En 1864 el Ayuntamiento alertó de la ruina de la galería que comunicaba la iglesia de Capuchinos con el Palacio y ordenó su derribo informando al administrador de la Casa Ducal, que le daba de plazo 5 días y si no el Alcalde acometería el derribo. Se derribó llenando su interior con hasta cinco metros de tierra y escombros. Antes, en 1842 el Ayuntamiento propuso, sin éxito, instalar en las huertas del convento el cementerio municipal.
Hoy, 156 años después, el mismo Ayuntamiento que lo condenó a la ruina y a ser enterrado, según expresa Manuel Antonio Ramos en su obra sobre la desamortización en Marchena quiere desenterrarlo y ponerlo en valor.
Los restos de la iglesia de Capuchinos fueron documentados en unas catas arqueológicas dirigidas por Fernando Amores la pasada primavera. Pero no esperaban su tamaño, ni su forma de cruz latina, ni que la mayor parte de los muros del templo estuviera conservado bajo cinco metros de tierra y escombros, ni que se conserven algunas dependencias como la sala De Profundis.
Criptas del convento de Capuchinos. junto a la Plaza Ducal.
Ahora su recuperación plantea un gran reto a los expertos, arquitectos y arqueólogos. Quieren sacar los escombros de la iglesia para recuperarla pero no saben cómo ni por dónde hacerlo. Estos trabajos previos forman parte de la llamada fase dos de la muralla, ahora pendiente de definición y redacción, para pedir dinero al Ministerio de Fomento dentro del 1% cultural. Las obras pueden tardar aún entre uno y dos años en comenzar, si es que se el Gobierno dá el dinero.
DOCUMENTOS SOBRE CAPUCHINOS EN PARES
Planta de la Iglesia de los Angeles Custodios, o de Capuchinos.
El espacio del convento es hoy casi irreconocible. Tanto que casi había desaparecido por 156 años. Se sabía dónde estaba pero no su tamaño y ubicación precisas. El claustro del convento, sus criptas y aljibes formaron parte de en molino de harina que el cura de San Sebastián Evaristo Montursy, vendió en 1882 a Diego Ternero Benjumea. Luego fueron mataderos y luego, abandono total, hasta llegar hasta hoy con vertido en un lugar insano y marginal.
Pasaje de Capuchinos tras la limpieza, detrás parte de los pilares de la iglesia.
El refectorio, la bodega y otras dependencias se convirtieron en cuadras para los caballos tras la ocupación francesa, pero en 1813 volvió a ser convento hasta 1864 cuando el Ayuntamiento decide su demolición ante la ruina que amenazaba.
Enterrada en la colina de la Mota entre la muralla y el Palacio Ducal, la excavación ha arrojado la mayor cantidad de información sobre este convento e iglesia que hasta ahora era el gran desconocido en el área de la Mota y ha redescubierto el pasaje de Capuchinos y la calle del Moral, sobre cuyos restos se edificó el convento.
370 AÑOS DE HISTORIA
El Duque Rodrigo Ponce de León Toledo (1602 -1658) y Fray Bernardino de Granada inauguraron el 24 de Octubre de 1651, hace ahora 370 años, colocando un crucifijo en el patio de los naranjos. Para construirlo tomaron unas casa que el Duque tenía cedidas a hermandades como la Veracruz y Animas de San Juan (hoy fusionadas) el Conventos de San Francisco y Santo Domingo.
La espadaña del Convento en una foto de Azpiazu.
El Duque cuya rama materna, los Toledo, era judeo-conversa, agradecía así a sus ángeles custodios, los frailes que le salvaron la vida en la rebelión de Massaniello -1647- en Nápoles y de la peste en Valencia. Quería tenerlos cerca, eran los capellanes del Palacio y a menudo comía con ellos.
Los Angeles Custodios presidían la sacristía en un gran lienzo. Era solo una de las 20 pinturas que había como el San Agustín, la Virgen de la Soledad, un San Jerónimo, la Magdalena, la V. de Regla, un lienzo de Juan del Castillo que se conserva en el Museo de BBAA de Sevilla y Ravé cree que pudo albergar incluso una pintura del mismísimo Leonardo da Vinci. Según Ravé, los lienzos del coro de San Agustín procederían de Capuchinos.
En 1835 tras la desaparición del convento de Capuchinos se hace inventario y en él aparece una Piedad sobre tabla atribuída a Leonardo Da Vinci por Gomez Acebes que conserva parcialmente la familia García Vinuesa en Marchena, según Ravé. Solo se conserva una parte de la tabla, la que representa a Jesús. El resto fue destruído en varios episodios violentos del XIX.
Fray Diego de Cádiz.
Entre las tallas, la Divina Pastora y una Virgen de los Dolores y también tenía hermandades como los Terceros, seglares Franciscanos. Aquí predicó el beato Diego de Cádiz y en en 1840 hubo fiestas por el fin de la epidemia de cólera.
Pasaje de Capuchinos.
En sus tribunas el Duque oía misa, y bajaba por una escalera monumental al templo, lleno siempre por estar junto a la Plaza Ducal hacia donde tenía su puerta principal y una espadaña. Sus frailes participaban en el mandato el Viernes Santo. El púlpito donde predicó el Beato de Cádiz fue comprado en 1864 por el Obispo gaditano para instalarlo en el convento de Cádiz según El Contemporáneo de 7 de julio de 1864.
Subasta del convento y del Palacio de Ducal publicado por El Imparcial del 11 de Abril de 1900
El Duque de Osuna, Mariano Téllez Girón, murió en 1882 tras dilapidar su fortuna y herencia, entre ellas el Ducado de Arcos y Señorio de Marchena, dejando una ruina de 44 millones de pesetas, y una deuda de 90 millones de reales con el banquero Urquijo, la mayor de España en su época. Para recuperar ese dinero los bienes del duque fueron subastados judicialmente por orden del Banco Urquijo.
El convento de Capuchinos en un exvoto de la Veracruz.