La historia del Cristo de San Pedro es una historia de mestizaje. Comienza en Gante, donde un fraile franciscano familia del Emperador Carlos V ideó la escuela de Texcoco, México, como una vía para que los indígenas pudieran escapar de la explotación a la que les sometían los encomenderos. Allí se educó Francisco Ortiz, hijo de un importante cacique local, que tras pasar por las manos del maestro funda un taller en La Puebla de los Ángeles, el primer taller de escultura documentado en Hispanoamérica. De este taller salió el Cristo de San Pedro.
«En la ciudad de Puebla, huve trato e comunicación con el imaxinero del que ahora hablaré, famoso en aquella tierra por su fama de santidad, y por la grande cantidad de imaxenes de Nº Sºr Jhs Xto que salian de suyas manos de muchas formas e maneras, algunas milagrosas» alumno de Pedro de Mur o Gante.
«…Este imaxinero era hijo de un cacique principal de Tezcuço, (Texcoco) llamábase Fco. Ortiz, y mandaba un gran taller en esta dicha ciudad de Puebla, de donde salieron muchas imaxenes y otras cosas tocantes a su oficio para aquellos lugares, y otras para España, de las que yo algunas traxe a mi buelta, y que ahora pasare noticia dellas para que ansi no se pierda su orixen y memoria…».
EL VERDADERO ORIGEN DEL CRISTO DE SAN PEDRO
Gracias a la investigación de Fernando Villa se ha podido documentar al primer alumno de Pedro de Gante, el escultor Francisco Ortíz, nombre con el que fue bautizado el hijo de un importante cacique local, que tras pasar por las manos del maestro funda un taller de esculturas de grandes cristos en la ciudad de la Puebla de los Ángeles, el primer taller de escultura documentado en Hispanoamérica.
Por órdenes del emperador que atendía la llamada de Cortés, Pedro de Gante y otros dos frailes llegan a 1523 a Veracruz, y se instala en Texcoco, alojado por el rey Ixtlixóchitl y allí vivió entre 1523 y 1526. Con ellos iba Fray Juan Tecto, guardián del convento franciscano de Gante -origen de los tres frailes- y confesor de Carlos V.
Pedro de Gante fundador del primer colegio europeo en Texcoco Mexico, donde aprendio el autor del Cristo de san Pedro.
Gante fundó en 1523, el Colegio de Texcoco, primera escuela europea en América y primera escuela de artes y oficios para indios donde estudió Francisco Ortiz, autor del Cristo de San Pedro que según Fernando de la Villa Nogales investigador de Carmona es la imagen documentada de crucificado más antigua de toda Hispanoamérica (1549), junto a otros tres de la misma procedencia repartidos por la provincia sevillana formando el conjunto más amplio de crucifijos importados de América considerados como «los primeros crucificados americanos conocidos de manos indígenas, técnicas europeas y estética flamenca».
Pedro de Gante procede de una e las más prominentes familias de Gante con castillos en Pollare y en Laarne. Fue educado en Lovaina y pudo haber servido a la corona antes de convertirse en un hermano lego de la orden franciscana. Conoció a Carlos V cuando viajaron juntos de Gante a España en 1522. Pedro tenía un personalidad muy activa y dinámica lo que lo llevó a hacer uso de sus contactos cuando la situación lo requería.
Ciudad de Mexico antes de la llegada de los españoles en el lago Texcoco.
TEXCOCO: LA ESCUELA COMO ARMA PARA DEFENDER A LOS INDIOS
Siguiendo a Fray Bartolomé de las Casas, Gante dirige su vocación religiosa hacia la defensa de los indios creando colegios que les permitía escapar de los abusos de los encomenderos, y tener un oficio manual sin depender del trabajo de la tierra. Gante ayudó a Las Casas a entrevistarse con el rey para denunciar los abusos a los indios.
Gante críticó a los encomenderos porque debido a la presión a la que eran sometidos los indios «no iban a misa por conseguir lo necesario para pagar los tributos» según la carta de fray Pedro de Gante al emperador don Carlos V” de 15 de febrero de 1552 por lo que exigió a las autoridades coloniales el respeto y la aplicación de las leyes protectoras de los indios y pide al Rey por carta que tome medidas.
Convento de San Francisco de México.
En ese momento el debate en España era si los indios eran idólatras y sus creencias eran inspiradas por el Demonio y difícilmente cristianizables o si eran -por contra- seres con alma y dignos de ser cristianizados. Zanja la cuestión el Papa Paulo III afirmando que «son capaces de la fe cristiana en cuanto hombres verdaderos» por lo que no deberán ser privados de la libertad ni de sus bienes».
Para Gante la única manera de reducir el sufrimiento de los indios de manos de sus explotadores era continuar con sus tareas educativas por lo que hizo hizo de la educación un arma para la defensa indígena. Al verse obligados a ir a los colegios los indios dejaron de sufrir tanta carga laboral, y al educarlos en artes y oficios, se limitaba la capacidad de los encomenderos para explotarlos.
El emperador Carlos V.
Cuando estaban suficientemente educados se les bautizaba. El primer bautizo de indios fue en en 1524 por fray Martín de Valencia, entre ellos se bautizó el rey de Texcoco, Ixtlixóchitl, gracias a que Gante los adoctrinó antes. En Texcoco se realizó el primer matrimonio entre indios el 14 de octubre de 1526.
SAN JOSE DE LOS NATURALES.: LA SEGUNDA ESCUELA DE PEDRO DE GANTE
El Colegio de San José de los Naturales, fundado por fray Pedro de Gante en Texcoco, se traslada al convento de San Francisco en la capital en 1527. En San José se enseñaba sastrería, zapatería, carpintería, lapidaria, orfebrería, cantería, alfarería, teñido, curtido, fundición de campana, herrería, bordado, pintura y escultura (Kobayashi 195).
La antigua ciudad de Texcoco.
Los conocimientos adquiridos en estos talleres se aplicaban a las las peregrinaciones y procesiones de Semana Santa con música y representaciones escénicas. Para ello Gante creó la Cofradía del Santísimo Sacramento, en el Colegio de San José sede de todas las procesiones de Semana Santa, como las Ánimas, la del Cordón de San Francisco y la del Santo Entierro (Ricard 289).
Gante provechó su parentesco con el Emperador Carlos V para solicitarle «les hiciese mercedes a estos indios y a la dicha escuela, de alguna ayuda para la sustentación de los naturales, y para que los indios […] tengan qué comer y de dónde pagar su tributo, y la doctrina de unos en otros fuese adelante».
Para los franciscanos era importante congregar a grandes masas de indios para bautizarlos por lo que idean grandes patios junto al convento de San José donde se bautizaban miles de indios: «se necesita que se junten los indios y no estén derramados por los montes sin conocimiento de Dios,(…) pues de estar en los montes, no se sigue sino idolatrías; y de estar juntos y visitallos, se sigue cristiandad» escribió Gante.
El Cristo de Veracruz de Carmona es otro de los que vino de México junto con el Cristo de San Pedro.
El mestizaje resultante quedó plasmado en las obras escultóricas y arquitectónicas de los primeros conventos e iglesias edificadas por los propios indios, muchas de ellas perdidas.
Para enseñar el catecismo en lengua náhuatl Gante ideó en 1527 unas cartillas en las que usó pictogramas, buscando asemejarse a los códices prehispánicos para que los indios tuvieran más interés en su enseñanza. Entre las figuras dibujadas, en las oraciones escritas en náhuatl, se encontraban la Virgen María, Jesucristo y los apóstoles. Edificaba las iglesias sobre templos prehispánicos o en el centro de las comunidades indígenas.
Bernal Díaz del Castillo escribió que «todos los indios naturales de estas tierras han aprendido muy bien todos los oficios que hay en Castilla entre nosotros, y tienen sus
tiendas de los oficios y obreros y son (…) pintores, y entalladores hacen tan primas obras con sus sutiles leznas de hierro […] que si no las hubiese visto no pudiera creer que indios lo hacían […].
En una carta del 27 de junio de 1529, fray Pedro de Gante dice: «He escogido unos cincuenta muchachos de los más avisados, y cada semana les enseño uno por uno lo que toca decir o predicar la domínica siguiente,(…). Los domingos salen estos muchachos a predicar por la ciudad y toda la comarca. (…) Nosotros con ellos vamos a la redonda destruyendo ídolos y templos por una parte, mientras ellos hacen lo mismo en otra, y levantamos iglesias al
Dios verdadero».
A partir de 1565, las ordenes mendicantes empiezan a perder poder a manos de la iglesia ordinaria y aumentan los ataques a los franciscanos, incluyendo a Gante y así Alonso de Montúfar, segundo arzobispo de México, consideró nefasta la excesiva influencia franciscana en los Indios afirmando que “yo no soy arzobispo de México, sino Fr. Pedro de Gante, lego de S. Francisco” (Mendieta 609).
Al final de su vida Gante fue marginado y sus colegios arruinados. El Colegio y capilla abierta de San José en México entró en un periodo de decadencia del cual no pudo reponerse y fue demolida en 1769 por orden del rey Carlos III, construyéndose sobre sus ruinas la iglesia de San Felipe de Jesús.
El Cristo de Veracruz de Huevar que también vino en el mismo barco desde México.