La Langosta es una especie de ortóptero celífero de la familia Acrididae, ampliamente distribuida en Europa, África, Asia y Australia, además empieza a estar presente en América Central.
Las langostas tienen la capacidad de cambiar su comportamiento y hábitos debido a que pueden migrar a grandes distancias.
La zona de La Serena es una de las pocas áreas de España donde las langostas viven todo el año. Son animales necesarios para que las aves de la zona se alimenten, al tratarse de una zona ZEPA (Zonas de Especial Protección para las Aves). El problema es que el número de estos animales es excesivo desde hace ya tiempo, lo cual produce también problemas de seguridad vial.
Este tipo de insectos son capaces de devorar grandes cantidades de vegetación y cultivos, de hecho, son consideradas la plaga más antigua del mundo y responsables de grandes pérdidas agrícolas.
Las langostas migratorias viven en dos fases: la fase solitaria y la fase gregaria. Por un lado, les gusta vivir aisladas, sin embargo, cuando se juntan, el conjunto de feromona que desprenden hacen que se conviertan en enjambres, formado por millones de ejemplares hambrientas.
En esta última fase llegan a asaltar pastizales y cultivos críticos como trigo, arroz, maíz, mijo, cebada, avena, caña de azúcar y sorgo.
Las plagas de langosta son un desastre natural devastador. Han sido temidas y respetadas a lo largo de la historia y, desgraciadamente, siguen causando estragos en la actualidad. Las langostas son cercanas a los saltamontes y son insectos de aspecto parecido. Actualmente hay plagas de Langosta en Africa. La langosta aparecía como mosquito y luego se convertía en saltamontes con alas lo que aumentaba su movilidad.
La última plaga de langosta de tamaño destructivo sucedió en 1988 en Centroáfrica y luego viajó por toda la costa del norte de Africa devorando todo a su paso hasta llegar a Irán e Irak.
En 1853, Marchena y toda la provincia sevillana padecieron una plaga de langosta, informa la Revista Mensual de Agricultura de 1853. Los jornaleros y propietarios limpiaron las tierras del insecto, y muchos fueron repartidos entre los propietarios para luchar contra la plaga.
Cuando el insecto estuvo tan extendido que no hubo otra forma de luchar contra ella el Gobernador Civil autorizó el pago de 10.000 reales para el Ayuntamiento de Marchena. Estos fondos dieron sus frutos y se recogieron solo en nuestro pueblo 4.400 arrobas del insecto, es decir 49.000 kilos.
Las autoridades reaccionan de forma rápida y deciden «autorizar con el mismo objeto la inversión de los fondos municipales, y el empleo de la prestación personal, en atención á la urgencia del caso. Al ayuntamiento de Marchena se han librado 10,000 reales. Estas disposiciones ayudadas de las lluvias y frescura del tiempo, han producido en todas partes, como era de esperar, los mejores resultados ; pues solo en el término de Marchena se han recojido, según nuestras noticias, 4,400 arrobas de dicho insecto» según la revista mensual de agricultura de 1853.
En Mayo de 1853 el Porvenir de Sevilla informa de la terrible plaga de langosta que asolaba los campos sevillanos. En Los Palacios todos los jornaleros del pueblo trabajando gratis no lograron pararla y acabó comiéndose todos los sembrados.
En 1914 se produjo otra plaga de langosta por toda la provincia que no se volvió a repetir hasta 1935 cuando la langosta llegó hasta el término de Marchena.
El 3 de mayo de 1935 el presidente del Sindicato Agrícola de Marchena Martín Barba informa de la aparición de una plaga de langosta en los campos de Marchena con una cantidad «alarmante» según ABC y pide a los agricultores del término que «pongan coto inmediato a la propagación de la plaga que acarrearía muchos males que sumar a los ya existentes por la pérdida de muchas cosechas.
La presión política y de los agricultores logró que el gobierno librara 500.000 pesetas, que en mayo seguían sin llegar el dinero mientras la plaga avanzaba sin control por toda la provincia desde el sur de Badajoz.
La sección agronómica y la Cámara Agraria provincial trataban de parar la plaga en toda la provincia calculando que serían necesarios 45.000 litros de gasolina para acabar con la plaga que entró en la campiña por Lora, y afectó a La Campana, Carmona, Marchena, Dos Hermanas, Los Palacios y Fuentes de Andalucía además de toda la Sierra Norte, Aznalcázar y Villamanrique.
En Lora del Rio se recogieron en 1935 seis mil kilos diarios que el alcalde pagaba a los obreros desempleados a diez centimos el kilo. Los parados mataban a las langostas al atardecer con lanzallamas y gasolina a la salida y puesta del sol que era cuando los insectos se agrupaban. Atraídos por los insectos aparecieron dos mil cigueñas.