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El perdón del Viernes Santo y los indultos de presos en Semana Santa

Con motivo de la Semana Santa, seis presos han sido indultados en España este año a propuesta de diversas cofradías. Juego, adulterio, pequeñas rencillas entre vecinos, robos. A finales del siglo XV matar a un vecino en una reyerta por esta causa era un accidente que le podía pasar a cualquiera por el extendido uso de espadas y navajas, en medio de un ambiente bélico, para resolver disputas. Sevilla y Córdoba, Jerez, Úbeda, Baeza, Carmona y Écija, eran las ciudades con más delitos de sangre en este periodo, solo esta última con 28 casos al año, según Cabrera.
Cuando esto sucedía, no quedaba otra que huir hasta que el asunto se olvidase y luego pedir alguna medida de gracia real tras conseguir el perdon de la otra parte. Muchos de los indultados por el Rey al recibir esta gracia estaban huidos, condenados a muerte o desterrados. Le sucedió a Francisco Recuenco en 1490, natural de Ronda que vivía desterrado en Marchena y quien una sentencia declaró libre de la muerte de su mujer, para huir luego a América.
La Cámara de Castilla concedía los Indultos de Viernes Santo desde que el Concilio de Toledo aprobara esta medida en el 636. Aprobado el indulto se esperaba al Viernes Santo, con todo el pueblo en la calle para celebrar una ceremonia solemne donde participaba el preso y un representante del monarca y siempre a cambio de prestar servicio personal en el ejército.
Indultos, que formaban parte de la propaganda política de la Monarquía para pacificar Andalucía de la violencia latente en la retaguardia, en medio de la Guerra de Granada, guerras nobiliarias Ponces-Guzmanes, y asaltos contra bienes de conversos y judíos.
Como ejemplo de violencia contra moriscos encontramos que en 1494 se perdona a Cristóbal de Villate, vecino de Écija, que con diez años de edad apedreó y mató a un musulmán llamado Hamet, «hijo de Mahoma y vecino de de Palma del Río».
En referencia a muertes relacionadas con judeoconversos en 1479, los conversos Juan de Carmona y Juan Alemán mataron al «físico» (médico) de la Reina Isabel Alfonso Núñez, de Ecija cuando salía de noche del Palacio donde estaban los Reyes por lo que su hijo Gonzalo Núñez pide no se le aplique ningún perdón real.  Al hijo edel muerto, los monarcas le conceden el ofico de jurado en Sevilla como indemnización por la muerte de su padre y cuyo cargo ostentaba uno de los autores del crimen, el converso Juan Alemán.
La Séptima partida de Alfonso X ampliaba estos indultos a la jurisdicción de los nobles y señores pero debia llevar la firma del Rey y desde Juan II debían ser solo en Viernes Santo. Luego la constitución de 1812 seguía recogiendo el derecho de Gracia y así llegó a la de 1978 amparándose en una ley de 1879.
Dado que en las Escrituras Dios se compadece y perdona, los legisladores del mundo cristiano interpretaron que el sistema judicial debía tratar de imitar a la divinidad lo mejor posible. Así nacieron los indultos, como un derecho de los monarcas para invocar la misericordia de Dios cuando la justicia humana había sido demasiado severa, o concurrían causas que hacían una sentencia desmesurada.
La justificación del indulto era siempre de índole religioso. «Yo Doña Isabel, por la gracia de Dios, reina de Castilla, de León, de Aragón, etc. Por cuanto en tal día como el Viernes Santo de la Cruz Nuestro Señor Jesucristo recibió muerte y pasión por salvar el humanal linaje e perdonó su muerte e pasión, por ende yo, por servicio suyo e porque por la su santa misericordia e piedad quiera perdonar las ánimas del Rey don Juan, mi señor e padre, de esclarecida memoria, e del señor Rey don Enrique, nuestro hermano». Encotramos en el indulto de Viernes Santo a Diego García, cuchillero, vecino de la ciudad de Écija.
EN MARCHENA EL DULCE NOMBRE LIBERABA UN PRESO A SU PASO POR LA CÁRCEL
En Marchena la hermandad dl Dulce Nombre con la asistencia de los frailes Jesuitas tenían la csotumbre de liberar un preso al paso de la cárcel, documentada en el conocido sucesos del Jueves Santo de 1765. El Asistente del Ayuntamiento dió orden a los soldados de la cárcel de que disparasen si algún penitente del Dulce Nombre, en su regreso de la estación de penitencia a San Juan y al pasar por la puerta de la cárcel intentaba liberar algún preso.
Estos hechos sparecieron relatados en un pergamino pegado en el interior de una imagen dentro de la iglesia de Santa Isabel y analizados por el historiador Julián Jose Lozano.
Los soldados, de quienes los jesuitas dicen que estaban bebidos dispararon contra la multitud, despejan la calle a cuchilladas y hubo muchos muertos y heridos. La estatuta del “Niño Jesús” dice el relato, que va en la procesión recibió varios balazos y al final rodó por los suelos. Hubo toque de alarma y los soldados se encerraron en la fortaleza del Castillo de la Mota -según las crónicas jesuíticas-. Los miembros del Ayuntamiento se refugiaron en iglesias y conventos temiendo la ira popular. El Colegio Jesuíta cerró sus puertas y solo dejó entrar a uno de los alcaldes, que aconsejado por el rector, solucionó todo de forma que a la caída de la noche se había hecho la paz.

FUENTE: Perdones de Viernes santo en la Ecija de los Reyes Catolicos . (1475-1501).
Diciembre 2014 Ramón Freire Gálvez. 

Indultos de la cámara de Castilla en tiempos de los Austrias. Juan Luis de las Heras. Universidad de Salamanca.