Mientras caen trozos del muro del Palacio Ducal, comienza la prospección geomagnética de los jardines, y el templo de Capuchinos revela nuevos datos a través de nuevos estudios que conectan Marchena, Ribera y Murillo. La apasionante historia del Palacio Ducal no deja de sorprender.
Se diría que Marchena no sabe qué hacer con las ruinas de su viejo Palacio medieval. No sabe. no quiere, no puede o las tres cosas a la vez y mira para otro lado.
Un futuro sin pasado. Una ruina apuntalada en el Palacio Ducal de Marchena parte de cuyos muros se vinieron abajo el pasado lunes, dibujan con precisión, la metáfora de nuestro tiempo. Una historia relegada, arrinconada en las aulas y en la calle apuntalada en unos muros que son Cervantes, Murillo, Colón, Isabel y Fernando o Cristóbal de Morales. Porque todos ellos pasaron por aquí.
Falta cultura, pero sobra tecnología. Mientras caían los muros, comenzaba la prospección geomagnética en el solar de 3000 metros cuadrados en los jardines del palacio conectados con el mirador y la muralla de la barbacana.
Una radiografía del subsuelo busca restos de los jardines palaciegos del XVI, con vistas de la campiña, pero rodeados de un muro almenado decorados con arcos y tondos de esculturas clásicas que el Duque Luis Cristóbal, que fue embajador en Francia, hizo levantar para entretener a su flamante esposa.
Trajo un juego de pelota de Francia al palacio, un molino de viento de Holanda a San Miguel y se casó con María de Toledo, noble de alcurnia llegada de la capital del imperio, para quien hizo construir el mirador de la duquesa. Ahora se buscan sus muros, sus fuentes, aljibes acequias y pozos.
Nuevos restos de la iglesia de Capuchinos, o de los Angeles Custodios anexada al Palacio por Rodrigo el Virrey de Nápoles que escapó de milagro de la revuelta napolitana de Massaniello, gracias a los frailes Capuchinos. Restos recientemente documentados por el equipo de Fernando Amores que no esperaban su tamaño ni su forma de cruz latina, con dependencias inesperadamente conservados bajo cinco metros de tierra y escombros, como como la sala de Profundis.
Más de cien años después de su derribo, su recuperación plantea un gran reto a los expertos arquitectos y arqueólogos sobre cómo sacar los escombros de la Iglesia conservando sus restos en la fase 2 de la muralla ahora pendiente de definición y redacción para pedir dinero al Ministerio de Fomento.
La calle del Moral, unía el Parque con Doctor Diego Sánchez pasando bajo Capuchinos.
El convento de Capuchinos, otra pieza poco estudiada del puzle del solar del Palacio Ducal, es clave para entender la conexión de Marchena y el Estado de Arcos con la cultura del sur de Italia el arte y la religiosidad popular, En estas claves se maneja Rocío Magdaleno conservadora del Instituto Andaluz de Patrimonio que ha investigado y demostrado la vinculación de José de Ribera, afincado en Nápoles con Murillo y Marchena.
Túnel de Capuchinos.
Según Magdaleno el lienzo la Virgen de Belén propiedad de la Hermandad de la Santa Caridad de Sevilla original de Murillo trajo al pintor a Marchena en 1646 para ver esta obra de Ribera, que estaba en el Palacio Ducal y que luego salió a EEUU.
Virgen de Belén de Murillo recién expuesta en Sevilla.
La fama de los Ponce de León llegó a Toledo donde el anónimo autor del Lazarillo de Tormes en 1550 escribió que aunque el nuevo amo de Lázaro no tenía un real subía «por la calle arriba con tal gentil semblante y continente que quién no lo conociera pensara ser muy cercano pariente del Conde de Arcos o a lo menos el camarero que le daba de vestir».
Y Cervantes pasó por nuestro pueblo y retrató en el episodio de Los Leones al Quijote como un segundo y nuevo don Manuel de León El Valiente que fue «gloria y honra de los españoles caballeros» y al final de la primera parte del Quijote Sancho recomienda a su señor leer las hazañas históricas de Viriato, César o Manuel Ponce de León el hermano del Marqués de Cádiz con el que pleiteó o por la herencia del mayorazgo y tomo sin éxito el castillo marchenero.
A las mismas puertas del Palacio Ducal Cervantes conocería en Marchena la historia de Manuel de León El Valiente de quien se decía que entró en una jaula de leones a recuperar el guante de una dama. Esto decían los romances que iban de boca en boca en su visita a nuestro pueblo entre 1588 y 1594 y tres años después escribió el Quijote en la cárcel de Sevilla.
En el Archivo de Simancas se conservan los documentos de pago a Cervantes soldado de la compañía de los Manuel Ponce de León Conde de Bailén y nieto de El Valiente inmortalizado en el Quijote.
La zona mas noble del palacio fue trasladada a Sevilla a finales del XIX pieza a pieza.
Fueron éstas luces del pasado las que la duquesa de Lebrija quiso llevarse su palacio de Sevilla cuando arruinado el Palacio ya no era ni una sombra de lo que fue. Escayolas, maderas nobles y azulejos de la escalera monumental, vendidas al peso. Hasta el rey Alfonso XIII se llevó la puerta de Marchena al Alcázar de Sevilla, cuando se enteró que Hearst el millonario americano se encaprichó de ella e hizo una copia para la portada de su palacio californiano.
Los marcheneros no hemos sabido entender ni explicar al resto de España porqué hay que invertir dinero e investigar en este solar del Palacio Ducal de Marchena sede de un Estado señorial clave en la España de su tiempo por donde pasaban los poderosos, los Reyes, músicos, y pintores y que dejó su huella en la cultura y literatura del Siglo de Oro español.
Hoy en el solar del Palacio solo quedan ruinas, nada que recuerde allí visitante o al local que hubo un tiempo donde brillaron las artes en la colina de La Mota. Por desidia o ignorancia preferimos mirar a otro lado y esperar a que alguien haga algo para poner freno a la desaparición de lo mejor de nuestra historia.