El pasado de Marchena resplandece con la luz de las intrigantes relaciones entre Antonia Díaz y Gustavo Adolfo Bécquer durante el auge del romanticismo, las místicas creencias y cultos hacia las Ánimas del Purgatorio, los secretos bien guardados en los conventos y las leyendas que rodean a la esotérica Shams de Marchena.
Calle Ánimas: El Culto a las Ánimas del Purgatorio
Marchena ha sido desde tiempos inmemoriales, un lugar donde la fe y la devoción se manifiestan en sus calles y templos. El culto a las Ánimas del Purgatorio es una práctica que refleja la conexión profunda entre los vivos y aquellos en transición hacia la eternidad. En los conventos de Santo Domingo y San Agustín, los sepulcros ducales son testigos mudos de la historia y la tradición religiosa. Además, los juicios de la Inquisición dejaron una huella indeleble en la historia de la localidad, resaltando casos como el del Dominico Domingo de Baltanás, cuyas prácticas exorcistas causaron revuelo en su época.
Los Cultos a la Animas del purgatorio
Las calles Ánimas y Purgatorio en Marchena son un recordatorio constante del culto a las almas en tránsito. Cada anochecer, al sonar el toque de ánimas, las puertas de las murallas se cerraban, invitando a la reflexión y la plegaria. Las hermandades de Ánimas desempeñaban un papel crucial, proporcionando el último adiós a los difuntos pobres con dignidad, y con el tiempo, se convirtieron en instituciones poderosas que incluso financiaron obras públicas.
El toque de Animas
Una hora después del toque de ánimas cada noche se cerraban las puertas de las murallas y se cerraban los templos hasta el amanecer del día siguiente.
El momento para meditar sobre las Animas era el amanecer y atardecer, entre la luz y la oscuridad. La Virgen de la Aurora constituye una devoción muy habitual en las hermandades de ánimas como la disipadora de los temores nocturnos. A partir del toque de queda, una hora después del toque de Animas solo quedaban en las calles quienes desafiando la ley se dedicaban a actividades ilicitas o inmorales.
En Marchena encontramos en el callejero sus huellas. Las calles Animas y Purgatorio, hoy Luis del Motor. Y las hermandades de Animas de San Juan, San Miguel, San Sebastián, y los conventos de Santo Domingo y San Francisco.
Antonia Díaz, Bécquer y el Románticismo
La amistad entre Antonia Díaz y Gustavo Adolfo Bécquer refleja un tiempo donde el romanticismo florecía en cada esquina. La colaboración en la creación del monumento a Bécquer y el apoyo a la primera edición de sus «Obras», demuestra la sinergia creativa y el mecenazgo cultural que existía. La fundación José Manuel Lara conserva cartas que relatan la profunda relación entre estos personajes y el legado romántico que dejaron.
Shams de Marchena: La Mística Esotérica
Shams de Marchena, una mística sufi, representa la conexión entre lo divino y lo humano en Marchena. Conocida por sus habilidades como la clarividencia y la comunicación a distancia, Shams es un enigma que aún hoy resuena en la cultura local, con bandas como La Morisca dedicándole tributos musicales.
La leyenda del Arco de la Rosa
La leyenda del Arco de la Rosa y los amores entre Diego Ponce de León y una mora granadina, sumergen a Marchena en un aura de misterio y romance. A través de los siglos, estas historias han sido narradas, añadiendo un toque de enigma y pasión a la rica tapestría histórica de Marchena.
Marchena, con su rica historia y tradiciones, sigue siendo un lugar donde el pasado y el presente dialogan en un continuo relato que invita a explorar y descubrir los misterios y romances que la hacen única.
INQUISICION EN MARCHENA
En Santo Domingo y San Agustín podemos encontrar los sepulcros ducales. Si bien los primeros no son visitables, están en una cripta bajo el Cristo de San Pedro las tumbas del I Duque de Arcos, Rodrigo y de su hijo Luis Cristóbal con sus esposas e hijos. En San Agustín está la tumba de Manuel Ponce de León en un muro elevado junto al altar mayor.
Entre los primeros juicios de la Inquisición relacionados con Marchena destaca el Dominico Domingo de Baltanás que tras participar en la fundación de Santo Domingo de Marchena fue juzgado por la Inquisición por tocamientos a más de cien monjas a las que ponía la mano en el sexo para hacerles allí mismo un exorcismo diciendo, Jesus Vincit, Jesus Regnat, al más puro estilo de los ensalmos.
A finales del siglo XV y antes de ser construido Santo Domingo en 1530 fueron juzgados numerosos judeoconversos de Marchena a los que se les condenaba a pagar ciertas cantidades, se les imponía un sambenito, a modo de capirote sobre la cabeza o se les condenaba a sufrir verguenza colocando sus nombres y apellidos en una manta colgada de la iglesia de San Juan. De hecho existen documento9s de 1520 que hablan de un cementerios de conversos.
Tampoco se libraron de la Inquisición Juan de Los Rios, cura de Marchena acusado de tocar a varias feligresas con las que organizaba rosarios publicos en San sebastián en el XVIII o Dolores López la Beata Ciega, última mujer quemada por la Inquisición en Sevilla tras tener escarceos con varios de sus confesores en Marchena y Lucena.
HIERBAS VENENOSAS E INTENTO DE ASESINATO
El beleño negro hazen enloquecer, y engendrar sueños muy graves, por donde se tiene por peligroso usar dellas. según escribió Dioscorides, en su obra «A cerca de la materia medicinal, y de los venenos mortiferos».
Para que la Madre Isabel de San José rectora del colegio de niñas huerfanas de Santa isabel perdiera el sentido le echaron en la cabecera de la cama polvo de beleño negro, provocándole delirios epilepsia, insomnio, terrores, bronquitis asma, etc. Dijo Teresa de Santa Rosa, una de las alumnas del colegio en el juicio que se abrió en Febrero de 1706 por intento de asesinato y robo.
Así la Madre Isabel enfermó y llegó a perder el sentido por las raíces de ajonjera y cebolla albarrana que molida en polvo le echaban en los pucheros y en las lentejas y en la bebida, simiente de gusanos de seda.
El conflicto dentro del convento comenzó cuando según testimonio de Teresa de Santa Rosa, dijo haber visto a las cuatro acusadas planear el casamiento de la alumna Isabel de San Pablo con el carpintero José Carmona robando el trigo del pósito de la iglesia y de la Virgen al objeto de pagar dicha boda.
La Madre Isabel, para impedir la boda, y evitar el robo les quitó las llaves de las oficinas del colegio y prohibió que le diesen a José de Carmona ningún tipo de bienes. La cuestión terminó con una querella criminal contra cuatro monjas del convento y colegio entonces ubicado en el edificio de La Milagrosa.