Hay muchas razones para conocer de cerca la historia y legado ligadas a la Virgen de la Soledad de Marchena que este sábado será coronada en la Plaza Ducal a partir de las 19.30.
Las saetas carceleras, las ruinas, el palacio, la marcha Soleá dame la mano, la historia de ser una de las dolorosas más antiguas de Andalucía, 1560, Gaspar de Becerra y su historia, el manto y saya, la virgen de luto, los Duques, los Gitanos, las moleeras, la Plaza Ducal, ell castillo, las murallas, la torre de Santa María. Pero sobre todo, la hermandad de la Virgen de la Soledad cuando sale hace que toda la arquitectura arruinada y la historia de Marchena resucita y cobra sentido por un día. La Soledad de Marchena es lo único que queda vivo del siglo de oro en Marchena. Ella es el rostro de la historia de Marchena.
La Resurrección de una Historia Viva
Por un día, cuando la Virgen de la Soledad sale en procesión, todo cobra sentido en Marchena. Las ruinas, las piedras y los vestigios de una ciudad gloriosa parecen renacer, volviendo a contar la historia de un pasado que sigue vivo en la devoción de su gente. La Soledad no es solo una imagen religiosa; es el rostro de una Marchena que nunca ha dejado de existir en la memoria de sus habitantes.
Origen en la Corte de Isabel de Valois y María de la Cueva
El relato comienza con Doña María de la Cueva, viuda del Duque de Osuna, y pariente directo de los Ponce de León, camarera mayor de la reina Isabel de Valois. En el año 1565 la reina, conmovida por la imagen de un lienzo de la Soledad de Maria arrodillada al pie de la cruz con las manos enlazadas, encargó al escultor Gaspar Becerra la primera representación de la Virgen de la Soledad.
Esta imagen se encontraba en el convento de los Mínimos de la Victoria en Madrid y fue la primera en ser vestida con el atuendo de luto que caracterizaría a la advocación de la Soledad. María de la Cueva vistió a esta primitiva Virgen de la soledad con su propio traje de luto, un atuendo que ella misma usaba. Este traje es muy similar al del manto y saya negro tipico de las mujers de Marchena para ir a misa, que desde la corte de Felipe II se expande por Europa gracias al auge de la lana merina española.
La Virgen de la Soledad de Marchena fue tallada en 1570, lo que la convierte en una de las Dolorosas más antiguas de Andalucía.
El contrato para la ejecución de la imagen de la Virgen de la Soledad fue firmado el 2 de enero de 1570 y en resumen dice así «Yo Gaspar del Aguila vecino de la ciudad de Sevilla en la collación de San Marcos… otorgo que soy convenido y concertado con voz Gil Muñoz vecino de la villa de Marchena, en tal manera que yo sea obligado de vos hacer una imagen de Nuestra Señora de la Soledad para vestirla, de talla de pintura que ha de ser rostro y manos labrado de bultos y encarnado en toda perfección y de la cintura abajo ha de llevar su armadura de listones de Bourne y sus brazos de lienzo y estopa y de la dar a fecha acabada de hoy día hasta 15 días del mes de febrero que viene».
La Capilla de los Duques de Arcos
La Iglesia de Santa María, uno de los templos más emblemáticos de Marchena, alberga la capilla privada de los Duques de Arcos, quienes históricamente han estado ligados a la Hermandad de la Soledad. Esta capilla, que ha sido lugar de culto exclusivo de la nobleza local, es también el espacio donde la Virgen recibe devoción a lo largo del año.
La Plaza Ducal y el Palacio: Escenarios Históricos
La Plaza Ducal de Marchena, un espacio que está profundamente ligado a la historia de los Duques de Arcos, se convierte cada año en el escenario principal de la coronación y procesión de la Virgen de la Soledad.
Este espacio, anexo al Palacio Ducal, ha sido testigo de grandes acontecimientos históricos, y durante la Semana Santa revive ese esplendor perdido. El Palacio, situado justo detrás de la Iglesia de Santa María, recientemente, a través de excavaciones arqueológicas, se descubrieron algunos elementos de los jardines del palacio, como la fuente o las especies de plantas. Esta fuente ha sido recreada para presidir la plaza durante la misa pontifical, y el sonido del agua, junto con la decoración floral y las hierbas aromáticas, busca evocar el ambiente que una vez dominó este espacio nobiliario.
Soleá Dame la Mano y su Conexión con la Virgen de la Soledad
La famosa marcha procesional “Soleá dame la mano”, compuesta por Manuel Font de Anta en 1918, se inspiró en una saeta que el autor escuchó durante la procesión de la Esperanza de Triana, al paso por la cárcel del Pópulo en Sevilla. Sin embargo, la letra dice Soleá dame la mano por las rejas de la cárcel, que es una letra de una carcelera de Marchena, que en ese momento, finales del XIX se habían popularizado en Sevilla al ser las primeras con influencia flamenca. Aunque Manuel Font no lo conociera, estas saetas carceleras marcheneras son un eslabón importante en la evolución de las saetas desde los primitivos cantes llanos de cuatro y cinco versos, las cuartas y quintas de Marchena, que se cantaban correaltivamente por los nazarenos en las procesiones hasta las primeras influencias flamencas.
Moleeras y saetas antiguas
Antes de que la Virgen entrara al Palacio Ducal, donde el acceso estaba restringido para el pueblo, la procesión se detenía durante un tiempo considerable. Durante esta pausa, los saeteros locales interrumpían la procesión cantando saetas en honor a la Virgen. Esta tradición de retener la imagen, llamada «moleeras», era una forma en la que el pueblo de Marchena participaba activamente en la devoción a la Virgen a través del canto, en una localidad con una rica tradición de saetas.
El origen de las saetas en Marchena se vincula a las hermandades surgieron durante los siglos XVI y XVII, cuando las cofradías comenzaron a incluir en sus procesiones cantos devocionales. Las órdenes religiosas, especialmente los franciscanos y dominicos, desempeñaron un papel importante en la difusión de estas formas de oración cantada.
Los Gitanos y la Devoción a la Soledad
La comunidad gitana, instalada desde antiguo en la Plaza Ducal, ha tenido un papel importante en la historia de la Virgen de la Soledad desde el siglo XVI. Ya en 1600, se documenta la participación de los gitanos en los cortejos procesionales de la Virgen y el Santo Entierro. Los gitanos se habían asentado en Marchena, en torno a la Plaza Ducal, bajo la protección de los Duques de Arcos. Con las reformas impulsadas por los Reyes Católicos, que establecían que los gitanos debían abandonar la vida errante y acogerse a un oficio, muchos de ellos encontraron su lugar en la herrería y otros trabajos manuales.
En el famoso grabado de Hoefnagel, se pueden observar a los gitanos trabajando en una forja en Marchena, una estampa que refleja su integración en la vida social y económica del pueblo. La mismna plaza ha conocido en el siglo XIX el nacimiento de grandes artistas flamencos como Los Melchores, o la Gilica.
La torre de Santa Maria, simbolo de Marchena
La Torre de Santa María de Marchena es uno de los monumentos más emblemáticos de la localidad, destacando por su altura y belleza arquitectónica. Su diseño fue realizado por el arquitecto Hernán Ruiz II, conocido como Hernán Ruiz «el Joven», quien fue un maestro en la construcción de campanarios y que también trabajó en la Giralda de Sevilla. se realizó sobre la base de un torreon almohade cuadrado y macizo de tres por tres metrso.
La torre tiene una estructura esbelta y elegante, con una base de sillares de piedra, similar a la portada gótica de la iglesia a la que pertenece. Está compuesta por tres cuerpos, los dos superiores añadidos en época posterior. El remate del campanario, en forma de cúpula o «media naranja», está cubierto con azulejos, recordando la obra que Hernán Ruiz diseñó para otras torres en Andalucía, como la de San Lorenzo en Córdoba.