Es sábado 18 de Abril en Marchena, llevamos 38 días confinados, dos para la cuarentena y hace 24 grados. Es Primavera. 4 personas de Marchena aún ingresadas, de las 19 que hubo según los datos que se saben. Seis muertos en Marchena y ninguno es de una residencia, uno de los pueblos con más fallecidos de la provincia entre la población general.
En las calles hay mucha menos gente de lo habitual. Mascarillas y medidas de seguridad por todos lados. Los voluntarios están desinfectando las calles desde temprano. Que lleguen pronto los días de calor será una buena noticia, ya que los estudios hablan de que el calor mata al virus, aunque de momento el calor, no se espera que llegue en los próximos días.
Gracias a una autorización del gremio, los pocos periodistas en activo podemos salir a la calle a buscar las pantallas que hacen los voluntarios y contar lo que vemos para quienes no pueden salir. La verdad, -lo que ven nuestros ojos- es la única certeza que nos queda.
Todo lo demás ha cambiado. Los pequeños gestos cotidianos están ahora cargados de significado. En la comisaría de Policía un banco impide acceder al punto de información y puede verse un gran barreño de agua con lejía para limpiarse los pies. Solo atienden tras pulsar un botón. Aquí y en la mayoría de negocios. El calor hace que el aire traiga de vez en cuando olor a lejía. Nos dicen que podemos encontrar pantallas protectoras en alguna farmacia, donde las llevan los voluntarios que las fabrican y las reparten gratis.
Un conductor de ambulancia baja a una abuela del vehículo, cruza la carretera y acerca a una anciana a su casa. Lo hace todos los días. La lleva a diálisis y la devuelve a su casa. A las puertas de Mercadona hay ahora cuatro guardias de seguridad y hoy no hemos podido ver por la calle ni militares ni ninguna otra vigilancia.
Quizá mucha gente no lo sabe pero el edificio de Asuntos Sociales ha vuelto a la actividad presencial, después de pasar la cuarentena tras el caso positivo del técnico de la TV municipal. El viernes dos personas esperaban para entrar. Igualmente hay que pulsar un botón para que te abran y el conserje te informe de quién te puede ayudar. Algunos trabajadores municipales atienden por teléfono y otros presencialmente.
Las ayudas sociales empiezan a llegar por parte de organismos supramunicipales. Poca gente se ha inscrito como nuevo demandante de ayudas sociales, lo que hace que en los listados oficiales aparezcan los mismos demandantes que antes. Por eso es necesario que quien lo necesite se inscriba como demandante para conocer cuales son las necesidades reales. Nadie fuera de esos listados oficiales recibe ayuda, sea o no municipal.
Pero a día de hoy los datos y listados oficiales están obsoletos. Las necesidades sociales alcanzarán a buena parte de la población, y no como hasta ahora, cuando estaba cronificada en determinados sectores.
Familias que se han quedado sin trabajo y no perciben ayudas esperan como agua de Mayo la ayuda del gobierno que aún no está aprobada y se anuncia para mayo. Mientras tanto hay que comer. La administración, -como hasta ahora- ofrece ayuda como bonos eléctricos, bonos de comida o bonificaciones en el recibo de agua.
Además de miedo, el virus ha desbordado la solidaridad y cada cierto tiempo llegan a las farmacias pantallas hechas por voluntarios. La solidaridad -como siempre- ha tapado los huecos que dejaba la administración.
En una farmacia, las dependientas llevan mascarillas de gas, de esas que hasta ahora solo habíamos visto en películas. Como preparadas para una guerra. No quedan pantallas protectoras -de las que fabrican los voluntarios- en ninguna farmacia. En pocos días los voluntarios traerán más.
Los contagiados en España son 191.726, los muertos, 20.043, los recuperados, 74.662. En todo el mundo los contagiados son 2.275.180, los fallecidos 156.076 y los recuperados 579.020. Cifras, estadísticas. Pero aquí los muertos no son una mera cifra estadística. Son vecinos, son amigos, son compañeros de trabajo. Son personas. Cómo y cuando llegó el contagia a Marchena es algo que deberán determinar las autoridades: pero sí sabemos que cuando la muerte llegó a nuestro amigo, vecino o conocido, la estadística se convirtió en drama.
En la calle San Pedro hay una gran bandera con un lazo negro en recuerdo de las seis víctimas de Marchena y tal vez de las 20.043 de toda España. Los comercios de la Plaza de Abastos terminan de limpiar y están a punto de cerrar.
En las puertas de Santo Domingo alguien ha colocado un poema al Cristo de San Pedro, muy cerca de Los Cantillos donde se colocó la hornacina en el siglo XVIII durante otra epidemia. A la hornacina con una imagen del Cristo de San Pedro no le faltan flores frescas y velas rojas. Jamás imaginamos que viviríamos para contar ésto.