Le encantaban los Beatles, porque la música del cuarteto de Liverpool representaba un modo de romper sin distorsionar, una manera de integrar sin excluir caprichosamente, All you need is love. Podría haber sido ‘el quinto Beatle’; en verdad, en el fondo todos hemos querido ser ‘el quinto Beatle’, pero él le puso más pasión y convicción con su instrumento, su cámara fotográfica. Tenía la poesía de John Lennon y la elegancia de Paul McCartney. Tenía la simpatía de Ringo Starr y el misticismo de George Harrison amalgamado con su Hermandad de la Santa-Veracruz. Tenía la generosidad de Jesús Lino.
Marchenero de nacimiento y ursaonense por devoción, amante confeso de la belleza. Buscaba en la fotografía un lienzo de Velázquez. Le fotografió a la Villa Ducal hasta el aire que la envuelve. El aire atmosférico, el aire aristocrático, el aire pueblerino, el aire ensimismado, el aire levantisco. Ningún aire escapó a la captura de su cámara y ninguno de ellos sopló en su contra porque los conjugó como aliento único.
El periodismo local y comarcal le debe mucho a Jesús Lino y a su don de gentes. Él marcó una época junto al diligente redactor José Antonio Suárez y junto a un jovencísimo Quico Chirino, periodista de raza y siempre joven, aunque la actualidad envejezca como una ricachona o una pordiosera, da igual, el buen periodista permanece joven. Un servidor tuvo la inmensa fortuna de vivir con ellos aquel periodismo rudimentario pero sincero, de distancias cortas y servicio público, que Jesús Lino también entendía como labor social integradora y que le servía para expandir su fervor cofrade y aumentar la lista de sus amigos. Aquel periodismo de la amistad que además informaba que cualquier día refugiado en las entretelas fundó en Osuna mi querido Jesús Lino Rodríguez.
A los que lo conocimos y lo amamos se nos abre la necesaria herida de la tristeza, a la que le toca manar a ritmo de Lennon y McCartney. Su pérdida trae a la memoria la honradez de un viejo oficio, hecho por personas y para las personas, ‘el mejor oficio del mundo’. Con la muerte de Jesús Lino, aquella época de periodismo casero y cercano, como una buena comida, se llena de melancolía y elegía, se queda sin fecha y pierde la datación, ya es leyenda, como el tiempo de los Beatles. Relatar aquella época ya no es empresa informativa, pertenece a la jurisdicción sagrada del corazón.
Francis López Guerrero
Escritor y profesor de Lengua y Literatura.