«El horror y la belleza pueden convivir juntos», la frase que define la primera novela de José María Muñoz
José Antonio Suárez López
«El horror y la belleza pueden convivir juntos» esta es la frase que resume la primera obra «Sepultura para dos infantes» con la que el marchenero José María Muñoz Fernández se ha convertido en un exitoso creador literario despertando interés entre los lectores, escrito «desde la profunda oscuridad que me ilumina» a decir del autor.
Fotos: Arispon Paco.
«Con esta frase lo que intento es introducir al lector en la esencia del libro que es la vida y la muerte, no directamente sino a través de las historias», expone el autor. Tras tres años de trabajo literario su obra se vende en Amazon y en Papeleria Pruna y todo indica que Muñoz no ha hecho más que empezar su camino como autor literario.
Aunque estudió electrónica, siempre le gustó la música y se convirtió en profesor de guitarra por el Conservatorio de Sevilla y trabaja como mecánico en Marchena, pasando por Radio Marchena en la época de Doctor Diego Sánchez donde fue control. Su taller conserva un lugar de privilegio para unos volúmenes de su amada literatura clásica a mano de quien lo pueda necesitar. «No he escrito nada en mi vida antes de esto ni un relato corto. Odiaba las clases de lengua y yo mismo no se de donde ha salido y supongo que sería una astilla que tendría clavada».
Hijo de su tiempo, Muñoz, niño prodigio de mente brillante y curiosidad innata, fue vástago de una generación del post franquismo, capaz de impregnarse de amor al conocimiento, a fuerza de probar en la espalda de sus padres y abuelos los latigazos de la incultura dictatorial, mientras la generación «millennial» presumen de no haber leído un solo libro y se preparan para encumbrar a una nueva generación de iletrados que a ritmo de reggaetón llegarán a ser ediles de la Incultura. Signo de los tiempos.
«El cadáver de una mujer aparece flotando en el estanque de los nenúfares mientras un adolescente con vocación de detective privado, tratará de resolver el enigmático caso de la señora Annie Morgan con la ayuda del señor Thomas».
Su obra plasma un universo fantástico sobre la aparición de una serie de cadáveres en un pequeño pueblo entre montañas en medio de un valle norteño. Destaca por su madurez, rico y preciso uso del lenguaje, fruto de años como voraz devorador de todo tipo de obras clásicas. Y al mismo tiempo es todo un ejercicio de estilo.
«Siempre me han gustado las novelas de aventura donde hay personajes juveniles. Y en esta novela hay adultos pero también niños de 9 o 12 años, y me gusta ese descubrir casas abandonadas, ese misterio. El género es un poco difuso, mezcla lo policíaco, con la aventura». Quizá el libro refleje su personalidad «me tengo por una persona difícil de definir con mucha vida interior y quizá por eso existe este libro».