Los Campanilleros de La Niña de la Puebla y sus inicios profesionales en Marchena
José Antonio Suárez López
Los campanilleros de La Niña de la Puebla es la creación más popular de la Niña de la Puebla hasta el día de hoy y la que le lanzó a la fama.
Sucedió en Madrid en 1932 cuando el empresario que tenía en Sevilla, Francisco Alday contactó con otro en Madrid y la contratan para el Teatro Olimpia donde canta con Miguel de Molina, Pepita Yarce «la novia de Pepe Marchena que tuvo un hijo de él y Carmen Vargas bailaora». Allí conocíó a su marido Luquitas de Marchena, que era de Linares, pero Pepe Marchena le puso este nombre artístico y se casaron en seis meses. Gracias a este éxito hizo su primera gira, grabó su primer disco y se hizo rica y grabó su primera película.
Sobre su origen ella misma lo explica en la revista Sevilla Flamenca en una entrevista a Manuel Roda en 1990. «Ya Manuel Torre había hecho los campanilleros pero no había tenido tanto éxito y la popularidad que tuvieron los míos. Me la hizo mi padre. Y yo basándome en lo que había hecho Manuel Torres, de aquello hice una creación. Cuando íbamos por los pueblos de gira, salían a tocarnos la música y la gente venía a tocarme la ropa».
«En aquella época en la Puebla existía el Rosario de la Aurora en nochebuena y Semana Santa pero eran distintos a lo que he grabado yo después como cosa bíblica, pero es otro estilo. Yo cogí lo que cantaba Manuel Torre, «A la puerta de un rico avariento» y lo lance con una letra distinta con la musicalidad que yo podía darle». El éxito le llevó a grabar la película «Madre alegría» en 1935.
Los inicios del cante de la niña de la Puebla en Marchena arrancan en Morón donde su padre tenía dos peluquerías de lujo. Mi padre me compró un piano y me puso un profesor particular, organista de la iglesia de San Miguel de Morón. Alli ella cantaba por las fiestas y sin cobrar. También cantaba en el coro de la iglesia. Subió a un escenario por primera vez en Morón en un festival a beneficio de Jesús de la Cañada. «Canté un fandango, a la gente le gustó tanto que no parabas de decirme Olé y de aplaudirme de gritarme aquello emociono tanto que ahí empezó mi afición».
«Mi padre veía muy mal que yo ganará dinero cantando. Le parecía algo muy malo. Un día que le canté a una vecina sin saber cómo después de cantar me vi rodeada de monedas que me daba la gente. Cuando mi padre vio aquello se enfadó tanto que me llevo a casa y tiró las monedas al váter».
Contacta con los profesionales del cante a través de los concursos. Ganó un concurso en Marchena «Onza de oro y copa de plata», y otros en La Puebla y Lantejuela mientras escuchaba los discos de Pepe Marchena «aquellas melodías tan bonita yo decía esto sí que me gusta a mí».
«Mi padre se mudó a La Puebla y allí empezó mi carrera artística. Un día cantaba Pepe Marchena en su pueblo y yo con unas amigas y salvando la oposición de mi padre nos fuimos en un burro de La puebla a Marchena a escucharlo y aquel me escuchara cantar mi padre claro se vino detrás. Y cuando llegamos al hotel me presentó a Marchena y yo le dije que quería cantar en su espectáculo. Canté dos noches, cantes que Pepe Marchena y me gané mis primeros 10 duros. Ni yo ni mi padre queríamos cogerlos».
«Con aquella actuación mi nombre llegó a Sevilla y entonces vino a contratarme don Francisco Alday dueño de salón Olimpia de Sevilla salón de variedades. Me contrató dos temporadas de 15 días cada una siendo me debut fue el mismo día que estalló la República 14 de abril de 1931, tenía yo 23 años y allí trabaje con Rosario y Antonio que eran los chavalillos sevillanos con la Malena con Juan Mendoza, el primitivo niño de Utrera, el Carbonerillo etc».
Foto de Portada: Diego González Ragel se trajo técnicas de publicidad novedosas a España, se trataba de publicidad en los coches. Para poner en marcha este invento convencio a la casa Ford para que regalase un coche a la Niña de la Puebla con la publicidad de su exito «Los Campanilleros», una vez conseguido su objetivo, dejo constancia en esta fotografía