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Flamenco mestizo: morisco, sefardí gitano y negro

LA LLEGADA DE LOS GITANOS A ANDALUCIA

En 1996, el Parlamento Andaluz aprobó la celebración del 22 de noviembre como «Día de los Gitanos Andaluces».

“A veinte y dos días del mes de noviembre de este año (1462) llegaron a la ciudad de Jaén dos condes de la pequeña Egipto, que se llamaban el uno don Tomás y el otro don Martín, con hasta cien personas entre hombres, mujeres y niños…Y como llegaron a la ciudad de Jaén, el señor condestable los recibió muy honorablemente y los mandó aposentar  y hacer grandes honras…”

Esta llegada aparece recogida en los Hechos del Condestable Don Miguel Lucas de Iranzo, gobernador de Jaén y primer andaluz que documentadamente acoge el Pueblo Gitano.

GITANOS EN MARCHENA

En 1565 Loris Hoeffnagel vino a Marchena con sus instrumentos de dibujo para trazar un grabado de Marchena  con los primeros gitanos: el padre, la madre, el mocito y el niño/a pequeño en los brazos de la «mama». Los hombres trabajan el hierro mientras la gitana amamanta. Se reconoce que son gitanos por las herramientas, los fuelles (estos fuelles han seguido siendo usados por los gitanos) y por la rodela que luce la gitana.

Poco antes, en 1481 unos 8000 judíos de Sevilla vinieron a Marchena y otras tierras del Estado de Arcos huyendo de la Inquisición real y fueron acogido por Rodrigo Ponce de León, entre ellos venían miembros de importantes familias sevillanas, y sabemos que hasta el XVII hubo conversos en Marchena por juicios de la Inquisición.

 

En 1570 el Duque también trajo a Marchena Moriscos de la sierra de Ronda, tras alcanzar con ellos acuerdos de paz, y muchos fueron bautizados en San Juan. Algunos tuvieron problemas con la Inquisición establecida en Santo Domingo, por conservar sus propias costumbres, lo mismo que sucedía con los judíos y los moriscos.  Se conocen los listados de apellidos moriscos que vinieron a Marchena.

Justo cuando se fueron los moriscos y judíos, llegaron los gitanos que ocuparon sus oficios y aprendieron sus tradiciones culturales. «Cuando los gitanos llegaron a España se encontraron con una gran riqueza musical» señala Pablo Montes guitarrista clásico y recién graduado en Historia de la Música, por la Universidad de Granada.

«Mandamos a los egipcianos que andan vagando por nuestros reynos y señoríos con sus mugeres e hijos, que del día que esta ley fuere notificada y pregonada de esta nuestra corte, y en las villas, lugares y ciudades que son cabeza de partidos fasta setenta días siguientes, cada uno dellos vivan por oficio conoscidos que mejor supieren aprovecharse, estando de estada en los lugares donde acordaren asentar o tomar vivienda de señores a quien sirvan».

(Pragmática de los Reyes Católicos, promulgada en Medina del Campo, en 1499; recogida en peticiones de Cortes de 1525, 1528 y 1534.)

Los gitanos eran indispensables para la fabricación de herraduras y clavos posición clave que dio lugar a un núcleo de familias herreras inmune  a las persecuciones. La presencia de este conjunto de gitanos, bautizados y contribuyentes de generación en generación, era -paradójicamente- notoria pero fueron ocultados de los documentos como el padrón de hombres útiles para las armas de Triana del XVII está cuajado de apellidos de indudable resonancia calé, pero sólo una cantidad ridícula de ellos lleva la mención de «castellanos nuevos», que era el eufemismo administrativo para designarlos.

La música y tradición andalusí -como también pasó con la judía- se eliminó de España durante siglos, aunque se conservó en el Magreb.  «De hecho se eliminó hasta tal punto de que el laúd estaba mal visto por ser instrumento árabe y por eso la vihuela se convierte en el instrumento principal y de ahí evoluciona la guitarra».

LOS MORISCOS SE HACÍAN PASAR POR GITANOS

Según Manuel Martínez en su texto Moriscos y Gitanos, los moriscos se hacían pasar por gitanos, para escapar de la expulsión de 1609, al tener numerosas similitudes, no solo en el color de la piel, lo que hacía que se confundieran a ojos del castellano. En este tiempo el morisco había pasado a ser la minoría peor consideraba.

El Arzobispo de Granada escribe un texto en el rey en 1533  advierte que «andan muchos gitanos con los moriscos y les enseñan cosas de hechicería y adivinaciones y supersticiones».

El principal elemento de contacto entre moriscos y gitanos fue la música destaca Aznar Cardona.

En el XVII los moriscos habían sido autorizados para bailar y cantar en la procesión del Corpus de ciudades y pueblos, sustituidos luego por gitanos, durante el  acoso a los moriscos de 1609. Los gitanos tocaban instrumentos moriscos en varias fiestas.

En el Memorial de Francisco Núñez Muley elaborado tras la orden que Felipe II da en 1576 se dice que los gitanos vestían a la turquesa, hablaban Arábigo y turco. La primera noticia de los gitanos en Andalucía, en Jaén, los gitanos se hacen llamar condes de Egipto menor y les hacen fiestas para recibirlos.

En 1610 los gitanos procedían de territorios ocupados por los turcos. Margarita Torrejón explica que vestían con ropa de origen balcánico, algunos llevan turbante

Podemos encontrar palabras iguales como jamar, -comer- que se dice igual en árabe que en caló. La palabra  quinqui, que viene de quincallero, es de raiz árabe. Incluso los estudiosos de la lengua gitana encuentran grandes problemas a la hora de diferenciar las palabras propias del caló y las moriscas.

Pedro de Arriola, encargado de la expulsión de los moriscos andaluces, denuncia que una vez expulsados, los moriscos «se van volviendo de Berbería en navíos de franceses que los echan en esta costa, de donde se van entrando tierra adentro y ha habido que los más de ellos no vuelven a las suyas por temor de ser conocidos. Tengo presos 5 que se han atrevido a venir a esta ciudad y estos me dicen que se van volviendo todos». «Se sabe que vuelven cada día muchos y que la justicia lo disimulan».

La música andalusí, que incluía la tradición sufí se transmitió oralmente hasta 1610 -cuando fueron expulsados los moriscos- al norte de Africa en forma de nubas. Aún sigue viva en todo el Magreb a día de hoy en un rico repertorio que se transmite desde hace más de 12 siglos y aún perviven más de 1200 piezas en Marruecos, 900 en Argelia y 350 en Túnez.

Ibn Jaldun (Túnez, 1332) dice que a su llegada a Granada (1362)el zéjel era el género poético que más se escuchaba en la ciudad, relacionado con el sufismo se enseñaba en las madrazas hasta el siglo XIV.

Y es que una buena parte de la música andalusí no cortesana  venía de los cantos religiosos. Dentro del sufismo, la música y la danza tienen la función de llevar al trance a quienes la bailan.

Los excesos fueron criticados por Ibn ‘Arabi que consideraba que estas prácticas cofrades con éxtasis públicos, palabras, gritos y movimientos, no habituales, se alejaban de la auténtica espiritualidad sufí. Mientras reinaba la ortodoxia religiosa, había otra corriente  donde el vino, el libertinaje y el hachís eran una realidad.

Aziz Balouch escribe en su obra «Cante Jondo. Su origen y evolución. 1955» que «el cante grande» jondo como seguiriyas, soleares, cañas, polos, etc., está completamente identificado con las música folclórica Sufi, qawwalí, propias de su país, Pakistán.

La llegada del Islam abrió rutas comerciales y culturales desde la India a Andalucía, pasando por Persia, Egipto y Siria.

El pakistaní, Aziz Balouch vino a España buscando referencias sobre el sufismo en los años 30 y cantó flamenco en la compañia de Pepe Marchena que lo llamaba Marchenita. Desde entonces se tiene la teoría que los melismas de las voces laínas del flamenco tienen que ver más con la tradición árabe, mientras que las voces negras son gitanas.

Finalmente trabajó para la embajada de Paquistán en España. Según la teoría de Aziz Baluch el músico Ziryab sirvió de puente entre oriente y occidente trayendo elementos musicales a Córdoba desde su región natal de Sindh.

lbn Jaldún muerto en 1406 escribe qué Ziryab legó a los andaluces un repertorio de canciones que continuaron transmitiéndose después de la caída de Sevilla, por el norte de África, Túnez y Marruecos.

Según Ibn Jaldún cada noche un djin -genio- inspiraba a Ziryab  de forma que pudo componer miles de canciones y su fama ensombreció la vida y obra de los demás cantores y músicos de su tiempo. Tras su muerte floreció el comercio de esclavos cantores y cantoras que además eran instruidos en otras disciplinas como la medicina o las matemáticas y los reinos de taifas rivalizaban por tener los mejores músicos.

PRESTAMOS MUSICALES ENTRE EL FLAMENCOS Y MORISCOS

Músicas que creemos flamencas, tienen un origen anterior. El fandango existía antes del flamenco según el Diccionario de Autoridades de 1735. Pablo Montes, investigador y experto en historia de la música señala que la fiesta del fandango o fiesta del candil «viene de América». «Igualmente la Zambra es un baile morisco que luego se adapta al flamenco» señala Pablo Montes.

La tradición musical andalusí en Marchena enamoró en los años 30 a Aziz Balouch que vino a España buscando la raiz del folclore andalusí y acabó cantando flamenco en la compañía de Pepe Marchena y escribió un libro sobre la teoría árabe en el origen del cante jondo.

En Marchena destacó como gran maestra del sufismo Shams Um Al Fuqara, maestra de Ibn Arabi «La música sufí era una herramienta para curar a la gente, no un divertimento. De hecho Ibn ArabÍ explica que dependiendo del maqam, (escala o rango melódico que se usara) podían curar unos dolores de cabeza, de estómago, etc».  No usaban la música como divertimento porque «alejaba de lo divino».

«Sufismo y Flamenco tienen mucho en común: un sistema musical que viene de la misma zona, un vocabulario similar, preguntas existenciales» explica Martina Catella, experta e investigadora musical (www.singtheworld.fr) . El qawwali es una tradición musical del sufismo que se inicia en el siglo XIV en lugares santos sufíes de India y Pakistán con similitudes con el flamenco.

«El sustrato étnico donde se crea el flamenco es abundante en moriscos y gitanos» explica Juan Ramón Lara, investigador y músico de la Academia del Piacere. «La forma del villancico tiene influjo del zéjel (en concreto su mudanza, vuelta y estribillo). Un sustrato de cultura árabe permaneció en nuestra tierra junto a sus pobladores».  Otros autores creen que los melismas tipicos de algunos cantes y del flamenco tiene su origen en los cantos andalusíes.

PALABRAS MORISCAS EN EL FLAMENCO

El flamenco contiene cientos de expresiones de procedencia árabe andalusí que han sobrevivido según Antonio Manuel Rodríguez autor del libro ‘Arqueología de lo jondo’, donde describe el origen del flamenco como algo propio de culturas perseguidas o excluídas que se alimentan entre sí. como fue el caso sefarditas, gitanos, moriscos y negros.

Si en ‘La huella morisca‘, publicada en 2010, el autor ya desveló los restos de la cultura musulmana presentes hoy en la sociedad andaluza, en esta nueva obra el autor sigue la tesis de Blas Infante de que la palabra flamenco se relaciona con dos palabras árabes: ‘falah’, campesino, y ‘mencub’ desahuciado. Con las persecuciones y expulsiones de judios y moriscos éstos se vieron obligados, a ocultar su identidad y costumbres vida diaria.

La exclamación “¡agua!”, muy empleada en las fiestas flamencas, viene de ‘aqua’, que quiere decir “más fuerte” en árabe. La conocida Sala de la Barca, de la Alhambra de Granada, sería una deformación de la palabra ‘baraka’ (bendición) y la popular expresión “Córdoba la llana” no aludiría como se cree a su orografía sino que tendría su ascendente en el término árabe ‘yanna’, que significa paraíso.

“El problema es que no sabemos árabe y mucho menos el que se hablaba en Al Andalus. Federico Corrientes ya demostró que existen muchas expresiones encriptadas en el lenguaje popular. Hay innumerables palabras refugio que encubren sonidos árabes. Y el flamenco está plagado”, asegura.

“Dentro de la comunidad gitana se refugiaron los moriscos, que eran un grupo expulsado y perseguido por la Inquisición”, señala Antonio Manuel Rodríguez. “Y el pueblo gitano bebe de todas las culturas. Gitaniza la soleá y la asume como una expresión propia. En realidad, se produce una ósmosis”. La comunidad gitana ingresó en España en el siglo XV.

Este autor indica que la palabra“ole” viene de ‘Allah’ y soleá, viene de ‘salat’ (oración o rezo, en árabe) y su semejanza con la llamada a la oración islámica es grande,: el martinete, palabra que proviene del árabe: ‘marratain’, que significa literalmente “dos veces”. Y alude, indica Antonio Manuel, a la segunda llamada a la oración. yAsi la liturgia islámica, conforme a la tesis del autor, dormita enmascarada en buena parte de la cultura oral flamenca. La siguiriya, afirma que procede del sufí y proviene del vocablo ‘sukar’ (azúcar, en árabe) porque refleja el “estado de embriaguez”.

La palabra farruca viene del árabe andalusí y significa “el que distingue la verdad de la mentira”. Y vocablos como jaleo, zambra o zarabanda son de incuestionable origen andalusí”, sostiene.

Los negros esclavos dejaron su impronta en el flamenco en los ritmos y en palabras de raíz africana como tango, zorongo, milonga o fandango. “Todo acaba gitanizándose en ese magma de lo marginado»

‘Arqueología de lo jondo’ va camino de su cuarta edición. Su autor ha presentado la obra en no menos de 120 localidades de toda Andalucía, pero también en Marruecos, Italia, Madrid, Barcelona, Valladolid o Ibiza.