Galería: La hermandad de la Caridad salió desde la parroquia Matriz de San Juan
José Antonio Suárez López
Cada Domingo de Ramos la hermandad de la Caridad de Marchena renueva su tradición de trasladar un féretro desde la capilla del Hospital de La Milagrosa, al que asistían (antiguamente conocido como de La Misericordia) y hasta San Sebastián donde tenían su capilla y Hospicio-Hospital. Por lo tanto en su origen fue una hermandad hospitalaria junto a la Hermandad de Misericordia.
Francisco López García y Pedro Benjumea Lebrón, fundaron la Hermandad de la Caridad de Marchena en torno a 1600, que hoy, atiende a familias necesitadas, pago de los recibos, y Colabora Con Cáritas.
En 1766 el administrador del Hospicio y Casa de la Caridad de Marchena y Hermano Mayor de la Caridad, Andrés Mariano Fernández de la Chica, se obliga por contrato en nombre de dicha Hermandad a transportar al Hospital General de Sevilla a todos los pobres que necesiten medicarse y no puedan ser admitidos en el hospital de la Misericordia de Marchena.
El 9 de mayo de 1679 fallecía Miguel Mañara Vicentelo de Lecca, caballero de la orden de Calatrava y hermano de la hermandad de la Santa Caridad de Sevilla. El mismo día se dio lectura a su testamento, documento escrito por el propio Mañara meses antes, cuyo análisis ha publicado la Consejería de Cultura.
Nació el 3 de marzo de 1627 dentro de una familia destacada de la Sevilla del XVII. Oriundos de la isla de Córcega hicieron fortuna en la ciudad con el comercio con América, convirtiéndose con el tiempo Tomás Mañara, su padre, en un hombre público, ocupando diversos cargos. Esta posición le permitió hacerse con un importante patrimonio, del que nos ha quedado la casa palacio de los Mañara en el barrio de San Bartolomé.
Miguel de Mañara ocupó varios cargos públicos de la ciudad, pero a la muerte de su esposa en 1661 dedicó toda su fortuna a la hermandad de la Caridad que ya existía desde antes, para enterrar a los ahogados en el río, a los ajusticiados y a los que aparecen muertos en las calles.
A partir de la donación de Mañara la hermandad se convierte en un hospicio, y más tarde en un hospital para pobres enfermos, repartiendo limosnas a las víctimas de inundaciones, crecidas del río o epidemias. Bajo la dirección de Mañara se reforma la Regla de la hermandad y se transforma la Iglesia de San Jorge, encargando obras de arte a Pedro Roldán, Valdés Leal, Murillo, Pedro de Camprobín, etc.
El pensamiento religioso de Mañara quedó recogido en las Reglas de la Hermandad en varios poemas y en la obra Discurso de la Verdad, editada en 1672 además de un su testamento. A partir de este testamento nace la leyenda literaria del XIX con la idea de que antes de su conversión Mañara seductor, que se arrepiente al final de sus días, con el personaje de don Juan Tenorio de Zorrilla, que le dio una interpretación a la leyenda popular del encuentro de Mañara con la Muerte, en la forma de una bella mujer.
En 1675 se estaba construyendo el hospicio y hospital de la Caridad de Marchena gracias a limosnas, por lo que Alonso Calderón Rector de la Hermandad de la Caridad pide al Ayuntamiento de Marchena que libre cien ducados para terminar dicha obra.
Así se desprende del documento conservado en el Archivo Municipal de Marchena, Libro 9 de Actas Capitulares (1663-1678), en su sesión de 1 de junio de 1675, consultado por Fco. Javier Gutiérrez Núñez.
“En este Cabildo se presentó petición por parte de D. Alonso Calderón Rector de la Santa Hdad de la Caridad de N. S. Jesucristo y por otros hermanos en que dijeron que al presente se están labrando un hospicio para recoger todos los pobres incurables desta villa y darles cama y lo demás necesario, para que no perezcan y asimismo para que todos los pobres pasajeros reciban su ospedaxe en él y que es obra del servicio de Dios nuestro señor y porque lo obrado hasta ahora avía sido de limosnas, y que andando personas piadosos, pide a este Concejo sea servido de mandar librar la limosna que fuere servido para ayuda a tan santa obra que en ello se hará una gran limosna y por ello le prospere su divina Magestad”.
La corporación surgió para dar asistencia y entierro a los difuntos desamparados a raíz de la epidemia que asoló todo el valle del Guadalquivir, Sevilla y su comarca: “y esta cofradia tiene por fin dar sepultura a los pobres, que mueren en el campo, i en el lugar quando les falta caridad para poder alcançar entierro en la iglesia».
La primera regla de la Hermandad de la Caridad se aprobó el 9 de abril de 1650 bajo el mandato del arzobispo de Sevilla Fray Domingo Pimentel, quedando la cofradía establecida en la iglesia de San Sebastián de Marchena y celebrando las juntas de cabildo en su sacristía. El inicio de su actividad se recoge documentalmente a partir del cabildo celebrado en 30 de abril de 1651.
Los cabildos muestran la creciente actividad de la corporación durante toda la segunda mitad del siglo XVII, siendo las principales actividades recogidas en las actas asuntos relacionados con la elección anual de oficiales, nombramiento de contadores o tomadores de cuentas al mayordomo, recibimiento de nuevos hermanos, bajas o expulsiones de los mismos y, de manera puntual, aspectos relacionados con la gestión de sus bienes (arca de tres llaves, donaciones, gestión del hospicio, etc.).
Miguel de Mañara, caballero 24 de Sevilla fue cabeza de la Caridad de Sevilla entre 1663 y 1679. Encotramos a una familia relacionada con Marchena y con el pintor Murillo, -amigo y vecino de Mañara- casada con un hermano de Miguel de Mañara. La hermandad de la Caridad le encarga a Bartolomé Esteban Murillo cuadros para la nueva capilla de San Jorge inaugurada en 1674.
Luisa Francisca de Neve Ramirez de Cartagena, se casa con Juan Antonio Mañara Vicentelo de Leca, hermano de Miguel de Mañara familia de comerciantes genoveses. Juan Antonio murió prematuramente y se siguió un largo pleito por los bienes.
El padre de Luisa Francisca, el comerciante de origen flamenco Miguel de Neve, tio y albacea del mecenas de Murillos Justino de Neve actúa 2 de Noviembre de 1630, como administrador de los bienes de su cuñado Fernando Ramírez de Cartagena, contra las justicias de Arcos, Marchena, Rota y Chipiona, para cobrar deudas del duque de Arcos.
Luisa Francisca era hija de Miguel de Neve y de Francisca Ramírez de Cartagena, hija del Veinticuatro de Sevilla Fernando Ramírez de Cartagena, familia de administradores de la Casa de Arcos entre los siglos XVI al XVIII. En segundas nupcias, a la muerte de Juan Antonio Mañara, Luisa Francisca se casa en 1641 con Juan de Saavedra, conde de Castellar de la casa de los Arias de Saavedra.
En julio de 1678 Miguel de Mañara envíó una carta a la Hermandad de la Caridad de Marchena en respuesta a su petición de confraternizar en la que afirma que en adelante las dos hermandades serán consideradas como una sola es decir que los Hermanos de la Caridad de Marchena serán además considerados hermanos de la de Sevilla y al revés. Además en esa carta, Mañara y el resto de los oficiales de la Caridad de Sevilla firman como hermanos de la Caridad de Marchena.
Según explica Manuel Antonio Ramos «los hermanos de la Caridad de Sevilla son también tenidos por hermanos de la de Marchena y al revés es una cosa curiosa pero así lo dejo escrito don Miguel de Mañara».
Al mismo tiempo la familia Ponce de León fueron integrantes de las hermandades de Caridad de Sevilla y Marchena. Tras la fundación en Marchena los Ponce de León llegaron a ser hermanos mayores de la Caridad de Marchena, explica Manuel Antonio Ramos y además fueron hermanos de la Caridad de Sevilla.
«Hay un escudo de los Ponce de León dentro del libro de reglas restauró Instituto Andaluz de Patrimonio» explica Ramos. El Hospital de la Caridad de Marchena, ubicado en Plaza de San Sebastián no era un hospital de incurables como el Hospital de la Misericordia «sino un hospital para enfermos impedidos. La Hermandad era la encargada de comprar sillas y de transportar los enfermos al hospital donde se iban a curar. También el hospital de Marchena era un hospital para la entrada y salida de transeúntes.
Desde su fundación en el XVI, la Caridad recogía los huesos de personas que habían muerto en el campo marchenero y les daba enterramiento el Domingo de Ramos, costumbre que aún hoy pervive.