Ayer tuvo lugar en la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría el Ingreso como Académico correspondiente en la ciudad de Marchena de Juan Luis Ravé Prieto, Hijo Adoptivo de Marchena, según informa la Biblioteca Municipal de Marchena.
El acto se celebró en el Salón Carlos III de la Casa de los Pinelo (Sevilla), sede de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría. En el acto se dio lectura del extracto del acta de elección por el Secretario General, Fernando Fernández Gómez.
Juan Luis Ravé lectura del discurso de recepción, titulado: «Algunos modelos de villa ducal en Andalucía Occidental». Finalmente, se le entregó el Título de Académico y se le impuso la Medalla Corporativa a nuestro ilustre paisano.
El análisis comparativo de las tres principales villas ducales del antiguo reino de Sevilla -Osuna, Marchena y Sanlúcar de Barrameda- permite arrojar luz sobre la singularidad de su destacado patrimonio histórico, urbanístico y artístico, que en contra de lo que la historiografía tradicional ha mantenido, estuvo abierto a las influencias foráneas.
Así, estos modelos de villa ducal reflejan un paralelismo evidente con los producidos en Italia y en otros territorios europeos, visible tanto en las villas ducales transalpinas del renacimiento como en los modelos propuestos en la tratadística del primer renacimiento italiano.
«Las cortes señoriales pretendieron siempre emular a las cortes principescas europeas que fueron bien conocidas por estos señores andaluces en sus frecuentes viajes por España, Italia o Centroeuropa, ya sea como virreyes, en Nápoles o Sicilia, como embajadores en Roma, gobernadores en Milán, o garantes de la paz en Paris o formando parte del séquito real en Bruselas» expresa Ravé.
«En primer lugar, se procedió a transformar o modernizar el viejo castillo medieval para convertirlo en un palacio digno del nuevo rango, manteniendo su valor simbólico como centro del poder. Al mismo tiempo, estas villas empezaron a crecer rápidamente a partir de la concesión a sus señores de los títulos de duques y de alcanzar el nivel de grandes de España gracias a Carlos I».
«Este crecimiento se hizo más notable cuando los nobles decidieron establecerse en sus propias villas, localizando allí su residencia, la audiencia y el centro de la administración e incluso su panteón etc. En menos de 100 años estas villas llegaron a triplicar su población y su trama urbana creció siguiendo unos ejes más o menos rectilíneos guiados por la implantación estratégica de una serie de fundaciones religiosas que condicionaron el trazado de las nuevas calles. Igualmente se dispusieron servicios asistenciales y educativos y una serie de infraestructuras, molinos, pavimentos, fuentes, puentes que mejoraron el aspecto de estas ciudades».
«Otro rasgo característico del urbanismo de estas villas es la presencia de al menos dos plazas con funciones muy marcadas y diferentes, una plaza de función más representativa junto al palacio y otros órganos del poder y otra más baja en el arrabal, más comercial.
Desde el punto de vista artístico, la multiplicación de las fundaciones religiosas hizo que aumentase el número de encargos y la presencia de artistas y artesanos y por otra parte los viajes de los duques, aumentaron las posibilidades de compras y donaciones de obras artísticas de cualquier procedencia y gusto a sus villas» indicó Rave en su discurso.