Esta semana, la Parroquia de San Juan de Marchena se engalana para celebrar los Solemnes Cultos en honor a la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora. Los días 5 y 6 de diciembre, a partir de las 18:45 horas, se llevarán a cabo la Exposición de Su Divina Majestad, el Santo Rosario, el Ejercicio del Triduo y la Santa Misa. El 7 de diciembre, a las 18:00 horas, se celebrará la Vigilia de la Inmaculada Concepción, iniciando con la Exposición del Santísimo Sacramento y culminando con una Solemne Función y la Sagrada Eucaristía.
La devoción a la Inmaculada Concepción en Marchena tiene raíces profundas que se remontan al siglo XV. En 1429, Francisco Ponce de León fundó una obra pía en la iglesia de Santa María de la Mota, estableciendo la celebración de una misa cantada en honor a la Concepción y destinando recursos para erigir un altar dedicado a la Virgen de la Mota. Además, dispuso que se proveyera de vestimenta a 25 sacerdotes y 25 viudas pobres de la villa.
La familia Ponce de León, señores de Marchena, mostró una especial veneración por la Inmaculada. Don Rodrigo Ponce de León, nacido el 8 de diciembre, día de la Inmaculada, incorporó su imagen en su escudo de armas. Esta devoción se reflejaba en la celebración de una misa votiva todos los miércoles en honor a la Limpia Concepción en la iglesia de Santa María de la Mota, práctica que, según el vicario Diego de Becerril en 1525, existía «desde tiempo inmemorial».
En 1616, la villa de Marchena reafirmó su compromiso con el dogma de la Inmaculada Concepción. El 4 de septiembre de ese año, se realizó un juramento solemne en la iglesia de San Juan, con la participación del Duque de Arcos y los caballeros de la villa. Este acto fue acompañado de festividades, incluyendo corridas de toros y juegos de cañas, como muestra del fervor popular hacia la Purísima Concepción.
La iconografía de la Inmaculada está presente en diversos puntos de Marchena. Destaca el azulejo de 1623 sobre la puerta del convento de Santa María, obra de Hernando de Valladares, que representa a la Virgen según el modelo de Francisco Pacheco. Asimismo, la iglesia de San Juan alberga una Inmaculada atribuida a Francisco de Zurbarán, fechada entre 1635 y 1637, y otra realizada por Pedro de Mena en 1688, considerada su última obra.
La devoción a la Inmaculada en Marchena ha perdurado a lo largo de los siglos, consolidándose como una de las manifestaciones religiosas más arraigadas en la localidad. Los cultos que se celebran esta semana en la Parroquia de San Juan son una muestra de la continuidad de esta tradición, que une a la comunidad en torno a la figura de la Virgen María en su advocación de la Inmaculada Concepción.