En un mundo al revés donde la brújula moral señala al sur y los valores navegan en una balsa sin timón, algunas ciudades se han convertido en la utopía de lo distópico, el edén del despropósito, el santo y seña de la nueva sociedad verdaderamente moderna. Aquí, los estamentos y oficinas oficiales han sido bautizados con una honestidad brutal que refleja las demandas de una sociedad emergente, que se deleita en la inversión de valores como quien cambia de zapatos.
La «Oficina de Intrusismo Local» es la primera parada para todo nuevo visitante. Aquí, uno recibe la bienvenida con productos locales, y acto seguido recibe un curso rápido sobre cómo comportarse en esta nueva sociedad de las apariencias, en una sociedad que premia la presencia sin sustancia, la sigla sin ideología y al gobernante que peor gobierna.
Así la cúpula gobernante podrá dar rienda suelta a aquello para lo que de verdad están capacitados: el afán por jugar con las personas como si fueran piezas de ajedrez para colocarlas donde mejor le convenga, da igual cual sea su formación académica previa.
Así, si resulta conveniente para el poder, un jardinero puede convertirse en jefe de personal, un gerente de una empresa de medios de comunicación puede tener una formación básica, o no tener básicamente ninguna, o un responsable de turismo puede ser administrativo o auxiliar o camarera, total al fin y al cabo lo importante es cobrar a fin de mes haciendo lo menos posible, y eso sí, convencer al resto de la población de las bondades del sistema.
Nada de fomentar las distintas áreas de desarrollo eso ya está pasado de moda, ahora lo que importa son las mentiras o el relato que se cuenta a la gente y cómo se las creen. Ósea importa más decir y hacer creer que hacer. Así que la oficina intrusismo es fundamental para lograr este cometido.
La «Delegación de cultura de la Corrupción» es el corazón del Espejismo, donde la sabiduría es un artículo de bazar y la verdad, una reliquia obsoleta que se muestra en los museos de lo que una vez fue. Lo que importa es que todo el mundo piense que quien se opone al sistema es alguien capaz de cometer los más horrendos crímenes aunque sea mentira que se merece ser azotado por las lenguas. Ya los líderes locales irán indicando por redes sociales a quién hay que azotar cada semana y porqué, según convenga.
Los templos del conocimiento, antaño conocidos como «bibliotecas», ahora son «Almacenes de Papel», donde el papel de los libros sirve para crear figuras que adornan las estanterías vacías.
Así si la Biblioteca Municipal adoptara una nomenclatura más acorde con su futura función podría llamarse «Centro de Acopio del Desconocimiento» o «Instituto Superior de la Perplejidad y Confusión» donde naturalmente uno nunca encontraría el conocimiento que busca sino el que al sistema le interesa que adquieras de tal forma que los auténticos libros de toda la vida quedarían soterrados en túneles secretos subterráneos de los que solo el bibliotecario y el concejal de Incultura y Perplejidad tiene la llave y por supuesto su acceso estaría prohibido y solo se entraría con permiso del Jefe de la Policía.
Por supuesto los centros de formación se convertirían en «Academia de Enseñanzas Inaplicables y Teorías Obsoletas» donde se enseñarían materias que luego al salir al mercado laboral no sirvieran para nada a los estudiantes. Donde los más ignorantes serían premiados, el más capacitado y capaz, sería marginado y el más burro sería el líder de la case para preparando al personal a que vayan votando tal y como conviene.
Y la «Escuela de Placebos y Curas Milagrosas a Precio Premium» es el nuevo Harvard, donde los diplomas se cuelgan en la pared no como símbolo de conocimiento, sino como decoración y estatus. Total, como no hay médicos y los pocos que hay se van fuera de España, qué mejor que contratar a empresas de productos milagro para así tener a una población contenta pero básicamente enferma física y psicológicamente.
La «Delegación de Desarrollo Económico» ahora atiende bajo el letrero de «Oficina de Especulación y Enriquecimiento personal», y es el lugar de peregrinaje para aquellos que entienden que el dinero no duerme, ni tiene escrúpulos. Porque el nuevo sistema defiende el derecho de todo ciudadano a enriquecerse ilícitamente, siempre que sea bajo el paraguas del partido y poco a poco con subvenciones oficiales. Estos empresarios ficticios irán copando el espacio de los verdaderos empresarios, que generan riqueza sin dinero público.
La «Central de Rumores y Leyendas Urbanas para Adolescentes» es la nueva academia para la juventud, un foro donde se enseña que el rumor es más rápido que el Wii y más contagioso que un bostezo donde se les enseña a navegar en la Deep web y satisfacer de forma inmediata y sin esfuerzo ni límite alguno sus más bajos instintos y deseos.
En las afueras, la «Oficina de Deforestación Urbana y Gestión de Espacios Asfaltados» reemplaza lo que una vez fueron parques y jardines. Ahora, los árboles son vistos como un estorbo para la visión de cemento y acero que domina el horizonte. Pronto los bosques y olivares serán sustituidos por placas solares y teniendo en cuenta las subvenciones ya nadie querrá tener árboles en sus parcelas. Y así los esforzados empleados municipales de parques y jardines podrán dedicarse a lo que de verdad anhelan y para lo que están efectivamente capacitados: escuchar el sonido de una buena rubia espumosa al descorcharse.
Este es el nuevo orden de Espejismo, donde la ironía y el sarcasmo son las monedas de cambio, y la reflexión filosófica sobre la inversión de valores se convierte en el pasatiempo de aquellos que aún se atreven a soñar con un mundo donde el norte sea más que una dirección olvidada.