Las fiestas en el barroco se convirtieron en la mayor ocasión de mostrar la propaganda e ideología del poder terrenal de los gobernantes y las órdenes religiosas alcanzado en Marchena patrocinadas por los Duques su mayor esplendor con las fiestas del Corpus y con las fiestas extraordinarias como canonizaciones y eventos de la familia real.
«La gente que asistió así de la villa como de fuera fue infinita pues con ser tan larga y tan ancha la calle Compañia se estorbaban unos a otros, por lo cual mucha gente se retiró para ver al campo».
Entre las más lujosas que se recuerda está la Fiestas a la canonización de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier en el Colegio de la Compañía de Jesús de Marchena de 1622 adonde asistió una multitud de toda la comarca. Hubo toros, juegos de cañas, fuegos artificiales, y distintas procesiones a cada cual mas lujosa que conocemos por las crónicas jesuítas.
Tras anunciarse la fiesta por los pregoneros se hizo una procesión ecuestre de caballeros y clérigos anunciando la fiesta el 24 de Julio por las calles, ricamente vestidos al son de chirimías, trompetas y atabales» mas los estudiantes del colegio Jesuita (había 300). Asistía todo el poder local, Francisco Ponce de León, sobrino del Duque, natural de Jerez», casado en los jesuitas de Marchena, el alguacil mayor, Asistente del Duque, Jueces y Oidores.
Frente a la portería de la iglesia se colocó un castillo con los santos jesuítas, Santo Domingo, San Francisco con espadas y San Agustín con un martillo en la mano, defendiendo la fe contra cuatro herejes sobre cuatro dragones. De la puerta del castillo salía una fuente de agua manifestando con ello que la puerta de la iglesia es el bautismo.
En el portal de la iglesia adornada de sedas y cuadros, varias sillas de terciopelo. En la del centro estaba sentada la Iglesia triunfante representada por una mujer hermosa vestida de blanco coronada de laurel y con una palma en la mano derecha.
Al lado San Ignacio con un JHS en una mano y San Francisco Javier con cintas de seda en las manos que iban a las manos de una mujer que representa la Iglesia militante pidiendo auxilio y favor de los santos. Bajo un dosel la figura del Papa Gregorio XV sentado en un sillón carmesí con tiara de muchas piezas de oro en la cabeza.
Todo el compás de la iglesia estaba adornado de poesías, jeroglíficos, enigmas y «empresas de sutil ingenio» para divertir al público los ocho días que duró la fiesta. Sobre la otra portada pilastras de Jaspe y en la cornisa cinco santos recién canonizados: San Fco. Javier, San Felipe Neri, Santa Teresa de Jesús y San Isidro Labrador y encima de ellos La Inmaculada.
El primer día de fiesta vino todo el clero de San Juan, 80 personas principales y la Capilla de Música entonó «cantatas y chanzonetas al son de instrumentos y de un Realejo que la villa tiene el que se trajo para este efecto». En la tarima bajo el crucero bailaron en las misas 20 niños con hachas blancas «hicieron un sarao» bailando con la música de un laúd.
La primera de las ocho noches hubo sesión de fuegos y luminarias durante dos horas. «Luminarias y muchas invenciones de lumbre» sobre la iglesia y «barriles en las calles tirándose de lo alto infinidad de cohetes, voladores de truenos y de lágrimas y otros rateros de ida y vuelta». «Se dio fuego a un árbol de estupenda grandeza que despidió un sinnúmero de cohetes que se esparcieron en alto y a los lados que parecía un ascua» al son de música de chirimías.
El domingo en la noche, segundo día de fiesta fue la máscara de los caballeros de la villa con cinco cuadrillas o grupos con hachas blancas encendidas rumbo al Palacio Ducal. «Todos portando luces y velas para ir al Palacio de la Señora de La Mota llevando delante atabales de a caballo chirimías y trompetas». Concluyó la fiesta con nuevos fuegos desde las bóvedas de la iglesia.
El lunes 25 de julio día del apóstol Santiago y tras la danza de los niños los caballeros participaron de juegos de cañas a la puerta del colegio, luminarias y fuegos en lo alto de la Iglesia.
Además, otra mascarada con villanos con sus cabezas cubiertas de caperuzas y los cabellos trenzados, otra de gente armada con sus arneses, celadas y otra de portugueses y por últimos otra de los doce cesares de la fama, con sus coronas de laurel y los caballos con las letras S P Q R caminando al son de atabales y trompetas y luces en la mano. También hubo toros de cuerda que se soltaron en la calle Carreras para divertir al público.
El miércoles hubo una máscara de estudiantes como salvajes de hiedra y otra mascarada con el tema Don Quijote de la Mancha con sus calzas atadas y sus mohosas armas sobre su Rocinante y Sancho Panza. Le seguía un palio con un cielo de estrellas bajo la que iba Dulcinea.
Un estudiante iba echando bendiciones en la puerta del colegio con una vejiga en la mano y todos los de la máscara lo corrieron. El Jueves los caballeros jugaron a la alcancía con capas y gorras y por la tarde dos toros ae soltaron en la calle Carreras. El sábado en la tarde jugaron los estudiantes a gansos.
Se llamaba juego de alcancías o correr alcancías a una especie de torneo en que un grupo de jinetes a caballo contendían arrojándose alcancías rellenas de ceniza o flores que, en el mejor de los casos, se estrellaban en la adarga o en el escudo.
El domingo octavo de la fiesta hubo dos toros y los caballos tuvieron otra carrera y jugaron otras alcancías acudió a verla su excelencia el duque a caballo. En la noche quemaron un andamio alto coronado por heresiarcas, serpientes y dragones coronados por la herejía.
Los fuegos comenzaron desde lo alto de la iglesia dónde se dispararon muchos cohetes y en la calle había cuatro barriles de fuego y se fueron disparando los fuegos entre repique y música de chirimias y trompetas.
Prendido el fuego al andamio de la serpiente salió infinito número de cohetes y subiendo el fuego dónde estaba en forma de demonio la herejía y la quemó saliendo de ella gran número de cohetes,
El lunes tarde la máscara de los estudiantes corrió unos gansos y después de haberlo descabezado pusieron en la cuerda un gato lo mataron, y al dia siguiente con las fiestas de la Inmaculada se remataron tan solemnes fiestas