Para Trinidad Argota, responsable de Servicios Públicos Supramunicipales de la Diputación de Sevilla, las vías verdes son «un motor económico» para los pueblos en los que se encuentran, defendiendo el compromiso de su institución por «mantener las vías verdes que existen sostenibles y accesibles y aumentarlas, para poner a disposición de la ciudadanía más kilómetros y optimizar su usabilidad».
«Equipamientos de uso público, que aportan grandes beneficios a los municipios cercanos: la reutilización de su patrimonio ferroviario que está fuera de servicio; la puesta en valor del territorio, a través de iniciativas de turismo activo y sostenible, como son el senderismo, el cicloturismo, el astroturismo o la observación de aves, y la contribución a la desestacionalización de la oferta turística rural».
«En definitiva, la diversificación de los ingresos en el medio rural, la creación de empleo y la fijación de la población joven a sus lugares de origen», ha dicho.
Junto a ella han inaugurado la jornada la alcaldesa marchenera, Mar Romero, y Carmen Aycart, asesora de este tipo de iniciativas en las vías verdes de Andalucía.
Mar Romero ha ponderado la celebración en su municipio de esta jornada, «que tiene que ver con el medio ambiente, pero también con la accesibilidad en las vías verdes, por lo que lo que aquí se analice va a ser un referente para los ayuntamientos, en cuanto a las políticas que estamos haciendo para integrar ese turismo saludable y ambiental con la posibilidad de que todas las personas en igualdad puedan disfrutar de ellas, desarrollando entornos accesibles a toda la ciudadanía para esos espacios recreativos».
La provincia de Sevilla cuenta ya con seis vías verdes operativas: Sierra, La Campiña, Itálica, Sierra Norte de Sevilla, El Ronquillo y Las Lagunas. Casi 170 kilómetros de extensión total. Y aún existen otros antiguos trazados ferroviarios fuera de servicio, susceptibles se ser convertidos en nuevas vías verdes.