El 22 y 23 de septiembre se organizan en Marchena actividades culturales con motivo de IV centenario de la muerte de la Madre Antigua con la presencia de monseñor Amigo Vallejo.
SABER MAS: Un reportaje sobre su obra y vida aparece publicado en le Numero Tres de la Revista Marchena Secreta.
Sor Maria de la Antigua fuye una monja nacida en Cazalla de la sierra que vivió en Santa Clara de Marchena toda su vida y fue enertrrada en el convento de Santa María. A ella le debemos la fundación de los conventos de San andrés y Santa María.
Escribió poemas de gran altura mística y es considerada una de las mujeres pioneras en la literatura femenina en español, por ello la Bibliteca Nacional de españa la incluyó recientemente entre las pioneras en la poesía mistica en lengua española.
El 22 de septiembre a las 6,30 de la tarde habrá en el convento una víspera cantada una muestra de recuerdos de la Madre Antigua lectura de sus romances y cánticos.
Será un día de puertas abiertas en el convento donde se podrá visitar su tumba y ver sus reliquias y libros.
La Iglesia de San Juan organiza un concierto de órgano el próximo viernes 22 de septiembre a las 21 horas a cargo del músico Fernando Gonzalo.
El dia 23 de septiembre a las ocho de la tarde misa solmene con el Cardenal Amigo Vallejo.
LA MADRE ANTIGUA
Después de su repentina muerte y de una vida llena de acontecimientos “sobrenaturales” su cuerpo se convirtió en una preciada reliquia que se disputaban franciscanos, mercedarios y el Duque de Arcos.
En 1620 intentaron robar su cuerpo incorrupto del convento de Lora, así que los mercedarios dedicen llevárselo a su convento de Sevilla.
A cambio de su cuerpo el Duque prometió fundar un convento mercedario, que hizo con San Andrés de Marchena en 1637 y otro franciscano recoleto, La Concepción de Marchena en 1624 ideado como panteón de la “santa” y otros tres conventos fuera de Marchena.
El Duque, su hijo y el Provincial de la Orden Mercedaria acompañaron al cuerpo en un arca tirada por bueyes desde Sevilla a Marchena en diciembre de 1637 durante tres días rodeado de multitudes. A petición popular el Duque mostró el cuerpo de la santa desde la tribuna de Santa María y el pueblo la aclamó, «de rodillas y con lágrimas en los ojos»