La Feria de Fuentes de Andalucía –en origen y durante siglos nominada Fiesta de la
Ermita–, ha ido desarrollando en el devenir de su dilatada existencia una serie de
modificaciones sustanciales de fecha, fines, denominación, hábitos, formas, imagen
o formato, entre otros muchos condicionantes; pero hay una característica
particular que se han mantenido en el tiempo: el emplazamiento de su celebración,
en el entorno de la ermita de San Francisco y de ahí su denominación primitiva,
única y singular.
Si cierto es que la fiesta se repite en una línea de continuidad con el pasado,
también lo es que simultáneamente se renueva, arrastrada a un proceso continuo
de evolución y renovación marcado por la sociedad fontaniega de la época. Un
desarrollo, y su consecuente transformación, que no ha influido en el
emplazamiento de celebración de la fiesta, hasta el punto que el espacio se ha
mantenido vacío, adaptado y urbanizado, bloqueando e influyendo en el
crecimiento de núcleo urbano habida cuenta de la relevancia del mismo en la
repetición cíclica de la fiesta, clasificada claramente como fiesta de lugar.
En la citada ermita radicaba la Hermandad de Consolación –hoy bajo el título de la
Humildad– que al menos desde mediados del siglo XVII celebraba en septiembre,
en paralelo a los cultos tributados a su Titular letífica, una feria lúdica y comercial
bajo la nominación histórica de Fiesta de la Ermita, en las inmediaciones de la
capilla, que llegaría a consolidarse en el siglo XVIII como velada festiva de
esparcimiento de toda la población fontaniega. Este componente festivo en
paralelo al hecho religioso fue importado por la cofradía local desde Utrera, a
donde como filial acudía cada 8 de septiembre en peregrinación, engrosando la
magna romería de la Virgen utrerana.
El proceso de transformación de la fiesta fontaniega se manifestó notoriamente en
la siguiente centuria, a lo largo de la cual queda patente la implicación del ente
municipal, que fue adquiriendo protagonismo hasta convertirse en el organizador
máxime de la misma, en paralelo al culto religioso promovido por la cofradía.
A finales del XIX llegaría la implantación de una feria de compraventa de ganados y
caballerías, coincidiendo con los días festivos, y en 1948 la reconversión de la
Fiesta de la Ermita en Feria de Fuentes de Andalucía, a partir de cuya fecha
perdería oficial su nominación primitiva.
Aun así, su nombre tradicional permaneció en el uso coloquial de la población por
transmisión oral, manteniéndose en todo este proceso su ubicación originaria, en las inmediaciones de la ermita de San Francisco, que hoy es todo un hito físico y
artístico que dio nombre, lugar, origen y desarrollo a una fiesta centenaria que tres
siglos después se mantiene adyacente a sus muros.
A iniciativa del cronista oficial de la villa y miembro de ASCIL, Francis J. González,
con objeto de preservar la singularidad que dota de idiosincrasia en la nominación
a la Feria de Fuentes de Andalucía, proveyéndola de cierta particularidad, y en
base a los argumentos históricos existentes, en los últimos meses se ha impulsado
la recuperación del nombre primitivo de la fiesta en cuestión.
De este modo, el pasado 6 de junio la proposición fue llevada a pleno, y tras la
exposición argumental de la misma por el propio cronista, la Corporación
Municipal del Excmo. Ayuntamiento de Fuentes de Andalucía aprobó por
unanimidad una nueva nominación para la Feria fontaniega, que recupera su
nombre primigenio en la forma «Feria de Fuentes de Andalucía – Fiesta de la
Ermita».
Una propuesta que ha contado con la adhesión de D. Jesús Cerro Ramírez como
cronista de la villa, la Hermandad de la Humildad como corporación impulsora de
la fiesta originaria, asociaciones culturales, entidades afines a la fiesta y las casetas
del Real fontaniego.
De este modo, la nueva nominación constará en todos aquellos soportes
nominativos, gráficos o documentación de relevancia que emanen del ente
municipal con el objeto de brindar y lograr la permanencia en lo sucesivo.