Osuna ofrece la oportunidad de realizaar un recorrido porla vida de los ilustrados de la localidad.
Esta ruta comienza en la casa de los Arjona, ahora Museo de Osuna, donde descubrir arte relacionado con la época.
La Duquesa de Osuna, María Josefa Pimentel, fue una figura notable de la Ilustración en España debido a su patrocinio de las artes y las ciencias, así como su relación con Carlos III, un monarca reformista. Su apoyo a intelectuales, artistas y científicos y su participación activa en la promoción de ideas ilustradas y reformas en la sociedad la destacaron como una de las personalidades más importantes de su tiempo en el ámbito cultural y social.
María Josefa Pimentel, fue cabeza de la nobleza ilustrada española del siglo XVIII con aspiraciones propias e interesada en las nuevas tendencias en ámbitos económicos, científicos y culturales.
María Josefa fue una mecenas de las artes, protegiendo a artistas como Goya, literatos y músicos, y financiando sus obras y formación. Además, fue una figura clave en el terreno de la asistencia social, promoviendo la mejora de la higiene y la prevención de enfermedades a través de la Junta de Damas y la Sociedad Económica Matritense. Su pasión por la cultura la llevó a organizar tertulias literarias y políticas en sus residencias, donde se reunían intelectuales y artistas de la época, convirtiendo su salón en uno de los más ilustrados y progresistas de Madrid.
Amplió su biblioteca con obras prohibidas y de pensadores ilustrados. La invasión napoleónica y la Guerra de Independencia marcaron el fin de su época dorada, pero incluso después, continuó promoviendo las artes y la cultura hasta su muerte en 1834.
En Osuna, la duquesa creó una alameda conocida como la Alameda del Duque. En 1796, bajo el mandato de María Josefa Alonso Pimentel se construye el Arco de la Pastora, que acceso a la Alameda, actual recinto ferial de Osuna, Duquesa que también era dueña y señora de Marchena por donde pasó en 1809 huyendo del Madrid tomado por los franceses y camino de sus palacios en Sevilla y Cádiz siendo recibida oficialmente por el Alcalde marchenero Manuel Mejía y el síndico Andrés de Uruñuela, y conducida hasta su palacio Ducal de Marchena donde pasó una temporada antes de seguir su camino.
Aunque parezca contradictorio, algunos nobles como María Josefa Pimentel, Duquesa de Osuna, apoyaron la Ilustración buscando reformas que modernizaran la sociedad y mejoraran su posición y legado. La ilustración no se oponía necesariamente al poder de la nobleza, sino que buscaba el progreso, la educación y el bienestar general, lo que también podría beneficiar a los nobles ilustrados al mejorar su imagen y estatus social. Además, el interés en las artes y las ciencias era visto como un signo de sofisticación y cultura entre la aristocracia de la época.
Durante sus estancias en París, la Duquesa adquirió bibliotecas impresionantes que contenían una amplia selección de títulos franceses e ingleses en temas que le interesaban, como botánica, astrología, agricultura, literatura, novela y poesía.
La Alameda de Osuna en Madrid, creada por la Duquesa de Osuna, es conocida por su jardín El Capricho, un espacio que refleja las ideas ilustradas y el gusto por lo exótico y lo esotérico. Este lugar contiene elementos relacionados con el ocultismo, la masonería y la Ilustración, como laberintos y edificaciones con simbología oculta. Representa el deseo de progreso humano y el interés por el conocimiento y las ciencias ocultas, características de la época ilustrada.
La duquesa de Osuna desarrollo un importante mecenazgo hacia Francisco de Goya autor que pintó alos Duques de Osuna en 1788 y, años después, pintó una colección de seis pequeños lienzos sobre la brujería para la decoración de su casa de campo.
En 1803 el Ayuntamiento de Marchena realiza importantes inversiones para finalizar las obras del “Paseo público de la Alameda» gracias a las aportaciones económicas del Duque de Osuna en 1801 y 1802; vecinos que realizaron donaciones, y el Asistente, logrando así el municipio «un espacio público para su desahogo y armonía» según las actas municipales consultadas por José Alcaide Villalobos y publicadas en su obra Marchena Siglo XIX tomo I.
Tras la importante inversión se tomó conciencia de la necesidad de cuidar la zona verde y se nombró un responsable para la conservación del paseo al jurado Joaquín Sánchez del Toro, diputado municipal de obras y se destinaron 200 ducados anuales para el sueldo del guarda municipal y otros 100 ducados para mantener los mulos de de la noria necesaria para sacar agua regar los árboles sembrados. Incluso el Ayuntamiento llegó a pedir licencia para celebrar una corrida de toros para recaudar fondos para la zona verde, pero el Rey prohibió las corridas de toros de muerte ese mismo año en 1805.
LOS ILUSTRADOS DE OSUNA
Gracias a que Osuna tenía una de las pocas universidades en enclaves rurales, los ilustrados ursaonenses destacaron en diversas áreas del conocimiento, las artes y la política durante el siglo XVIII y principios del XIX. Entre ellos se encuentran Antonio María García Blanco que edicó su vida a la enseñanza del hebreo, los Hermanos Arjona: Manuel María de Arjona y Cubas, destacado sacerdote y poeta, y a José Manuel de Arjona y Cubas, quien jugó un papel relevante en la administración y la política, incluso en la fundación y organización de la Policía Nacional de España y Francisco Rodríguez Marín polígrafo y folclorista renombrado, cuyas contribuciones al acervo cultural de la ciudad fueron significativas.
EL PALACIO DE LOS ARJONA HOY MUSEO DE OSUNA
La casa palacio de los Arjona es una casona del siglo XVIII con ocho espacios temáticos, ideados desde un punto de vista artístico, antropológico, etnológico y social.
El Museo de Osuna organiza su exposición en torno a cuatro patios, siendo el principal de columnas dóricas con arcadas en las cuatro crujías y en cuyo centro se observa una fuente de piedra caliza del siglo XVIII. Dos de las salas del museo están destinadas a la colección del gran pintor ursaonense Rodríguez Jaldón, autor de pinturas de motivos costumbristas sobre los tópicos andaluces y al médico y pintor local Rodolfo Álvarez Santaló. También pueden visitarse salas con exposiciones que provienen de los fondos del archivo municipal Nobleza y Poder, antiguo estudio de fotografía de la familia Ruíz, fondos de la antigua universidad.
José Manuel de Arjona y Cubas tuvo una relación directa con la Policía Nacional de España, desempeñando un papel clave como el primer Superintendente General de la Policía General del Reino. Este cargo es considerado el antecedente directo del actual cuerpo de la Policía Nacional. Por eso en Osuna el 16 de enero se conmemora el Bicentenario de la Policía Nacional con un desfile de medios aéreos y terretres de dichoi cuerpo policial además de bandas de música, etc.
Los hermanos Arjona fueron figuras destacadas en la España del siglo XVIII y XIX. Manuel María de Arjona y Cubas, sacerdote y poeta, fue rector de la Universidad de Sevilla y fundó academias literarias en Sevilla. José Manuel de Arjona y Cubas, su hermano, tuvo una carrera política y administrativa, siendo alcalde de Madrid, Superintendente General de la Policía General del Reino y senador, jugando un papel fundamental en la fundación y organización de la Policía Nacional de España. Ambos contribuyeron significativamente al ámbito cultural y político del país.
GARCIA BLANCO REVITALIZO EL ESTUDIO DEL HEBREO
Antonio María García Blanco nació en Osuna en 1800 y se convirtió en una figura emblemática de la ilustración y el hebraísmo en España. Influido profundamente por su padre, un destacado liberal y catedrático de la Universidad de Osuna, García Blanco se dedicó a la enseñanza y el estudio del hebreo, un idioma que se había dejado de hablar en la península durante siglos.
Su aprendizaje comenzó bajo la tutela de Pablo de la Llave, un canónigo liberal desterrado que le introdujo en los secretos del hebreo en la Universidad de Osuna. Tras la clausura de esta, continuó sus estudios en Madrid con el principal hebraísta español de la época, Francisco Orchell, y desarrolló métodos para simplificar la enseñanza del hebreo.
García Blanco vivió una época tumultuosa marcada por el cambio político y el exilio. Tras ser perseguido por sus ideales liberales, se refugió en su finca rural de La Gomera y más tarde se exilió en Marchena. A pesar de las adversidades, continuó su labor académica, siendo catedrático de Hebreo en Sevilla y más tarde decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Central.
Francisco Rodríguez Marín (1855-1943) fue un destacado polígrafo, folclorista y bibliófilo español, conocido por su extensa labor en la recopilación y estudio del folclore, la literatura y el lenguaje popular español. Nacido en Osuna, su trabajo abarcó una amplia gama de áreas, incluyendo la edición crítica de obras literarias, estudios lexicográficos y la colección de refranes y romances populares.
Rodríguez Marín ocupó varios cargos importantes a lo largo de su vida, incluyendo el de director de la Biblioteca Nacional de España y miembro de la Real Academia Española. Su contribución más significativa fue posiblemente su «Diccionario de refranes, adagios y locuciones proverbiales», una obra monumental que recoge más de 70,000 entradas, reflejando la riqueza y variedad del patrimonio lingüístico y cultural español.
Aunque Rodríguez Marín vivió en una época posterior a la Ilustración, su enfoque en el racionalismo, la educación y el progreso cultural están en consonancia con los ideales ilustrados.