Cuando las monjas de Santa María fueron alojadas en la ermita de San Lorenzo
José Antonio Suárez López
Rodrígo Ponce de León, duque de Arcos, autorizó a las monjas Franciscanas Descalzas en el documento fundacional de septiembre de 1624 a ocupar temporalmente el edificio de San Lorenzo mientras no concluyesen las obras del convento de Santa María.
El documento dice: «Yo digo que consta del Señor Arzobispo licencia para edificar y fundar un convento de monjas Franciscanas Descalzas para cuándo la casa estuviera dispuesta. Que ya lo está junto a la ermita de San Lorenzo de Marchena con consentimiento de los cofrades de la Cofradía de San Lorenzo es para que el dicho convento la tenga por Iglesia sin perjuicio de su derecho para celebrar en ella sus fiestas y juntas y congregaciones».
«Suplico a Vuestra Excelencia me mande la licencia para que pueda pasar monjas que lo van a fundar» y pide al vicario que visite el edifico para dar su visto bueno. Juan Dionisio Portocarrero provisor y vicario general de Sevilla da Licencia «para que en la Iglesia que nuevamente se ha edificado junto a la ermita de San Lorenzo se pueden pasar las monjas del convento». (19 de diciembre de 1623).
El 28 de marzo de 1624 el licenciado Juan Félix Galán vicario de Marchena autoriza la instalación de las monjas en San Lorenzo y juzga «que tiene la decencia y clausura necesaria».
Los Partonos y Fundadores, los Duques de común acuerdo con Pedro de la Piña, Ministro provincial de Andalucía de los Frailes Menores de San Francisco y monjas de Santa Clara acuerdan que sean los frailes guardianes de Santa Eulalia y de San Francisco de Marchena los responsables de confesar a las monjas y los elegidos para las entradas y confesiones ordinarias, sacramentos y necesidades de la comunidad por documento de 15 de marzo de 1626.