La Batalla del Madroño tuvo lugar el 11 de abril de 1462 y fue un enfrentamiento entre las tropas cristianas y un ejército nazarí del Reino de Granada. Este choque se dio en el contexto de las continuas incursiones y escaramuzas en la frontera andaluza durante el siglo XV, en una época de gran inestabilidad en el Reino de Castilla bajo el reinado de Enrique IV.
Las tropas de Marchena, lideradas por Rodrigo Ponce de León, desempeñaron un papel crucial en la Batalla del Madroño, ayudando a frenar el avance de las fuerzas nazaríes y recuperando parte del botín saqueado en Estepa. Fue una de las primeras grandes gestas de este noble andaluz, que más tarde lideraría importantes campañas en la Guerra de Granada.
La Batalla del Madroño se libró en 1462 en las proximidades de Estepa, en la actual provincia de Sevilla, Andalucía. El enfrentamiento tuvo lugar cerca de la Atalaya del Madroño, una torre de vigilancia situada en la Sierra de Estepa, en un área conocida como Peña Rubia. Esta ubicación estratégica permitía el control de los caminos y pasos fronterizos entre los reinos cristianos y el Reino nazarí de Granada.
Para conmemorar y difundir la historia de esta batalla, se organizan diversos eventos en la región. Uno de ellos es la visita guiada «La Batalla del Madroño», promovida por la Delegación de Turismo de Estepa en colaboración con la Asociación del Camino de Santiago de la Frontera.
Desarrollo de la batalla
El emir de Granada, Muhammad XI, ordenó a su hijo Muley Hacén (futuro rey de Granada y padre de Boabdil) atacar las tierras fronterizas cristianas con un ejército de aproximadamente 15,000 infantes y 2,500 jinetes. Los granadinos saquearon la villa de Estepa, incendiaron parte de sus arrabales y capturaron ganado y prisioneros antes de retirarse hacia Granada.
Al enterarse del ataque, Rodrigo Ponce de León, que entonces tenía solo 15 años, se puso al mando de las tropas de Marchena, que formaban parte de las fuerzas de la Casa de Arcos. Junto con el alcaide de Osuna, se dirigieron a la zona para interceptar al ejército granadino antes de que lograra cruzar de vuelta a territorio nazarí con su botín.
El papel de las tropas de Marchena
Las fuerzas marcheneras se unieron a los refuerzos de Martín Gutiérrez de los Ríos, alcaide santiaguista de Estepa, quien conocía el terreno y guió a los cristianos para interceptar a los musulmanes en la zona del Madroño, una atalaya situada en las estribaciones de la Sierra de Estepa.
En la Primera fase: Las tropas cristianas lograron sorprender a la retaguardia del ejército nazarí en la zona de Peña Rubia, cerca de Estepa. Allí comenzaron a hostigar a los musulmanes, tratando de frenar su retirada.
Los musulmanes reorganizaron sus fuerzas y presentaron resistencia en la colina del Madroño, donde se libró un combate encarnizado. Muerte de Martín Gutiérrez de los Ríos: En medio del enfrentamiento, el alcaide santiaguista fue abatido en combate, lo que supuso un duro golpe para las tropas cristianas. Sin embargo, Rodrigo Ponce de León mantuvo el mando de los hombres de Marchena y continuó la lucha.
Retirada nazarí: Finalmente, las fuerzas granadinas fueron obligadas a replegarse, dejando atrás parte del botín y algunos de los cautivos cristianos que habían tomado en Estepa.
Consecuencias de la batalla
Refuerzo del prestigio militar de Rodrigo Ponce de León: Esta fue una de las primeras batallas en las que se destacó como líder militar, lo que le serviría en sus futuras campañas en la Guerra de Granada.
Importancia de Marchena en la defensa fronteriza: Esta batalla demostró la capacidad de reacción de las fuerzas de Marchena y su importancia en la línea defensiva de la frontera castellano-nazarí. Mayor presión sobre el Reino de Granada: Aunque la batalla no significó una conquista territorial, sí supuso una victoria moral para Castilla, debilitando las incursiones musulmanas en la zona.
Los caminos que guiaron la batalla
Las tropas musulmanas siguieron las antiguas rutas de ganado y caminos reales que conectaban Estepa con Antequera y Archidona, evitando pasos estrechos que dificultaran su retirada. Los cristianos, por su parte, usaron atajos y pasos menores, tratando de sorprender al enemigo. El Río de las Yeguas, citado en las crónicas, fue un punto clave en la persecución.
En la primera fase de la batalla, los nazaríes lograron hacer retroceder a las tropas de Ponce de León, causándoles grandes bajas. Sin embargo, en su retirada por la llanura de Antequera, fueron interceptados por las fuerzas de Antequera y del Conde de Cabra, que los derrotaron y recuperaron parte del botín.
Un territorio marcado por la historia
Hoy, el lugar exacto de la batalla sigue siendo un misterio. Algunas teorías la sitúan en La Vaguada, en Lora de Estepa, mientras que otras apuntan a la zona de La Roda y el Cerro Gruncho. La toponimia de «El Madroño» se repite en varios puntos de la comarca, lo que dificulta su localización exacta.
La Batalla del Madroño no solo fue un enfrentamiento más en la frontera medieval, sino un reflejo de cómo la geografía y los caminos marcaron el destino de los ejércitos en la Reconquista. Hoy, sus escenarios aún guardan los ecos de aquella jornada, esperando a ser explorados por quienes deseen revivir la historia.
Ruta aproximada de las tropas de Marchena:
Partieron desde la villa de Marchena, un enclave estratégico dentro de la frontera castellana. Se dirigieron hacia Osuna, siguiendo caminos de comunicación habituales en las campañas militares de la época. En Osuna, las tropas de Marchena se unieron a las fuerzas locales lideradas por el alcaide Luis de Pernia.
Desde allí, avanzaron en dirección a Estepa, zona que había sido atacada por los nazaríes. Utilizaron la Cañada Real de Osuna a Estepa, un antiguo camino pecuario que facilitaba el movimiento de tropas. La ruta evitaba pasos difíciles y seguía la llanura hasta llegar a Estepa, donde recibieron información sobre el avance del enemigo.
Desde Estepa, tomaron un camino secundario que conectaba con La Roda de Andalucía, siguiendo las estribaciones de la Sierra de Peñarrubia. Este trayecto permitía un acceso rápido al Cerro del Madroño, lugar clave en la batalla.