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De dónde viene la tradición de quemar los Judas, pintar los huevos o plantar el huerto por la Resurrección

Hasta 1980, José Antonio Fílter y los suyos no sabían quiénes eran. Ellos pensaban que eran simplemente andaluces con un carácter algo diferentes con apellidos raros. Apenas se bailaban sevillanas y el domingo de Pascua  solían adornar huevos pintados.
En Cañada Rosal hoy es un dia grande y celebran la Pascua con una fiesta colonial de los huevos pintados con un mercado colonial benéfico, actuaciones de charangas, y atracciones.
De origen europeo, el hecho de asociar el huevo con la fertilidad, por coincidir la Pascua con la estación primaveral, estación fértil por excelencia, hace que en buena parte de Europa haya quedado establecido el huevo como símbolo de la Pascua. De modo que muy pronto los pasteleros de época comenzaron a elaborarlos utilizando distintos ingredientes. Primero fue el azúcar, luego el chocolate.
Entre los siglos IX y XVIII, la Iglesia prohibió el consumo de huevos durante la cuaresma por considerarlo equivalente a la carne, y por ello la gente los cocía y los pintaba para diferenciarlos de los frescos y poder consumirlos el día de Pascua de Resurrección. Con el tiempo, estas tradiciones se incorporaron a la festividad de Pascua de Resurrección y hoy en día el huevo de Pascua es un símbolo universal. Para muchos, el huevo se asemeja a la resurrección como un símbolo de vida nueva
HUEVOS DE PASCUA EN LA CAMPIÑA SEVILLANA
José Antonio Filter descubrió que tanto la tradición de los huevos de pascua de Cañada Rosal como su propia familia descendía de uno de los siete mil colonos alemanes y de otros países que fueron traídos en el XVIII hace 250 años por Pablo de Olavide hasta Cañada Rosal, La Luisana y las nuevas poblaciones fundadas en tiempos de Carlos III en Sevilla, Córdoba y Jaén.
UNA INVESTIGACIÓN EN BUSCA DE IDENTIDAD COLECTIVA
En las últimas décadas ha podido poner en pié los datos de aquella odisea de Pablo de Olavide en los baldíos y desiertos de Ecija donde se fundó La Luisiana, El Campillo, Los Motillos y Cañada Rosal. Así como Fuente Palmera, Fuente Carreteros, Ochavillos del Río ,  La Carlota y San Sebastián de los Ballesteros en la provincia de Córdoba;  La Carolina, Montizón, Aldeaquemada, Santa Elena, Guarromán, Carboneros y Arquillos en Jaén y Prado del Rey en la provincia de Cádiz. En Cañada Rosal hay localizados trece apellidos supervivientes de los primeros colonos centroeuropeos y muchos otros ya perdidos.
Los alemanes que quedaron viudos o viudas se vieron obligados a casarse con vecinos de los pueblos de alrededor como Carmona, Ecija, Marchena o Lantejuela.
Ancio, Delis, Bacter, Balmont, Pistón, Duvisón, Fílter, Hans, Hebles, Pigner, Ruger, Uber, Vidriel y Chambra son los apellidos centroeuropeos que aún se conservan en Luisiana, El Campillo y Cañada Rosal.  Ruperti, procedente del norte de Italia, se conserva en Marchena procedente de una familia de Ecija. Muchos otros apellidos se consideran perdidos como el apellido judío por antonomasia, Levi, extinguido hace poco en La Luisiana.
LA QUEMA DE JUDAS CELEBRA LA LLEGADA DE LA PRIMAVERA
Antes de la existencia de religiones, el hombre rendía culto al sol y la luna. La quema de los Judas, marca el fin del invierno y del tiempo de penitencia y da paso a la primavera festiva en Andalucía.
Esta fiesta se celebra el Sábado Santo o Domingo de Resurrección en diferentes poblaciones de Sevilla como Coripe, Algámitas, Villanueva de San Juan, Almadén de la Plata, Algámticas y en otras provincias como en Linares de la Sierra, Huelva o en el Valle del Zalabí, Granada.
Los antiguos rituales incluían la quema de muñecos que simbolizaban el mal y la muerte asociados al invierno, cuya purificación permitía la renovación de la vida y la naturaleza, dotada de nuevo significado con la llegada del Cristianismo.
En Coripe tras la misa del Domingo de Pascua sale en procesión el Resucitado el que todos esperan verlo por la plaza principal del pueblo, convertida en un huerto donde se reproducen casas, olivos y frutos del huerto como símbolo de la primavera y de los frutos de la Pascua.
Las madres de los niños del último curso de Secundaria en el Colegio Irippo de Coripe (Sevilla) las que deciden en secreto quién es el personaje que se quema cada año. Ellas organizan la fiesta como una manera de recaudar fondos para un viaje de fin de curso de sus hijos.
Procesión del Resucitado. Villanueva del Duque. Los Pedroches. Córdoba.
En  Coripe la fiesta empeiza tras la finalización del recorrido procesional del paso de Jesús Resucitado.  Aquí el monigote representa al personaje más impopular de año, elección que realiza la asociación de padres local, los vecinos y los alumnos del colegio del pueblo.
Es tiroteado por los escopeteros, con munición de fogueo, hasta que arde y se quema totalmente, mientras los asistentes vituperan al muñeco y lo que representa. En la misma plaza, se monta un huerto que simboliza el Huerto de los Olivos.
Una vez que el Resucitado pasa por el huerto, se recoge en la iglesia, momento en que los cabezudos van en busca del Judas y lo cuelgan para su quema, desapareciendo de la escena para dar paso a los escopeteros.
Durante la procesión se disparan al aire salva de escopetas por vecinos de la localidad y una vez terminada se procede a la Quema del Judas: un muñeco de paja, que arde rápidamente y representa a un personaje polémico a modo de sátira.
El discípulo traidor, Judas Iscariote es el símbolo del mal, cuyo castigo simbolizaba la superación del pecado. De tal manera, la fiesta permitía presentar y vivir de una forma sencilla el significado litúrgico de la Pascua.
En Villanueva de San Juan desfila el Resucitado y la Virgen de los Dolores, patrona de la localidad, y además se celebra la Fiesta del Huerto con recreación de un huerto en la Plaza del Pueblo, en el cual se subastan públicamente alimentos y animales para sufragar los gastos de la actividad, y la Quema del Judas, pelele de trapo confeccionado por la asociación de mujeres.
El sábado comienza la preparación del «Huerto» en el centro del pueblo, vertiendo ocho o diez lomos de arena en la plaza y se le plantan lechugas, cebollas, calabazas. Los hombres se encargan de traer la tierra para poner los «lomos» que simulan la cosecha del huerto. Traen los productos que se exhiben y subastan.
Los hombres van a buscar el chopo más alto al campo y dejan preparado en la tarde antes del Domingo de Resurrección el mástil donde será quemado el Judas. El sábado pasean al Judas en una burra por todo el pueblo, acompañados de la banda de música, hasta que es colgado del chopo o eucalipto erigido en la plaza para recordar el momento en el que Judas se quita la vida.
En Almadén de la Plata , Sierra Norte, los Judas o «Júas», simboliza el suicidio y castigo del apóstol traidor. Se desarrolla el Domingo de Resurrección a la hora en la que, litúrgicamente, se establece el momento de la resurrección.
Los muñecos suelen representar a algún personaje local o escenas de vida del pueblo, en tal caso van acompañados de alguna escenografía, y van acompañados de un cartel con un texto en rima cuyo contenido satírico y de critica suele hacer referencia a la situación política y social del momento.