El Rocio y Palos celebran los 25 años de la visita del Papa Juan Pablo II
José Antonio Suárez López
Hoy en El Rocio y Palos se celebra el XXV aniversario de la visita de Juan Pablo II con misas y procesiones.
La ermita del Rocio celebra hoy a las 20 horas misa de acción de gracias por la visita del papa Juan XXIII. La Hermandad de la Patrona de Palos de la Frontera celebrará hoy una misa pontifical en la escalinata del Descubrimiento de La Rábida para conmemorar el XXV años de la coronación de su patrona la Virgen de los Milagros una de las pocas en el mundo coronada por un Papa y ante la que rezó Colón antes de irse a América. Luego la patrona de Palos volverá a su pueblo en procesión.
«Si tuviera que sintetizar el discurso, yo diría que habló sobre el valor de la piedad popular, tantas veces denostada» dice Salvador Aguilera, sacordote rociero de Ronda y experto en liturgia.
En el 2019 se cumple el centenario de la coronación canónica de la imagen de la Virgen del Rocio y 50 años de la ermita del Rocio; con un año jubilar que se inicia en juio del año que viene. Además la Virgen del Rocio saldrá en procesión el próximo septiembre de 2018.
El 14 de junio de 1993 hace 25 años el papa Juan Pablo II visitó El Rocio dentro de su segundo viaje a Sevilla, que incluyó los lugares colombinos de Huelva y su cuarto viaje a España. Antes había visitado Sevilla y Granada en 1982.
En el aeropuerto de San Pablo Sevilla fue recibido el 12 de junio por un baile por sevillanas, la Banda Soria 9, la banda de Tablada y salvas de honor del ejército, y los Reyes de España además del Cardenal Arzobispo Amigo vallejo.
Rezó el ángelus en el primer balcón de la Giralda e hizo una adoración eucarística en la Catedral de Sevilla y ordenó sacerotes a 28 seminaristas, 10 de ellos de la provincia de Sevilla en el Palacio de los Deportes hispalense. Luego hubo un encuentro con los jóvenes en la Plaza Virgen de los Reyes y el Papa se asomó al balcón del Palacio Arzobispal el sábado 12 de junio.
El segundo día de su visita clausuró el 45 Congreso Eucarístico Internacional, en el campo de Feria al que acudieron 500.000 personas con la asisetencia de 1200 sacerdotes, Arzobispos y Obispos de todo el mundo y un encuentro con los religiosos en la Catedral. Por la tarde visitó Dos Hermanas donde inauguró la residencia de Ancianos de San Rafael, obra social del congreso eucarístico.
El tercer día de su visita lunes 14 viajó a Huelva con una misa en la Avenida de Andalucia para clausurar el congreso mariano donde acudieron 50.000 onubenses y del Algarve. Alli bailaron los cascabeleros de Alosno.
Los Santuarios marianos marcaron su recorrido por la diócesis onubense. El día 14, en la capital, presidió la Eucaristía en el santuario de la Virgen de la Cinta y, en el Monasterio de la Rábida, coronó a la Virgen de los Milagros. Ese mismo día, como culmen de su visita pastoral a esa diócesis, visitó el Santuario del Rocío, «centro de la devoción mariana andaluza», como él mismo diría al inicio de su discurso.
Visitó los lugares colombinos de Palos, Moguer y La Rábida en conmemoración de la partida de las naves de Colón y la ayuda de Fray Antonio de Marchena y Fray Juan Pérez. Concluyó su visita en El Rocio por el V Centenario de la Evangelización de América.
El Papa rezó delante de la Virgen del Rocio donde inauguró el balcón del Papa que nadie más ha de pisar hasta que llegue otro papa.
Bien sabemos que las diversas hermandades peregrinan hacia el Santuario por sendas arenosas en las que no faltan las dificultades. Por eso, el Papa hace referencia al «polvo del camino» que se ha ido acumulando a la devoción popular y que es necesario purificar.
Señala que esta devoción a María: «necesita ser esclarecida y alimentada continuamente con la escucha de la Palabra de Dios, con la oración perseverante, con la recepción frecuente de los sacramentos, especialmente de la Penitencia y de la Eucaristía». Y, termina este apartado con una solemne afirmación: «Éste, y no otro, es el camino por el que la devoción rociera ganará cada día más autenticidad».
«Vuestra devoción a la Virgen manifestada en la romería de Pentecostés, en vuestras peregrinaciones al santuario y en vuestras actividades en las hermandades, tiene mucho de positivo y alentador, pero se le ha acumulado también, como vosotros decís, polvo del camino, que es necesario purificar. Es necesario, pues, que ahondando en los fundamentos de esta devoción, seáis capaces de dar a estas raíces de fe su plenitud evangélica; esto es, que descubráis las razones profundas de la presencia de María en vuestras vidas como modelo en el peregrinar de la fe y hagáis así que afloren, a nivel personal y comunitario, los genuinos motivos devocionales que tienen su apoyo en las enseñanzas evangélicas».