Hay ciertos historiadores de Arte que apuntan que el rostro de Satanás es el propio Luis Antonio de los Arcos, mientras que el arcángel San Miguel que se muesta en la Galeria de las Colecciones Reales sería el de la escultora. Existe la teoría de la escultora quiso mostrar que su matrimonio «fue un verdadero infierno». Sin embargo, se trata de una afirmación en la que no se terminan de poner de acuerdo los analistas.
Pedro Roldán y su hija Luisa Roldán (La Roldana) alcanzaron altos niveles de maestría y excelencia en el arte de la talla elevando a la escuela sevillana a lo más alto. Pero sus estilos fueron muy diferentes.
Soledad de Puerto Real, unica dolorosa documentada de La Roldana en Andalucia.
Al contemplar las esculturas de Pedro Roldán parece que quieran romper a hablar, pero es que las de Luisa Toldán no solo hablan, tambiéb cuentan historias.
Para entender la maestría del padre Pedro Roldán basta con contemplar el cristo de la Columna de Lucena, cuya expresión no puede ser más humana. Nos interroga e interroga a los que le condenaron. Es elculmen del Barroco español, donde Pedro Roldán se enfocaban en el realismo, la emoción y el dinamismo.
Si su Cristo del Perdón de Medina Sidonia mueve mucho más a la devoción, el de Lucena adopta una expresión sombría, preocupada y mucho más viva al contemplar el panorma de la Pasión que le espera. Parece que va a arrancarse a hablar en cualquier momento.
Ambas obras no pueden entenderse sin la evolución en su época de la escuela sevillama y conservan aún cierto grado de abstración que entonces se considerava elegante y de buen gusto, heredado del renacimiento italiano, que finalmente desaparecerá en la obra de la hija mucho más personal y elocuente.
El rostro de San Miguel de Marchena presenta una composición más clásica, representado con la ingluencia de Pacheco y sin el excesivo detallismo que hoy se intepreta como algo propio de la escuela barroca sevillana. Entonces y por influencia del renacimiento italiano cierto grado de abstración en la tallas, era la norma aceptada.
Rostro de San Miguel de Marchena de Pedro Roldán.
Un joven, vestido como emperador romano, con coraza anatómica y túnica, imagen difundida en Sevilla por Francisco Pacheco y la escuela de Zurbarán y Murillo, a raíz de la Contrarreforma. Iconografía creada por Martin de Vos hacia 1580, grabado por Hieronymus Wierix en 1584 e inspirado en el grabado de Durero de Sol-Apolo y Diana.
En ella se representa al dios Apolo como al dios Sol, con asociación de cultos solares paganos y el Sol invictus de la Antigüedad tardía según Mario Aguila Vivar.
Pero su gran modelo en la talla de san Miguel pudo ser Murillo, no olvidemos que Pedro Roldán fue alumno de la academia de Murillo, y del escultor granadino Alonso Mena.
El Arcangel San Miguel de la parroquia homónima de Marchena participará en una gran exposición en honor al escultor Pedro Roldán en el Museo de Bellas Artes de Sevilla de Diciembre de 2023 a marzo de 2024, con motivo de la conmemoración de los 400 años de la figura de Roldán. La exposición contará con más de 40 piezas en las que el imaginero trabajó, tanto de escultura como de pintura.
Actualmente la escultura de San Miguel está siendo restaurada en Marchena por el restaurador Jose Maria Calderón y se espera que esta intervención arroje más luz sobre la datación de la obra.
En 1525 ya existía la Hermandad y Hospital de San Miguel según documentación conservada en el Archivo Parroquial de San Juan pero es apartir de la aparición de Monte Gargano Otalia y sucesivas epidemias en el XVII cuando se reaviva la devoción al arcángel.
LUISA LA ROLDANA
Nacida el 8 de septiembre de 1652 en Sevilla, Luisa Ignacia Roldán, Era la cuarta de los nueve hijos habidos del matrimonio formado por Pedro Roldán y Teresa de Jesús de Mena y Ortega, que llegaron a formar una extensa familia de escultores.
Aprendió con su padre como la mayoría de los doce hijos del matrimonio -además de otros ayudantes- que trabajaron en él. El elevado número de encargos haría que Pedro Roldán tuviese que contar, además de sus propios hijos, con otros aprendices o discípulos como Luis Antonio de los Arcos nacido en 1652, futuro esposo de Luisa, formado entre los talleres del escultor Andrés Cansino autor del nazareno del Viso y alumno de Francisco Antonio Ruíz Gijón, el autor del Cachorro de Triana en 1671.
Los patronos de Cadiz de La Roldana.
Diversos autores señalan que padre e hija trabajaron en el San Fernando de la Catedral de Sevilla de 1671, encargado con motivo la canonización del santo; aunque hasta el momento no hay prueba documental que lo confirme.
Muchos estudios atribuyen algunas obras de esta época producidas en el taller del padre a su hija. Fue también en el taller de su padre donde conoció a Luis Antonio de los Arcos, quien se convertiría en su marido en contra de la opinión de su propio padre.
Para poder casarse Luisa salió de su casa avalada por un mandamiento judicial y pasó varios días bajo la custodia de otro hombre hasta que se celebró el matrimonio, el 25 de diciembre de 1671 sin que su padre y maestro Pedro Roldán estuviera presente.
Angeles de la Exaltacion de La Roldana.
Su carrera profesional comenzó también en Sevilla junto a su marido, con quien trabajaba produciendo una gran cantidad de obras.
Luisa abandona el obrador paterno y, junto a su marido, inicia su labor profesional de manera independiente siendo éste quien firme los contratos de las obras, pues por ley y salvo excepciones una mujer casada no podía figurar como parte en documentos contractuales.
En 1684 contamos con la primera obra de Luisa perfectamente documentada. Se trata del Ecce Homo de la Catedral de Cádiz realizado en Sevilla a medias con su marido tal como demuestra el documento hallado en su interior durante los trabajos de restauración de la talla en 1984.
La primera constatación documental de su vida en Madrid se localiza el 28 de febrero de 1689 en que bautizaron a una hija llamada María Bernarda.
Cuando en 1692 una mujer talentosa como La Roldana quiso impresionar a la corte, echó mano de una iconografía que conocía a la perfección gracias al taller de su padre, para mostrar su maestría a la corte.
Hizo una talla de dos metros y medio de alto, y partimonio nacional afirma que el rostro de San Miguel es su propia cara y que el diablo es la cara de su marido Luis Antonio de los Arcos, del que se había separado. se mostraba hasta ahora en la Basílica de San Lorenzo de El Escorial pero ha sido trasladado a la nueva Galeria de Colecciones Reales.
Luisa evoluciona desde un cierto estatismo inicial más propio de su padre, pasando por un dinamismo más acusado en sus composiciones para llegar al atrevido movimiento arremolinado del colosal San Miguel de El Escorial.
La artista le regaló esta obra al rey y gracias a ella conisguió ser la primera mujer en convertirse en escultora de cámara del Rey. Luisa se casó sin el permiso de su padre, y a pesar de que en su tiempo las mujeres no podían firmar contratos ni obras, alcanzó el puestomas alto de la imaginería en su tiempo.
Consiguió lo que ninguna mujer ha alcanzado en la historia del arte español: ser nombrada escultura de cámara, primero de Carlos II y, tras la muerte de éste y la llegada al trono de los Borbones, también del nuevo rey Felipe V.
Parece que finalmente, en 1695, se le concedió la plaza titular con su correspondiente sueldo, aunque con retrasos, de manera que al parecer la situación económica del matrimonio era bastante precaria.
Lo que le ha dado fama y prestigio mundial son los pequeños grupos en barro cocido policromado, de los que realizó un elevado número de ejemplares, adecuándose así a una elevada demanda de este tipo de escultura de pequeño formato con destino a espacios domésticos.
Otras obras en madera de tamaño natural que se citan correspondientes a este período son el Nazareno del Convento de las hermanas Nazarenas de Sisante o San José con el Niño del Convento de Belén de Carmelitas Descalzas de Antequera
El 10 de enero de 1706 la Accademia di San Luca en Roma la nombró académica de Mérito, el mismo día que le sobrevenía la muerte en Madrid. Unos días antes, enferma y ante la proximidad de su muerte hacía una declaración de extrema pobreza, indicando que no poseía ningún bien ni nada sobre lo que hacer testamento, apelando incluso a la caridad para su sepultura y lo sufragios por su alma.