Los restos de la basílica paleocristiana de Arahal ya son visitables gracias al proyecto de puesta en valor del yacimiento hallado en 2007 en La Palmera en el que Ayuntamiento y Diputación han invertido 540.000 euros. El nuevo recinto se inaugura este jueves.
El proyecto ha hecho visitable también las tumbas y el horno cerámico del siglo II D.C. que forman parte del yacimiento.
En La Palmera de Arahal aparecieron uno de los escasos testimonios epigráficos existentes en Andalucía de un personaje noble godo arriano. Se llamaba Hilduarens y murió en el año 504 cuya lápida se encontró junto a la de un monje Fulgencio.
Estos dos sepulcros pertenecían al grupo de 88 sepulturas paleocristianas excavadas en el año 2017 en el yacimiento de La Palmera donde el arqueólogo Gilberto Rodríguez González se encontró una de las pocas basílicas paleocristianas de nuestra zona. En España ya había conventos desde el siglo quinto, por lo que el yacimiento de La Palmera en Arahal puede pertenecer a un primitivo monasterio paleocristiano.
También hay otras basílicas paleocristianas en Morón, Gerena, Estepa o Lucena y restos arqueológicos de comunidades paleocristianas en Marchena (El Lavadero), Carmona, Ecija, Pedrera y La Roda.
En el 406 tres pueblos bárbaros entraron en la Península Ibérica, Suevos, Vándalos y Alanos y para expulsarlos el gobierno imperial echa mano de otro pueblo germano los Godos que eran aliados de la monarquía hispánica. Procedían de Gotland al sur de Suecia y del Báltico.
ARRIANOS. ARMARSE LA DE DIOS ES CRISTO
La expresión armarse la de Dios es Cristo hace referencia a la guerra teológica, político militar que hubo entre los arrianos y católicos del siglo V al VII. En España la religión dominante fue la Arriana y nuestro país no se convierte al catolicismo hasta el año 583.
El yacimiento paleocristiano se encontró tras la portada de la fábrica de aceitunas La Palmera.
Arrio era presbítero en Alejandría en el año 311 D.C apoyado por los emperadores romanos de Bizancio originó la primera división de la Iglesia al defender que Jesús no era hijo de Dios sino sólo un ser humano. Su impacto provocó la reacción de la ortodoxia católica,