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La familia Salvador de España y Argentina se reencuentra cien años después a través de Internet

Enrique Salvador, un economista argentino confinado en Buenos Aires, desde hace casi cien días se ha reencontrado este sábado y por Internet con sus raíces andaluzas y marcheneras, a través de un mensaje enviado a Revista Saber Más-Marchena a modo de mensaje en una botella a sus 68 años de edad.
Enrique Salvador no supo del origen de su familia hasta que poco antes de la muerte de su madre, en 2012, ésta la reveló que la familia de su abuelo venía de Marchena, España.  El apuntó ese nombre, Marchena, que para él no significaba gran cosa, en un papel junto a una fecha, 1906. Y lo guardó. Año después cuando sus hijos le preguntaron el origen de su familia comenzó a buscar por internet. Cuando llegó el confinamiento mandó por internet decenas de mensajes a medios de comunicación, parroquias y organismos públicos de Marchena sin obtener respuesta.
El pasado jueves 11 de junio el marchenero Juan Guijarro vio el mensaje publicado por Revista Saber Mas y confirmó que el abuelo de su mujer Conchi Baco Salvador es hermano del abuelo del argentino Enrique Salvador.  Las dos ramas familiares en España y Argentina sabían que tenían familia al otro lado del atlántico pero no sabían dónde ni quiénes eran, ni tenían contacto desde hace un siglo. Ambos son primos segundos.

El primer reencuentro casi cien años de la familia Salvador fue el pasado sábado por videoconferencia. «Ha sido algo muy fuerte, con muchas emociones. Juan me llamó por la mañana temprano y me temblaba la mano. Cuando terminé de hablar con él me acosté para relajarme» explica Enrique Salvador desde Buenos Aires por vídeo conferencia.
«Para mí fue una satisfacción muy grande, estuve toda la noche previa sin poder dormir» explica el marchenero José Manuel Salvador Baco Salvador, de 66 años. El reencuentro ha sido una alegría para la familia Baco Salvador, con cuatro hermanos, todos hijos de Francisco Salvador Navarro, que junto a su hermano Manuel Salvador Navarro emigró de Marchena a Buenos Aires en torno a 1906.

Francisco viajó a Argentina en varias ocasiones hasta que se estableció como maestro albañil en Marchena, mientras que Manuel se estableció en Buenos Aires donde creó un pequeño negocio artesanal de zapatos de cuero, con cinco empleados, siguiendo la tradición familiar. Ahora sus descendientes trabajan todos juntos a través de vídeo conferencias para reconstruir la memoria perdida de la propia familia con búsqueda de datos en archivos para hacer un árbol genealógico.
Hasta la Guerra Civil mantuvieron el contacto porque la rama Argentina de la familia venía a las ferias del calzado de Barcelona, y se escribían cartas y postales pero con la guerra todo contacto se rompió hasta ahora.
Saben que sus bisabuelos eran fabricantes de zapatos en Marchena a finales del XIX. Francisco Laredo Salvador Peña y Ramón Salvador Peña. Cuando llegó la hora de emigrar a Buenos Aires, sus abuelos echaron mano del oficio familiar de zapateros aunque en una primera etapa no lo tenían nada claro.
El boto campero era el producto estrella de cuero que fabricaban los zapateros marcheneros en ese tiempo entre los años 20 y los 70.  Costaban el sueldo de un jornalero durante dos o tres meses, pero la mayoría no se lo podía pagar y usaban alpargatas.

Francisco Salvador Navarro era maestro albañil en Marchena nacido en torno a 1898 y muerto en Marchena en los años 60. El trajo de Argentina algunos avances en la construcción como las viguetas de cemento y ferralla. La primera fábrica de viguetas en Marchena era propiedad de El Chileno, quien también emigró a América.
Entonces los albañiles de Marchena construían los muros de las casas con el mismo sistema milenario del tapial, usado por los almohades para la construcción de muros y murallas. «Con cal, agua, tierra todo prensado con un pisón» explica Juan Guijarro. «Por eso las casas en Marchena tenían muros de hasta ochenta centímetros hasta los años sesenta. Usaban técnicas tradicionales».
«El motivo por el que hasta ahora no he ido al pueblo, Marchena es porque no conozco a nadie» explica Enrique Salvador, quien en varias ocasiones ha venido a Madrid y Barcelona desde Buenos Aires. «Este año quería ir a Marchena pero no sabía con qué me iba a encontrar».
Entonces llegó la pandemia y aunque en España los aeropuertos abren en Julio en Argentina se cree que hasta final de año no habrá vuelos internacionales.  Cuando abran los aeropuertos argentinos y españoles el primer destino de Enrique Salvador será Marchena para conocer el pueblo de sus ancestros.