para el su origen es anterior y su su origen pude estar en la cultura celta, que vino a través de Galicia, y Asturias. 

Gracias a los tres cartabones de carpinteria Nuere empieza a dibujar con relativa facilidad ruedas de estrellas que aparecen en los artesonados y encuentra conocimientos  prácticos para restaurar artesonados. Son tres los cartabones de cubierta tradicionales: coz de limas, albanecar y de armadura, y se colocan en la obra de un tejado a manera de plantillas.

La carpintería geométrica es una combinación de matemáticas y artesanía. Juan de Herrera, «arquitecto» del Escorial, se consideraba un matemático y geómetra. Y así, López de Arenas, podría haber sido más geómetra que un simple carpintero.

La huella de López de Arenas, quedó silenciada por el tiempo y los sismos, como el devastador terremoto de Lisboa que arrasó con muchas estructuras. En el XVIII muchos artesonados se cubrieron por bovedas y ahi siguen esperando ser redescubiertos. 

Diego López de Arenas recopiló el conocimiento de su época, siglo XVI, mezcla de la tradición cristiana y andalusí, de losmoriscos que quedaron viviendo en islas como Marchena tras la expulsión, y ahora Nuere lo ha traducido al lenguaje del siglo XXI, lo que garantiza que estas obras maestras de la carpintería sigan siendo admiradas y estudiadas por generaciones futuras. 

Artesonado ralizado por Rafael Perez Becerra siguiendo las enseñanzas de Enrique Nuere.