Cuando el 12 de octubre de 1990, se abrió por vez primera el museo Lorenzo Coullaut Valera, en el torreón de la Puerta de Morón, con la gestión iniciada por Manuel Moraza, Fernando Alcaide -pilar fundamental de la cultura marchenera, cuya ausencia se sigue echando en falta- y las negociaciones del experto en arte e investigador Luis Hurtado, que cerró el trato con la familia, se pudo por fin decir, que el escultor marchenero había vuelto a su casa.
Aunque hoy no se puede llamar Museo a dicho espacio por los cambios legislativos, ni el espacio se antoje el idóneo, por la poca amplitud de un torreón del siglo XIII, al menos puede decirse que este genio de la escultura tiene un espacio céntrico en el pueblo donde nació.
Aunque nunca se ha ido -de hecho se conserva la casa familiar en manos de un heredero y la hacienda de Las Niñas ya en otras manos- ahora Lorenzo vuelve a su casa, por partida doble, porque de qué sirve tener un tesoro como el arte de Lorenzo en Marchena, sino se dilvulga convenientemente ni existe una ruta de Coullaut Valera por nuestras calles.
Esta asignatura pendeinte la emprendió el periodista Pavlo Robles con notable exito y visión de futuro colocando de nuevo a Coullaut en el mapa y dándolo a conocer a las nuevas generaciones, con una muestra que se vió en el corazón de Sevilla el año pasado y hoy llega a Marchena.
La muestra se acompaña de un audiovisual y una revista en papel que sevendió con ABC el año pasado. Pagado todo por Unicaja y con el concurso de otras administraciones, cada panel visual que puede verse en la calle San Pedro, tiene un código QR que permite conectar desde el móbil con piezas audiovusales alojadas en la web que explican la historia de cada imagen expuesta. Es decir traducir el lenguaje de C. Valera al lenguaje del siglo XXI y llevarlo al nuevo público.
La ruta de Coullaut Valera por las calles de Marchena pasa por el mausoleo de los padres del Obispo salvador Barrera en San sebastián, por el tallado, el propio Museo, la Casa de la familia Coullaut en la Plaza de la Cárcel, la Iglesia de San Juan. entr otros hitos.
Lorenzo eligió un modelo marchenero Antonio Montes -«marchenero tenia que ser» dijo- para el jinete del monumento a los Alvarez Quintero en Madrid, y tres mujeres de Marchena y además de su propia familia posaron para su monumento a Becquer en Sevilla.
Al igual que el legado cultural de Marchena en todos sus aspectos y épocas, la vida y obra de Lorenzo Coullaut es un pozo sin fondo, lo que sgnifica que mientras más se busca más aparecen, tanto que daría para un museo propio y un centro de estudios de su obra, conectada con la nueva imaginería y escultura pero la realidad es tozuda y lo que hay es lo que vemos, un escenario cultural público poco propicio a nuevos proyectos.
Coullaut Vaklera tuvo que irse muy joven a Madrid huyendo de su padre el ingeniero francés y de un futuro prometedor como ingeniero, y se camino de su vocación se echó en manos de un incierto destino como joven artista solitario en una ciudad desconocida pasando hambre y necesidad en sus primeros meses madrileños. Enfermo y solo en su piso lo encontró Enrique Peinador, el dueño del balneario de Mondáriz cuando cogió varios de sus relieves y lo vendío a ABC u la Ilustración Española y Americana y le puso en la mano el dinero.
Desde entonces ABC y la prensa fueron clave en su carrera. ABC fue la puerta por la que este y otros andaluces entraron en la sociedad madrileña llegando a ser concejal en la ciudad, trabajando amistades con la Casa Real para la que trabajó y con el estamento religioso, fundamental para cualquier escultor.
De sus contactos con la iglesia dan buena muestra los dos sagrados Corazones mostrados en la expo fotográfica callejera. El de Córdoba y el de Bilbao. El de Córdoba está en el paraje de las ermitas en lo más alto del cielo de Córdoba y tiene la anécdota de que varias veces ha sido dañado por un rayo y ha tenido que ser restaurado, la última, hace pocos años. Las Ermitas es un lugar señalado de la espiritualidad cordobesa desde tiempos del sufismo que se instaló en este paraje y hasta el XVIII lugar donde vivían ermitaños.
El cielo de Bilbao tiene otro Coilluat Valera, un Sagrado Corazón dorado. En el año 1933, el grupo socialista municipal solicitó la retirada de la imagen por ser España un país laico, por el escaso apoyo que recibió la erección del monumento en tiempos de la Dictadura y porque había sido impulsado por la Compañía de Jesús. El Ayuntamiento aprobó la demolición del Ayuntamiento, con la oposición de los monárquicos y del PNV, aunque el acuerdo fue suspendido temporalmente en los tribunales.
Tienen unas dimensiones de 40 metros de altura y 21 metros de diámetro de superficie. La estatua es de 7 metros y está realizada en bronce sobredorado con oro de ley. El pedestal se realizó en piedra de Motrico y Escobedo.
En 1914 talla el «Cristo Yacente» venerado en la Iglesia de San Francisco, de Santander y procesiona en el Santo Entierro, una muestra del Voullaut Valera imaginero de Semana Santa, del cual conocemos que hizo un boceto de paso para la cofradía del Cristo de Burgos de Sevilla que finalmente nunca se llevó a cabo, pero parte de su composición la aprovechó su hijo y heredero artístico Federico, que podemos ber procesionar en Orihuela. Precismente Federico tiene multitud de imágenes procesionales por todo levante, otra faceta poco conocida de la familia Coullaut Valera.
Recientemente la familia Coullaut Valera donó a la hermandad del Prendimiento de Hellin varias piezas y su archivo familiar relacionada con Federico Coullaut Valera se conserva quien talló las imágenes de 30 pasos de Semana Santa todos en la zona de Levante en Orihuela, Cartagena, Cuenca, Hellín, Albacete, Almería y Úbeda y monumentos públicos en México, Estados Unidos, Alemania, República Dominicana y Bélgica. La ciudad de Hellín tiene una calle dedicada a Federico Coullaut Valera, y uno de sus hermanos fue juez en esta ciudad por lo que la familia solía pasar sus vacaciones en este municipio de Albacete.