El pasado 23 de septiembre, los reyes visitaron la isla de La Palma. Como era de esperar, muchos se han preguntado qué hacía el rey por allí. Eso digo yo ¿qué pinta el Capitán General de nuestras Fuerzas Armadas supervisando en campo las labores de emergencia y evacuación que la Unidad Militar de Emergencia (UME) está desarrollando en La Palma tras la dramática erupción del volcán de Cumbre Vieja?.
Supongo que hubiese sido más útil quedándose en Rivas Vaciamadrid presidiendo el acto que conmemoraba el centenario del PCE. Tiene narices que en una monarquía parlamentaria el rey se dedique a ejercer la jefatura de estado, como si tal cosa.
Afortunadamente, las monarquías parlamentarias están gobernadas por el presidente del ejecutivo, que ya ha dispuesto una primera ayuda de diez millones de euros para paliar los daños ocasionados por el volcán y que ascienden, según el presidente canario, a más de cuatrocientos millones de euros. Todo bien. Pedro Sánchez tiene el mismo ojo clínico que yo para los arreglos.
Cuando tuve el accidente con la Vespa, me vine tan arriba al constatar que apenas sufrí daños físicos, que me volqué de inmediato en la restauración de la moto.
Fue levantarme del suelo, quitarme del párpado un par de fragmentos del cristal de las gafas que no lograron desprenderse por sí solos tras el posterior impacto contra la farola, y ponerme a evaluar los daños en mi ciclomotor.
Aunque andaba un tanto aturdido, recuerdo que la cogí del manillar para elevarla y mientras una señora me taponaba la sangre que manaba de mi rodilla con su suéter, me dije a mi mismo (con la voz entrecortada por el susto): Guardabarros delantero, maneta izquierda, palanca freno trasero, pedal de arranque, zapatas freno trasero, pestillo cierre sillín, manilla cierre tapa de motor y carcasa… esto con veinte pavos está apañao.
Supongo que mi cara, cuando salí del taller, tuvo que parecerse a la de los palmeros cuando sepan de la generosidad con la que nuestro gobierno pretende ayudarlos. Así somos; diez mil evacuados, cuatrocientas viviendas sepultadas por la lava, casi quinientas hectáreas de cultivo afectadas y diez millones para empezar con la reconstrucción de diez mil vidas y una isla. Va bene y, eso sí, el que allí sobra es el rey…