El traje del Rey Baltasar ha sido diseñado especialmente por Manolo González
José Antonio Suárez López
El traje del Rey Mago Baltasar ha sido diseñado por Manolo González, cortado por una costurera de Marchena. «Compramos las telas, lo ha cortado una modista y lo ha confeccionado otra, son todos de Marchena de lo cual yo me siento más orgulloso».
Normalmente Enrique Carrillo, dueño de Casa Carrillo, no puede ver la cabalgata de Reyes aún cuando pasa dos veces por la puerta de su casa, como él llama a su bar pegado al corazón de Marchena: Los Cantillos. Este año no solo la va a ver sino que la va a coronar, siendo el Rey Baltasar de la cabalgata de su pueblo y por primera vez en su vida no trabajará el día de Reyes. «Va a ser la primera vez que vea la cabalgata de Reyes» explica «y pasan dos veces por la puerta de mi casa». El día de Reyes en Marchena es cuando más gente hay en la calle.
El local junto al bar donde prepara todo el operativo para el Domingo la familia Carrillo parece una sala de operaciones especiales. En la pared hay colgado un mapa con el recorrido de la Cabalgata, con un gran punto central donde pone Casa Carrillo desde donde trabaja toda su familia para que no falte un detalle en los cerca de cuarenta puntos de recarga que tendrá su carroza.
Aunque el ayudante de su Majestad Baltasar no dice dónde, -el prefiere ser correcto y dar su sitio a todos los barrios y calles- está claro cuál será su punto apoteósico. «En Los Cantillos nací y me crié y aquí vivo». Los cantillos es como el corazón de Marchena siendo Casa Carrillo, su puerta. Podría escribirse la historia de este pueblo sobre la barra de este bar.
Para su familia, Enrique Carrillo es ya un rey sin corona todo el año. Dá trabajo a más de diez personas, entre ellas sus sobrinos y todo el equipo de este reputado restaurante es ya una gran familia. Otras personas que no son familia le piden ayuda y él, cuando está de su mano, ayuda, y cuando no, toca puertas.
Enrique se desvive porque sus clientes y sus trabajadores estén a gusto y para ello no le importa echar horas y más horas. Lo lleva haciendo toda su vida. Así que para él, el estrés, las llamadas -que no paran a pocas horas del Domingo, solucionando el último contratiempo-, es su rutina diaria. Comer a las cinco o seis de la tarde, -cuando ya todo el mundo ha comido en Casa Carrillo- también.
«En esta situación todo el mundo echa una mano y colabora y en verdad el que menos ha hecho soy yo, que no ha hecho nada» explica Enrique. Nada, salvo mantener el bar funcionando mientras toda la familia trabaja para poder disfrutar el Domingo. De hecho el bar seguirá abierto todos los días, menos el Domingo.
Aunque él dice que en ningún momento pensó ser Rey Mago, alguien cercano a él nos confirma que llevan varios años proponiéndoselo sin que él lo viera del todo claro, hasta que este año ya no ha podido decir que no. Aunque el dinero que hay que desembolsar en Marchena para ser Rey Mago es importante; las personas que encarnan a sus majestades, está claro que valoran por encima de eso el hecho de poder vivir una experiencia única y recibir el reconocimiento de todo su pueblo, que es algo que se vive sólo una vez.
Enrique echa de menos el antiguo edificio de Casa Carrillo, donde nació, donde se crió y donde trabajó con sus padres desde que apenas era un crío ya que es hijo único y recuerda con orgullo el día de la inauguración de la nueva Casa Carrillo, -el edificio actual- inaugurado por el Presidente de la Diputación, el Alcalde y el cura de San Juan, aunque quienes cortaron la cinta fueron los dos clientes más antiguos del bar. Aquí su madre pelaba patatas casi cada día hasta que un día se durmió en su hombro.
Aunque trabaja como el que más, no envidia a nadie por su dinero y duerme feliz de ver a los suyos trabajando a gusto y con unas condiciones dignas, aunque eso le haga ganar menos dinero.