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Cual es el origen del ritmo de la Bulería flamenca según los expertos

El ritmo andalusí llamado Mayuri, tuvo incidencia notable por su asociación con las danzas populares, en la posterior evolución de la rítmica hispana y que aparecen descritas en la obra del filósofo Al Fárábi (Siglo IX) y sus variantes del ritmo mayor y una de ellas el ritmo mayor ligero, compás de 6 x 8, que es el mismo patrón de la Bulería flamenca destaca el investigador Santiago Auserón y aunque no hay escritura propiamente musical, este ritmo está en la música tradicional de Persia, Marruecos o Argelia.

Todo esto aparece reflejado en los tratado árabes de los siglo IX y X según la obra de referencia La Musique Arabe en seis volmenes de Rodolphe Erlanger, baron d’ ; Christian Poche (ed.) que refleja las bases rítmicas reflejadas luego en el cancionero peninsular y en el flamenco.

Los gitanos habían llegado por Cataluña en el siglo XV procedentes del norte de la India se instalaron también en las ciudades del sur y allí convivieron con los negros y moriscos. «Muchos de ellos se casaron con mujeres negras. La facilidad para la música de los gitanos se hizo con la tradición mestiza milenaria ibérica y fue determinante en el nacimiento y en la conservación del flamenco» dice Auserón.

«Las Jarchas son el indicio de que hubo en la Edad Media española un movimiento internacional de canciones populares» indica Auserón. 

Musicólogos como el cubano Fernando Ortiz afirma que los árabes introdujeron y difundieron en España’ ritmos binarios y ternarios tomados de Africa antes de que los propios africanos los hicieran germinar en las colonias americanas».

El canto clásico musulmán llegó a la península en el siglo VIII, un canto simple de beduinos árabes enriquecido a través de las conquistas islámicas con la herencia musical de la Grecia clásica y de India y Persia con ritmos del norte de Africa. Y así «la cuerda pulsada de Persia» se convierte en la guitarra española del flamenco según Auserón.

El canto clásico que los árabes trajeron a la península al llegar a Andalucía evolucionó y se hizo más contagioso y pasó las fronteras hacia los reinos cristianos del norte-. Eran las moaxajas y zéjeles cortesanas que se escuchaban en las plazas y en los mercados.  Al final de las moaxajas los poetas árabes y hebreos colocaban como remate una estrofa popular llamada Jarcha, una clara muestra de mestizaje justo en la primera evidencia del romance castellano.

La base rítmica africana de rock, flamenco y  música caribeña y americana es el puente musical perdido entre España y América, siendo los  soneros cubanos los que «me hicieron entender que había un puente entre la música afroamericana y la tradición hispana un puente que era preciso reconstruir según el investigador y cantante Santiago Auserón.

«El poso rítmico árabe va a resistir en el fondo de la sociedad española sobre todo en los ambientes más populares, reactivado por otras minorías étnicas como los negros y gitanos que reavivan el pasado interétnico de  las tradiciones populares españolas» dice Auserón.

Auserón destaca que varios siglos de autoritarismo e incultura fomentada por el Estado trajeron una pérdida de la memoria mestiza y de la cultura española que fue negra, judía y morisca. Un vínculo especialmente fuerte en Sevilla y Cádiz donde la presencia de gitanos y negros fue especialmente intensa con un 10% de la población negra durante siglos.

«En España la nobleza que había expulsado a los judíos y a los moriscos no estaba dispuesta a
reconocer el sustrato interétnico milenario». La nobleza sevillana se enriqueció también gracias a la venta de esclavos, especialmente las casas de los Ponces y Guzmanes.

Julián Ribera y Tarragó musicólogo de la primera mitad del siglo XX afirma que el este patrón de dos por cuatro es  la matriz del ritmo de Habanera que los musicólogos llaman en el siglo XX Tango Africano de la cual derivan muchas músicas como el ritmo de La Habanera, el son cubano, el tango argentino,  diseminados por América a través de esclavos rebeldes huídos de Haití hacia Santiago de Cuba, Puerto Rico, Nueva Orleans creando una corriente de circulación de ritmos particularmente interesante.

Aparece en los palos ligeros del flamenco en particular en la familia de los tangos y tanguillos flamencos algunos de los cuales son ternarios y otros binarios. En las culturas tribales del Africa negra está el hábito de superponer cuentas binarias y ternarias al mismo tiempo presente en la familia de los Tangos y tanguillos de Cádiz, «esto es una herencia estrictamente de la polirritmia africana» según Auserón.

El filósofo Persa Avicena describe un compás de cinco tiempos que el musicólogo Francisco de Salinas del XVI dice que era típica de los moros peninsulares. y añade que algunos cantos castellano se construyeron sobre ese ritmo de los árabes.

En Sevilla y en Cádiz los negros llegaron a ser un 10% de la población. Documentos históricos del siglo XV hablan de reuniones de africanos en plazas y tabernas para tocar cantar y bailar
y eran frecuentes las reyertas  por eso constan en los documentos ya desde el mediados del siglo 15.

Los esclavos africanos participaban un siglo después en las procesiones religiosas en las fiestas del Corpus Christi o de la Inmaculada donde las pantomimas de africanos representaban las fuerzas del  mal que gesticulaban y sonaban de forma grotesca y graciosa creando modas en la sociedad española.

Por segunda vez la península se convierte en territorio propicio para la difusión de cantos populares en el XVI cuando las autoridades eclesiásticas y censores no consiguieron frenar el avance de los bailes de negros peninsulares como  la zarabanda y la chacona que acabarán dando nombre a danzas cultas, como las suites para chelo de Johann Sebastian Bach con su halo de sensualidad difusa proveniente del sur.

Mientras en Cuba los negros empezaron a formar parte del ejército de liberación y se les otorgó un reconocimiento social que hasta entonces no tenía convirtiendo en un emblema de la cultura nacional el son cubano, la obsesión por la limpieza de sangre acabó poco a poco con la España multicultural mientras que la población negra peninsular se fue extinguiendo o mezclando en las capas bajas de la población aunque hoy en día los antropólogos todavía reconocen en el sur muchos rasgos africanos a pesar de la pigmentación blanca de la piel.

Con el ir y venir de los barcos llegaron desde las colonias americanas nuevas modas bailables y los tangos llamados americanos o también tangos de negros desde Cuba  causaron de nuevo furor en el XIX y de nuevo se hicieron muy populares en España.