Cuando las rentas de Marchena y Osuna ayudaban a mantener el santo sepulcro de Jerusalén
José Antonio Suárez López
Archivo de los Duques de Osuna (continuación, fondos de Arcos, Benavente, Béjar y Gandía). Sección Nobleza Archivo Histórico Nacional
En el siglo XVIII las rentas de Marchena y Osuna iban a través de las casas ducales de Arcos y Osuna a pagar al mantenimiento de la Custodia Española de Tierra Santa, que incluía el sostenimiento de los templos y frailes de Jerusalén, incluyendo el santo sepulcro de Cristo y el resto de los templos en manos de los franciscanos desde 1291.
A la obra pía de los Santos Lugares de Jerusalén iban tres censos redimibles otorgados por Francisco y Antonio Ponce de León, X y XI duques de Arcos, respectivamente, y tras el fallecimiento de Antonio Ponce de León recae sobre María Josefa Pimentel Téllez-Girón, XII condesa-duquesa de Benavente-Osuna.
La cruz de Santa Eulalia que se conserva habitualmente en el antecamarín de Jesús Nazareno es una cruz procedente de Tierra Santa, traída a Marchena por los frailes de Santa Eulalia.
Archivo de los Duques de Osuna (continuación, fondos de Arcos, Benavente, Béjar y Gandía). Sección Nobleza Archivo Histórico Nacional
Se trata de una cruz de taracea con incrustaciones de nácar o madreperla, en la tipología de las cruces franciscanas también llamadas “cruces de Jerusalén”. Los franciscanos, guardianes y otros artesanos las fabricaban para venderlas a los peregrinos y traían a los conventos españoles donde son abundantes.
La Cruz Nazarena o del Santo Sepulcro o cinco cruces de Jersulén, simboliza la custodia franciscana de Santos Lugares, tomada de mosaicos romanos de Palestina del siglo I. Fray Cosme de San Damián, fraile de Santa Eulalia de Marchena, murió martirizado en Jerusalén.
El tipo “Cruz de Jerusalén” de taracea se cita en el catálogo del Museo Nacional de Escultura (Ref: CE1093) es una artesanía del nácar procedente de la zona de Belén. (María Antonia. Fdez. del Hoyo; Patrimonio perdido: conventos desaparecidos de Valladolid. Valladolid.1998. p. 90).
Los tres últimos Duques de Arcos fueron militares al servicio del Rey y como tales sirvieron a la Casa Real, de la que dependían, y ayudaron económicamente en lo que consideraban una empresa de Estado, manteniendo los santos lugares de Jerusalén antes de morir en batalla y dejar la Casa Ducal de Arcos-Marchena en manos de la de Osuna por no tener descendencia, no sin pleitos.
El dinero de España mantuvo durante siglos a la Orden franciscana en Jerusalén por lo que los bienes eran administrador por un religioso español, y el Rey Carlos III crea en 1772 la Comisaría de Tierra Santa, que era encargada de recaudar los dineros para mantener los santos lugares de Jerusalén de los fondos públicos y donaciones privadas.
Con este dinero se construye la basílica de San Francisco el Grande, en Madrid, como sede del Comisario desde donde la Orden franciscana organiza los viajes de España a Jerusalén naciendo así la Obra Pía de los Santo Lugares. En 1853 se crea el Consulado español de Jerusalén y la Obra Pia pasa al Ministerio de Estado volviéndose a restaurar en 1932. En 1994 el acuerdo Estado-Santa Sede y desde entonces el 12 de Octubre se celebra en Jerusalén diversos actos religiosos en diversos templos y en 2015 se aprueba el Estatuto de la Obra Pía de los Santos Lugares.
Desde el siglo XIII, los Reyes de Aragón median ante el Sultán de Egipto en favor de los santuarios cristianos y sus moradores.
Desde 1342 los reyes de Nápoles son patronos de algunos santuarios por autorización del Papa que luego pasan a la Corona española, por herencia así que en 1510 el papa Julio II reconoce a Fernando el Católico como rey de Nápoles, heredando el título de Rey de Jerusalén, titulo que tienen los monarcas españoles hasta hoy.
El archivo de la Casa Ducal incluye cartas de pago, asientos de documentos, libramientos, correspondencia y la Correspondencia mantenida entre los abogados y administradores de la Casa de Arcos sobre un censo de 70.000 ducados perteneciente a las memorias fundadas por María Luisa del Rosario e impuesto sobre las casas de Arcos, Maqueda y Nájera.
Además de cartas de pago otorgadas por Tomás de Carranza, síndico general de la obra pía de los Santos Lugares de Jerusalén, y por Felipe Yebes, fraile franciscano y procurador de la obra pía.