El cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y enviado papal, ha persidido hoy en Sevilla la misa de beatificación de de 20 personas asesinados en 1936 entre ellos dos marcheneros.
Monseñor Saiz Meneses expresó su gratitud al Papa Francisco y a todos los que contribuyeron a la causa de la beatificación, destacando que la Iglesia se alegra con aquellos que, soportando pruebas con amor, alcanzan la gloria celestial. La fecha asignada para la conmemoración de estos nuevos beatos será el 6 de noviembre, uniéndose a otros mártires de la persecución religiosa en España.
Entre los «mártires» se encuentran José María Rojas Lobo, abogado, y Manuel Luque Ramos, sacristán, quienes fueron detenidos y posteriormente heridos gravemente en 1936 en la Casa del Pueblo de Marchena. Ambos fallecieron a causa de las heridas recibidas.
Han participado José Ángel Saiz, y de los obispos auxiiares de Sevilla, Teodoro León y Ramón Valdivia, el nuncio apostólico en España, Bernardito Aúza, los obispos de Canarias, José Mazuelos; Huelva, Santiago Gómez; Córdoba, Demetrio Fernández; Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza; Asidonia-Jerez, José Rico; Almería, Antonio Gómez; y el auxiliar de Madrid, monseñor Juan Antonio Martínez.
El cardenal Semeraro dijo que los mártires son “un ejemplo adicional de esa santidad martirial”. Un martirio que se sitúa en el contexto de la persecución religiosa española del pasado siglo, en el contexto de la «persecución religiosa» de 1936.
Señaló que “Jesús pide a sus discípulos que le sean semejantes en todo, incluso en el sufrimiento y en la condena (…) Por último, asegura una cercanía interior que reconfortará: la del Espíritu. Por eso, el cristiano no debe dejarse intimidar, sino mantener la confianza”.
“Las pruebas de la vida, en cambio, pueden ayudarnos a madurar y, teniendo en cuenta nuestra fragilidad, no vivir compitiendo con nuestras fuerzas, sino compartiendo nuestras debilidades. Nos ayudan a abrirnos a una comunión humana”.
“El mártir, al final de cuentas, no es simplemente alguien que sufre persecución, sino también alguien que, como Jesús en la cruz, es capaz de decir: «Padre, perdona»”, concluyó.
El postulador de la Causa, fray Alfonso Ramírez, pidió que se procediera a “la beatificación de los siervos de Dios Manuel González-Serna Rodríguez y diecinueve compañeros, hijos de esta Archidiócesis de Sevilla”. A continuación, el postulador dio lectura a las circunstancias del martirio y, a su término, el cardenal Semeraro leyó la carta apostólica en la que el papa Francisco inscribe en el libro de los beatos a las veinte personas.
La beatificación siguió el rito tradicional, con la lectura de la carta apostólica del Papa Francisco y una procesión con las reliquias de los beatos. El evento contó con una audiencia de más de dos mil quinientas personas y fue retransmitido en directo por varios canales.
Tras la procesión con las reliquias de los nuevos beatos, fueron introducidas en una arqueta del tesoro de la Catedral, que fue portada por alumnos del Seminario Metropolitano. Se han podido recuperar las reliquias de ocho de los veinte «mártires».
Este momento coincidió con el descubrimiento de los dos tapices, a ambos lados del Altar del Jubileo, en el que se muestra a los nuevos beatos. Estos tapics, como el cartel de la beatificación, es obra del pintor Juan Palomo Reina. El descubrimiento de los tapices estuvo acompañado por el aplauso de la asamblea y el repicar de las campanas de la Giralda.